martes, 14 de diciembre de 2010

¡Ni un paso atrás!

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 14 de diciembre de 2010

Sí, ¡ni un paso atrás!
De esto debemos convencernos todos aquellos quienes desde distintas identidades nacionales y político-partidarias nos hemos brindado y seguimos haciéndolo por terminar con la explotación del hombre por el hombre.
De esto debemos convencernos los millones de hombres y mujeres que en nuestro país, a diario, aportamos nuestro granito de arena para construir una nueva sociedad donde “no sea algo natural y normal” ver gente revolviendo tachos de basura, durmiendo en las calles o tirando de un carro con decenas de kilos de cartón y plástico.
De esto debemos estar convencidos los que soñamos y luchamos por un país inclusivo DE VERDAD, donde el de al lado es mi hermano y compañero por el sólo hecho de SER HUMANO, y por eso tiene los mismos derechos que cualquiera de quienes habitamos esta tierra.
De esto debemos estar seguros todos quienes más allá de nuestro ámbito de militancia y de que si cantamos la Internacional o la Marcha Peronista sabemos que estamos en un momento crucial para el futuro de nuestro país y que debemos definir esa “gran batalla” para luego, sí, debatir con franqueza nuestras lógicas diferencias sin poner en riesgo el camino elegido.
De esto debemos estar convencidos tanto quienes aseguran que están poniendo en práctica “un modelo distinto de país” (sin explicitar con detalles cuál es ese modelo y hacia dónde vamos), como aquellos otros quienes sostenemos que hay grandes avances, pero también grandes retrocesos y estancamientos y que por eso es necesario criticar dcha. paso en falso para reagrupar fuerzas a favor de la profundización del “modelo”.
De esto debemos estar seguros unos y otros, concientes que nos estamos acercando al momento donde se acaba la cháchara y hay que definir: o avanzamos decididamente hacia la construcción de una sociedad no capitalista o seguimos redistribuyendo riqueza para mantener la pobreza y todo como está.
La ineptitud para gobernar, la soberbia de clase y la ignorancia de Mauricio Macri cuentan con el apoyo de una porción nada despreciable de los habitantes de nuestra Ciudad (y también del país), quienes siempre han sido cautivos del discurso de la derecha, que no es otra que la que los hizo vivir (a muchos de sus adeptos) los peores años de su vida.
Que un Jefe de Gobierno con una identidad claramente fascistoide incite a través de su discurso al odio racial es tan grave como que aún existan en nuestra sociedad hombre y mujeres (muchos de ellos descendientes de inmigrantes) que repitan ese discurso sin mirarse al espejo y sin siquiera sonrojarse.
¡Ni un paso atrás!
Porque lo que hemos conseguido en estos años no fue un regalo del “kirchnerismo” –como intentan presentarlo- sino el fruto de décadas de lucha de las distintas corrientes que integran el campo popular nacional y que han sabido –con aciertos y errores- construir una corriente y fuerza multisectorial –y desorganizada- capaz de incidir de manera decisiva en las grandes decisiones del país.
No podemos ni debemos mirar para el costado.
Cierren los ojos un momento, transpórtense en el tiempo y díganme qué diferencias existen entre el discurso de Macri y el de Taleat, y entre quienes salieron a cazar bolivianos y paraguayos con los que salieron a cazar armenios en el imperio otomano.
Me dolió, y mucho, escuchar voces en nuestra colectividad –y por supuesto, fuera de ella- dando a entender que no sintieron dolor alguno por lo que pasaba o, peor, que estuvieron de acuerdo con el accionar de los matones y fascistas a sueldo disfrazados de “vecinos ofuscados”.
¿Qué nos está pasando? ¿Acaso nuestros muertos valen y los ajenos no? ¿Acaso nuestro reclamo es justo y el de otros no? ¿Acaso nosotros tenemos derechos que otros no deberían tener? ¿Qué nos está pasando?
El otro día le dije a un amigo que si Cristo apareciera hoy entre nosotros, seguramente sería apedreado por quienes dicen ser sus files, porque ellos sí “pagan impuestos” y con tal defender la propiedad privada.
Abramos los ojos, miremos alrededor y podremos ver con mucha claridad que los verdaderos usurpadores, los verdaderos delincuentes, los verdaderos destructores del país no ocupan terrenos en el Bajo Flores ni el Villa Soldati. Ellos, pasean por el mundo libremente, con la impunidad que le otorga el sistema que han sabido construir y conservar.
Por eso, ¡Ni un paso atrás!, porque el futuro nos pertenece.


Adrián Lomlomdjian
Director

A 90 años del 29 de Noviembre de 1920

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 30 de noviembre de 2010


Hace 90 años nacía la República Socialista Soviética de Armenia y sobre una pequeña porción de sus históricos territorios el pueblo armenio comenzaba a andar hacia el cumplimiento de ese enorme desafío asumido: construir la nueva sociedad socialista, sin explotadores ni explotados, en paz y amistad con los pueblos vecinos, sobre la base de la cooperación mutua y desinteresada.
Conocidos los 70 años de edificación socialista en Armenia, con lo bueno y lo malo, con sus aciertos y errores, podemos asegurar que quienes encabezaron ese proceso y quienes lo continuaron son los responsables primarios de la existencia misma del pueblo armenio y de su Estado nacional.
A lo largo de esas décadas Armenia se afianzó como país, logrando altos niveles de desarrollo en todas las áreas, alcanzando en algunas de ellas -como la educación, la ciencia y la tecnología- un crecimiento inédito e impensado para un país que tenía una estructura semi-feudal, había sufrido el genocidio de un millón y medio de sus hijos y la pérdida de gran parte de sus territorios.
Pero más allá de números, cifras y datos que demuestren de manera irrefutable el renacimiento socialista vivido por los armenios (al igual que por las otras casi 100 nacionalidades que conformaban la URSS), lo que queremos destacar de aquella experiencia es que se había logrado poner en el centro de la atención de todo un pueblo el objetivo del crecimiento y desarrollo conjunto de toda la sociedad, superando así egoísmos, individualismos y mezquindades.
TODOS POR y PARA TODOS. Así guiaron su accionar quienes dirigieron y quienes fueron dirigidos. El claro ejemplo de ello fue el proceso de repatriación abierto ni bien finalizó la Segunda Guerra Mundial. Allí, un pueblo que había sufrido la pérdida de centenares de miles de sus hijos y además, como parte de la Unión encontraba su economía devastada, no dudó un segundo en abrir sus brazos y compartir lo poco que había con aquellos hermanos que añoraban regresar a la tierra madre. Y hacia la Armenia renaciente y socialista partieron más de 300 mil armenios que sobreviviendo al genocidio habían encontrado refugio y seguridad en distintos países.
Por ello podemos afirmar que fue el socialismo el UNICO capaz de hacer realidad el sueño del retorno. Como lo hizo con otros muchos sueños. Como lo seguirá haciendo. Siempre.

Adrián Lomlomdjian
Director

Taner Aksham y nosotros

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 23 de noviembre de 2010


A iniciativa de la Fundación Luisa Hairabedian, y para participar de la presentación de la traducción al español de su libro “Un acto vergonzoso. El Genocidio Armenio y la cuestión de la responsabilidad Turca", llegó a nuestra Ciudad el historiador, investigador y militante por los derechos humanos Taner Aksham, de nacionalidad turca.
De 57 años, Aksham pasó de militante y director de periódico de la organización de izquierda “Línea Revolucionaria” a desarrollar una intensa actividad académica, manteniendo firmes sus ideales y convicciones.
Fue encarcelado en dos oportunidades durante su juventud y condenado a 10 años de prisión por actividad subversiva. Se fugó de la cárcel luego de más de un año de encierro y al otorgársele asilo político en Alemania, partió a establecerse a dicho país. Hoy, brinda charlas y conferencias en distintos países y es jefe de cátedra en la Universidad de Los Ángeles, Estados Unidos.
Es un inclaudicable luchador por el Reconocimiento del Genocidio de Armenios y sus obras e investigaciones van dirigidas en esa dirección, transformándose en documentos imprescindibles y difíciles de ser rebatidos.
Amigo del asesinado periodista armenio Hrant Dink, está convencido que realiza un aporte importante a la construcción de una nueva sociedad en su país.
Hasta aquí, una breve reseña de quien el próximo jueves 25 de noviembre, a partir de las 19 horas, se presentará en la Facultad de Derecho, presentando su último libro.
Claro que para quien les habla, y a pesar de no conocerlo y de no haberlo tratado personalmente, Taner Aksham es un compañero, un camarada de lucha, uno más entre los millones que en distintos puntos del planeta y en diversos idiomas hablamos el mismo lenguaje, porque tenemos un mismo objetivo: acabar con este orden planetario injusto y sentar las bases para la construcción de la nueva sociedad sin explotados ni explotadores.
Para ello resulta fundamental, ante todo, abordar de manera decidida las acciones conducentes a la construcción del hombre nuevo, que no es otro que el actual, nosotros, quienes nos rodean, pero muñidos de otra visión en la que queden excluidas las mezquindades, el egoísmo, el individualismo, las mentiras, el sectarismo, la veneración de lo material, la hipocresía y todas esas otras lacras sobre las que asienta su poder el capitalismo.
Esta es, a no dudarlo, la principal lucha que debemos afrontar quienes estamos decididos a pasar por esta vida habiendo intentado realizar nuestro aporte a la superación de la humanidad. Es la madre de todas las luchas, la más difícil, la que debemos llevar noche y día, la que requiere de nuestra atención permanente y de nuestra paciencia sin límites.
Porque esta lucha nos demuestra que muchas de las cosas que queremos cambiar están tan arraigadas en quienes nos rodean –y a veces, en nosotros mismos-, que a veces resulta imposible tratar de convencer que “lo natural” no es “tan natural” y que “lo normal” no es “lo normal”, sino que son parte de las imposiciones de un sistema de nos intenta ahogar y perturbar mentalmente las 24 horas del día (incluso cuando dormimos, a no dudarlo).
Por eso sabernos acompañados, sentirnos rodeados por millones y millones de compañeros en todo el mundo, hace que la lucha no decaiga, que no perdamos de vista los objetivos principales y que no nos confundamos con los espejitos de colores que los “nuevos colonizadores de siempre” quieren vendernos.
Ayer, escuchando al compañero profesor Taner Aksham y a miembros de las distintas instituciones de nuestra comunidad que hicieron algunas preguntas, un sentimiento ambiguo me embargó: por un lado, la preocupación que causa la certeza de que hemos de recorrer mucho camino hasta que logremos desintoxicarnos del sectarismo y la soberbia que predomina en nuestras visiones; por el otro, la satisfacción de reconocer a un compañero de lucha, más allá de las diferencias culturales, idiomáticas y nacionales.
Estamos a días de celebrar el 90 aniversario del nacimiento de la hoy ya inexistente, al menos como formación estatal, República Socialista Soviética de Armenia.
Hace nueve décadas, en esa pequeña porción de territorio de 29.000 km², un pueblo que había soportado matanzas planificadas e indiscriminadas, el saqueo de sus bienes personales y de su patrimonio nacional, que había sido obligado a abandonar aquellas tierras que había habitado durante siglos junto a hombre y mujeres de otras nacionalidades, ese pueblo decidía comenzar a construir un país sobre bases totalmente distintas a las conocidas hasta entonces, un país donde todos se sintieran hermanos y donde no existieran otros grandes objetivos que no fueron los comunes, aquellos que permitirían dar forma a una sociedad que lograra nutrirse de las distintas capacidades de quienes la conformaban y de satisfacer las necesidades de cada uno de sus miembros.
Y se hizo mucho. A no dudarlo.
Porque no es cosa fácil entender que más allá disputas y diferencias ancestrales uno puede encontrar en el otro a un hermano, a un compañero. No es cosa fácil entender que no hay nada mejor que crecer y disfrutar junto a todos, y no hacerlo rodeado de las penurias y las desgracias ajenas. No es cosa fácil asumir y actuar sabiendo que todo es de todos y que todos tenemos los mismos derechos y obligaciones. No es cosa fácil comprender que más allá de la terminación de los apellidos, del color de nuestras pieles, del idioma que hablamos, de la creencia que profesamos y de la identidad nacional que asumimos, somos humanos y habitamos un mismo planeta que debemos proteger, cuidar y salvar para el bien de todos.
La lucha continúa y es permanente mientras exista –y domine las relaciones humanas- el explotador y expoliador sistema capitalista.
Así lo entiende el profesor, compañero Taner Aksham, quien no duda en sumarse a una lucha específica con la que considera está haciendo su aporte a la nueva sociedad.
Así lo entienden en la Fundación Luisa Hairabedian, encabezados por nuestro querido y respetado compañero Gregorio Hairabedian, quienes no dudaron en abrirle juicio al Estado turco basándose en el Derecho a la Verdad y a la Justicia, convencido de estar sentando precedente para que ningún genocidio quede impune a pesar del paso del tiempo.
Y así lo entendemos nosotros también, los millones de hombres y mujeres decididos a no retroceder jamás, porque sabemos que “la única lucha que se pierde, es la que se abandona”.


Adrián Lomlomdjian
Director

No se ilusionen…

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 2 de noviembre de 2010

Fue un golpe duro. Para propios y extraños.
Para nosotros, quienes no dudamos en ubicarnos en el campo popular que sueña y construye una Argentina en donde estemos incluídos y disfrutemos todos, fue tan duro como el asesinato de Mariano Ferreyra.
Se apagó la vida del ex Presidente Néstor Kirchner y en apenas un par de días, se acabaron un montón de “supuestos” que eran presentados como “realidades incontrastables” por los enemigos de la nueva Argentina que estamos construyendo a pesar de ellos.
Centenares de miles de personas no se movilizaron a despedir a un dirigente político porque les dio “un pancho y una coca”, sino porque como se repitió una y mil veces “les devolvió la dignidad de poder ser alguien”.
Los principales líderes latinoamericanos no lloraron porque se fue un “socio” de negocios, sino porque ya no estará con ellos un compañero de lucha.
Los jóvenes no se movilizaron porque los trajeron en micros, obligados, sino porque sintieron la necesidad y el compromiso de decir: “Aquí estamos, dispuestos a seguir la lucha”.
Los abuelos y abuelas, curtidos en una y mil batallas, no fueron a despedir a quien les negó el 82%, sino a aquel que permitió que hubieran 2 millones de nuevos jubilados y que se aumentaran las jubilaciones por ley 2 veces al año.
Los empleados públicos no fueron a despedir a su jefe porque si no le descontaban el día, sino fueron a homenajear al hombre que les aumentó el salario luego de 12 años de congelamiento y quien puso fin a esa constante de echar empleados públicos para cumplir con las recetas del Fondo Monetario.
Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo lloraron porque se fue, como dijeron ellas mismas, uno de sus hijos, aquel que fue a fondo no sólo contra los genocidas, sino también contra sus cómplices civiles.
Y así, podría seguir enumerando un sinfín de razones que movilizaron a centenares de miles de argentinos a lo largo y ancho del país para decirle adiós al ex Presidente, pero también, y por sobre todas las cosas, para decirle a la Presidenta que no dude ni un segundo en continuar por el camino elegido, ya que somos millones quienes, a pesar de nuestras diferencias, estamos dispuestos a bancar todo lo que haga falta para construir una Argentina de iguales.
A pesar de la importante y mayoritaria identidad peronista que acompaña este proceso, queda claro que Kirchner no es Perón, ni que sus muertes significan lo mismo.
Perón dejó como herencia a Isabelita, López Rega y la Triple A, antecedentes inmediatos del terrorismo de Estado. En cambio, Kirchner nos legó a Cristina y su compromiso –al menos expresado hasta la fecha a través de la palabra y los hechos- de seguir por el rumbo elegido.
En cuanto al debate en el que estamos sumergidos en el campo popular quienes arrastramos algunas de las identidades que la conforman, no hace falta mucho para darse cuenta que Kirchner no es el Che. Tampoco Evo. Y nuestra realidad no es la de Cuba ni la de Bolivia. Tampoco la de Brasil ni Venezuela. Es nuestra, única e irrepetible, con todas aquellas particularidades propias de cada uno de nosotros.
Pero ojo. ¿Quién puede sentirse dueño de la verdad absoluta y decir: -“Yo soy revolucionario y los demás no”? ¿Quién puede presentarse como puro y legítimo representante de los ideales de la sociedad socialista? ¿Quién está o se cree apto para juzgar a los distintos sectores que conformamos el campo popular? Y estoy haciendo referencia tanto a algunos sectores del oficialismo, que desde una soberbia incomprensible pretenden hacernos creer que sólo el peronismo es sinónimo de popular y revolucionario, como a ciertos sectores de la izquierda, que parados desde esa otra soberbia que intenta vendernos “pureza” consideran que “nada sirve” y que “todos son lo mismo, excepto ellos”.
Desde aquí, humildemente, sin perder la identidad político-partidaria que uno fue construyendo a lo largo de las décadas, consideramos que la actual etapa trasciende cualquier identidad partidaria específica. Es decir, estamos aquellos quienes queremos seguir profundizando este inédito proceso de construcción de una nueva Argentina y quienes quieren devolvernos a ese pasado de exclusión y humillaciones para muchos y pizza y champagne para uno pocos.
Por eso, ¡Ni lo sueñen!
Aprendimos las lecciones de la historia y como dice la compañera Hebe, la MADRE de todos: ¡Ni un paso atrás!

Adrián Lomlomdjian
Director

martes, 26 de octubre de 2010

Necesitamos muchos "Marianos"

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 26 de octubre de 2010

Gobernantes que traicionan descaradamente los intereses nacionales; dirigentes políticos y sociales que hacen lo contrario a lo que dicen y dicen lo contrario a lo que habían afirmado hace tiempo atrás; hombres y mujeres del espectáculo creyendo que nos están brindando algo interesante y que ciertamente lo que nos están dando es lástima; chantas de todos los colores e ideologías que tratan de vendernos lo que ellos no compran… En fin, seres que pululan por todos lados y que en la mayoría de los casos se convierten en algo así como portadores de actitudes inexplicables para el resto de los humanos.
-“¿Cómo puede ser capaz de eso, si hace poco había dicho lo contrario?”-, es uno de los interrogantes que nos carcome, como aquel otro que dice: -“¿No tiene vergüenza de criticarle al otro lo que él mismo hace todos los días?”-.
Y así, podríamos enumerar una y otra vez situaciones e interrogantes similares.
¿Es acaso Cobos la excepción, el portador de actitudes nunca vistas? ¿Carrió es la única que se la pasa anticipándonos sucesos que nunca se hacen realidad y que vuelve a hacerlo sin siquiera reconocer que alguna vez estuvo equivocada? ¿Duhalde es un piola bárbaro o algunos varios de nosotros somos muy tontos? Y aquellos que vendieron el país y lo desguasaron en los 90, lo incediaron a principios del nuevo siglo, se quedaron con nuestros ahorros y regaron las calles con la sangre de decenas de compatriotas mientras se escapan en helicóptero… ¿Se creen que no tenemos memoria?
Lo peor de todo es que alrededor nuestro hay varios de ellos, es decir, gente que repite el accionar y la actitud de quienes critican. Son varios los Cobos, las Carrió, los Duhalde, los Magneto y los Pedraza que llevan otros apellidos, pero que aplican una misma lógica perversa. Están enquistados en los ámbitos donde desarrollamos nuestras actividades cotidianamente: el trabajo, el club, el barrio…
Están, es cierto. Y molestan.
Pero también es muy cierto que somos más quienes los combatimos, aquellos que nos esforzamos diariamente por transformar nuestras covicciones en acciones de vida, aquellos que no dudamos un instante en hacer prevalecer el objetivo y el bien común por sobre cualquier tipo de beneficio individual, aquellos a quienes no nos asusta parecer “nostálgicos” ni “bichos raros” si de defender principios y valores humanos se trata.
El desafío es grande, porque enfrentamos al adversario directo y a quienes se amparan en cierta fraseología progresista y popular para dañarnos desde adentro. Sólo hace falta mirar y prestar atención.
Y no me olvidé de Mariano Ferreyra, trabajador, estudiante, militante de izquierda, que cayó por ser revolucionario, por ser solidario, por ser él mismo quien sostenía con acciones sus convicciones.
Hoy, a días de su asesinato, podemos ver con claridad quienes son sus verdaderos compañeros –más allá de su indentificación partidaria- y quiénes, tal cual lo enumerado anteriormente, sacan a relucir el estiércol que genera su falsedad e hipocresía.
¡Hasta la victoria siempre, compañero Mariano!
Seremos muchos los “Marianos” necesarios para limpiar tanto excremento.

Adrián Lomlomdjian
Director

Otro intento que vale la pena

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 19 de octubre de 2010

Hace dos semanas dedicamos nuestras editoriales a algunos de aquellos hechos que se convierten en disparadores de situaciones que nos ayudan a ver quién es quién, hasta dónde se refleja en el accionar de muchos lo que dicen sostener desde lo discursivo, cuánto hay de hipocresía en quienes se rasgan las vestiduras tratando de presentarse como lo que no son, y así, sucesivamente.
Sin embargo, quiero abrir un paréntesis y dedicar esta reflexión a este nuevo intento comunitario de lograr consenso sobre una serie de puntos que nos permitan accionar mancomunadamente, más allá de nuestras particularidades.
Porque debe quedar en claro que más allá de las lógicas diferencias que existen entre las corrientes políticas comunitarias (y las instituciones que integran sus directivos y simpatizantes), desde siempre se ha intentado llegar a acuerdos parciales que permitieran abordar temas que son de interés general, avanzando de manera conjunta en la solución de los problemas y en la realización de iniciativas que nos abarquen a todos.
Muchas veces se ha alcanzando el éxito en este tipo de iniciativa, pero lo predominante ha sido el fracaso, producto de haber hecho prevalecer las diferencias por sobre las coincidencias (que aunque fueran pocas, existieron siempre).
Una vez más, las instituciones de nuestra comunidad nos encontramos sumergidos en este nuevo intento por lograr un acuerdo básico que nos permita mantener una mesa interinstitucional permanente, que se convierta en el espacio plural tan deseado.
Esta nueva etapa no es más que la consecuencia de décadas de trabajo, de relaciones personales, de demostraciones de buena voluntad, de estar aprendiendo a escucharnos y entendernos más allá de no compartir tal o cual punto de vista.
La tolerancia y el respeto al pensamiento distinto resultan fundamentales. Pero lo será mucho más la capacidad de cada sector para tomar la decisión de poner las cartas sobre la mesa y jugar esta partida «sin esconder ningún as debajo de la manga».
La trasparencia en nuestras acciones y el cumplimiento de los compromisos asumidos, serán sostén y salvaguarda de esta etapa tan necesaria para el futuro de la estructura comunitaria y para el de cada uno de sus miembros.

Adrián Lomlomdjian
Director

martes, 12 de octubre de 2010

Los hechos y las palabras (II)

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 12 de octubre de 2010

La semana pasada hacíamos mención a que hay hechos concretos que actúan como disparadores de situaciones que nos ayudan a clarificar conceptos y a ver quién es quién, más allá de lo que dicen ser, a veces de manera vehemente y sin ningún tipo de vergüenza ante la falsedad manifiesta.
La semana pasada dedicamos nuestra editorial al intento golpista en Ecuador, a la actitud tomada por algunos sectores en nuestro país y a la situación latinoamericana, muy distinta a aquella que “fomentaba las relaciones carnales con el amo imperial”.
El 21 de septiembre de 1991, fecha que desde Armenia pretende ser impuesta –y los es para una gran parte de la armenidad- como la de la segunda independencia, también es de aquellos hechos que ayudan a conocer más y mejor a la gente y, por sobre todas las cosas, contribuyen a poner negro sobre blanco.
En mayo de 1918, el Seim de Transcaucasia, creado y conformado por Georgia, Azerbeidján y Armenia con el inocultable objetivo de separar la región de la naciente Rusia Socialista, firmaba su cerificado de defunción –bajo presión turca- y daba nacimiento a las Repúblicas de Georgia, Azerbeidján y Armenia, en ese orden, los días 26, 27 y 28 de Mayo.
Independientemente de la valoración que podamos hacer -y estaríamos en todo nuestro derecho- sobre las causas y formas del nacimiento de la república y su posterior desarrollo, lo concreto es que luego de más de seis siglos de carecer de una entidad que lo aglutinara y de padecer matanzas sistemáticas, genocidio y usurpación de la mayoría de sus históricos territorios, el pueblo armenio tenía finalmente un hogar nacional donde proyectar su futuro.
Y es en ese territorio, en el contexto histórico que tenía como guía de los pueblos la lucha de los obreros y campesinos rusos por construir la nueva sociedad socialista, donde ese mismo pueblo que sobrevivió al intento genocida de borrarlo de la faz de la tierra puso en marcha el inédito proceso de edificación de la República Socialista Soviética de Armenia a partir del 29 de Noviembre de 1920.
Como vemos, un mismo Estado de una misma república, pero con objetivos distintos.
No vamos a hacer valoraciones de ninguna de las etapas mencionadas, sino que vamos a pasar a la otra etapa, aquella que mencionamos al inicio, la que nace producto de la desintegración de la Unión Soviética como formación Estatal Multinacional, dando lugar a que las repúblicas que la conformaban pasaran a tener otros objetivos y otra forma de acción acorde a los mismos.
Claro que hubo quienes aprovecharon el contexto internacional muy favorable –con el dominio absoluto de las fuerzas imperialistas- para tratar de imponer “visiones” y “versiones” que no resisten ningún debate, pero que han sido –y siguen siéndolo- difundidas y divulgadas sin el más mínimo intento de ser sometido a la duda para ver si es cierto o no lo que se repite hasta el cansancio…
Dicen “la costumbre y la tradición” que Armenia fue libre e independiente por primera vez el 28 de mayo de 1918, mientras que la realidad nos demuestra que ese día nacía la República de Armenia.
Dicen “la costumbre y la tradición” que Armenia perdió su libertad e independencia el 29 de Noviembre de 1920 cuando cayó bajo el “totalitarismo bolchevique”, mientras que la realidad nos demuestra que ese día nacía la Armenia Soviética y su pueblo comenzaba a transitar por el desconocido camino de la construcción socialista.
Dicen “la costumbre y la tradición” que Armenia recuperó su libertad e independencia el 21 de septiembre de 1991, mientras que la realidad nos demuestra que ante la desintegración de la URSS cada república retomó el camino de andar por separado y comenzar a andar por un proceso de regresión hacia el capitalismo.
Cada uno de nosotros está capacitado para realizar las valoraciones que crea acorde a cada una de estas etapas. Y existe suficiente material que nos servirá de ayuda para analizar a conciencia cada uno de estos procesos.
Lo que sí deseo señalar como posición irrenunciable de quien les habla es el hecho de que se siga sosteniendo que “Armenia fue o es libre e independiente cuando la gobiernan fuerzas capitalistas” y “deja de serlo en los 70 años de socialismo”. Es decir, se repite hasta el cansancio tratando de dejarlo incorporado en las sucesivas generaciones que “capitalismo es sinónimos de libertad e independencia” y “socialismo es sinónimo de sojuzgamiento y opresión”.
Simplemente los invito a cada uno de quienes nos escuchan a “repensar” una y otra vez los términos “libertad” e “independencia”, a cotejarlos con lo vivido y la realidad de distintos pueblos –entre ellos el armenio- y luego sí, utilizar dichos términos ya sea afirmándolos o no, pero argumentando la posición sostenida.
Hoy, primera década del siglo XXI, suena risueño sostener que tal o cual país es libre e independiente utilizando argumentos del siglo XIX. Lo peor, es que esa forma de pensar es transmitida a las nuevas generaciones que se educan en los establecimientos escolares de la colectividad armenia.
¿Quién abrazó la Armenia Soviética, defendió su existencia desde afinidades ideológicas y disfrutó de las políticas aplicadas desde sus sucesivos gobiernos para con las comunidades diasporeanas, pueden celebrar la “independencia” cada 21 de septiembre y sumarse al coro de agravios que suenan en su contra como si hablaran de un país gobernado por los hijos de Hitler?
¿No les parece raro escuchar y leer más cosas en contra y difamando a la Unión Soviética que a la Alemania nazi?
¿No resulta extraño que quienes invaden países, saquean riquezas, matan presidentes, derrocan gobiernos y expulsan extranjeros de sus países “occidentales y cristianos” traten de imponer una ley continental declarando fuera de toda legalidad la utilización de la palabra comunista, igualándola al fascismo?
La seguimos el próximo martes.


Adrián Lomlomdjian
Director

Los hechos y las palabras (I)

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 5 de octubre de 2010

Hay hechos concretos que actúan como disparadores de situaciones que nos ayudan a clarificar conceptos y a ver quién es quién, más allá de lo que dicen ser, a veces de manera vehemente y sin ningún tipo de vergüenza ante la falsedad manifiesta.
A partir de hoy, y en sucesivos programas, elegiré un hecho concreto y todo lo que se desprende del mismo, de un lado y lado.
Y decidí comenzar por el suceso que acaparó nuestra atención: el intento de golpe de Estado al Presidente ecuatoriano Rafael Correa, que nos mostró un Latinoamérica decidida en la defensa no sólo del orden constitucional en el país hermano, sino de la figura del mandatario y del proceso de transformaciones que él encabeza. También puso negro sobre blanco a la hora de entender el estilo comunicacional elegido por los representantes de la derecha –desde los medios masivos de comunciación hasta dirigentes sociales, políticos o funcionario-, quienes trataban de minimizar lo sucedido haciendo centro en que “fue el Presidente con sus cambios el que provocó esta situación”. Algo así como “preparar la subjetividad de la sociedad argentina para cuando algo similar ocurra en estas pampas”…
Pero ahí está ante nuestros ojos el descenlace final: “De aquí salgo Presidente o salgo cadáver”, había dicho quien sigue siendo Presidente de Ecuador, quien recibía en su país a los cancilleres de las repúblicas hermanas que no habían dudado ni un segundo en cerrar filas ante este nuevo intento del imperialismo, a través de sus vasallos regionales, por torcerle el rumbo a un continente cuyos habitantes, mayoritariamente, han comenzado a andar por un camino que, aún lleno de contradicciones y contratiempos, nos conducirá hacia las nuevas sociedades socialistas.
Para la reflexión, algo que decía el Comandante Che Guevara hace 36 años, durante su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, que parece escrito ayer:
“…Esta epopeya que tenemos delante la van a escribir las masas hambrientas de indios, de campesinos sin tierra, de obreros explotados; la van a escribir las masas progresistas, los intelectuales honestos y brillantes que tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América Latina. Lucha en masas y de ideas, epopeya que llevarán adelante nuestros pueblos maltratados y despreciados por el imperialismo, nuestros pueblos desconocidos hasta hoy, que ya empiezan a quitarle el sueño. Nos consideraban rebaño impotente y sumiso y ya se empieza a asustar de ese rebaño, rebaño gigante de doscientos millones de latinoamericanos en los que advierte ya sus sepultureros el capital monopolista yanqui.
La hora de su reivindicación, la hora que ella misma se ha elegido, la vienen señalando con precisión también de un extremo a otro del Continente. Ahora esta masa anónima, esta América de color, sombría, taciturna, que canta en todo el Continente con una misma tristeza y desengaño, ahora esta masa es la que empieza a entrar definitivamente en su propia historia, la empieza a escribir con su sangre, la empieza a sufrir y a morir, porque ahora los campos y las montañas de América, por las faldas de sus sierras, por sus llanuras y sus selvas, entre la soledad o el tráfico de las ciudades, en las costas de los grandes océanos y ríos, se empieza a estremecer este mundo lleno de corazones con los puños calientes de deseos de morir por lo suyo, de conquistar sus derechos casi quinientos años burlados por unos y por otros. Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia. Ya se los ve por los caminos un día y otro, a pie, en marchas sin término de cientos de kilómetros, para llegar hasta los «olimpos» gobernantes a recabar sus derechos. Ya se les ve, armados de piedras, de palos, de machetes, en un lado y otro, cada día, ocupando las tierras, afincando sus garfios en las tierras que les pertenecen y defendiéndolas con sus vidas; se les ve, llevando sus cartelones, sus banderas, sus consignas; haciéndolas correr en el viento, por entre las montañas o a lo largo de los llanos. Y esa ola de estremecido rencor, de justicia reclamada, de derecho pisoteado, que se empieza a levantar por entre las tierras de Latinoamérica, esa ola ya no parará más. Esa ola irá creciendo cada día que pase. Porque esa ola la forman los más, los mayoritarios en todos los aspectos, los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y que ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron.
Porque esta gran humanidad ha dicho «¡Basta!» y ha echado a andar. Y su marcha, de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera e irrenunciable independencia”.


Adrián Lomlomdjian
Director

miércoles, 22 de septiembre de 2010

LO IMPORTANTE ES AVERIGUAR LOS “POR QUÉ”

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 21 de septiembre de 2010

Ante todo debemos definir qué queremos: ese país que con breves períodos de excepción fue moldeado a imagen y semejanza de la oligarquía y los grupos concetrados del poder político y económico, o este que se está construyendo en medio de un gran debate nacional, lleno de contradicciones, pero con importantes logros a ser disfrutados por la amplia mayoría de la población, incluídos aquellos quienes son simplemente “un número” en las estadísticas para las clases dominantes.
Tenemos que entender que si bien hay una clara disputa gobierno-multimedio clarín, en ella se juega una partida importante de la lucha entre esos dos países, el de todos y para todos o el de todos para unos pocos.
No es “el monopolio Clarín” el que defiende la libertad de prensa y expresión, sino el que la ha manejado a su antojo y piaccere a lo largo de estas décadas. No es “el monopolio Clarín” quien dice la verdad, sino aquel que ocultó los secuestros, los robos de bebés y los fusilamientos a cambio de más poder político y económico. No es “el monopolio Clarín” la personificación del pensamiento independiente sino el representante de los intereses de los grupos de poder salvajes y autoritarios del país.
¿Quién, de todos los que me escuchan, puede sostener que en este país, ahora, no existe la libertad de expresión? ¿Quién puede aseverar que lo que se difunde por los más de 300 medios pertenecientes al “monopolio” no son más que noticias preparadas para defender sus propios intereses y no los del país? ¿Quién puede decir –sin sonrojarse ni avergonzarse- que estábamos mejor con cualquiera de los gobiernos anteriores?
Estamos viviendo en un país sumergido en un inédito proceso de profundos cambios y disputa permanente donde, para colmo, quienes lo encabezan son dirigentes que –en su mayoría- acompañaron y apoyaron, por ejemplo, el proceso de destrucción y desguace del país dirigido por el ex mandatario riojano.
Pero esta realidad, ¿debe ubicarnos en la vereda de enfrente?
Creo que no, porque en la vereda de enfrente están los representantes de aquel otro país que se prendió fuego en diciembre de 2001; aquellos que suelen escaparse en helicópteros mientras riegan con la sangre del pueblo las calles y avenidas de nuestro país; aquellos que mandán a la policía brava a fusilar luchadores sociales que reclaman mejores condiciones de vida; aquellos quienes engordaron –y lo siguen haciendo- sus cuentas bancarias y sus bolsillos a costa del hambre, la exclusión y la marginación de la mayoría de la población; aquellos a quienes lo único que les interesa son sus objetivos políticos o cumplir con “el amo y señor que los solventa”, sin importarles el futuro del país y su pueblo; aquellos que no dudan en ponerse del lado de los criminales, apropiadores y torturadores con tal de quedar bien o hacerse de “un votito más”, cuando lo que en realidad están ganando es el desprecio y rechazo que generan esas actitudes hipócritas e indignas.
Pero, lamentablemente, hay un sector de la población que permanece permeable a este discurso y cautivo de estos crápulas, a cambio de no se qué… Porque una cosa es defender a este sector desde adentro, es decir, formando parte de esa clase –política y económica- que basa su poderío en la explotación y opresión de las mayorías, y otra muy distinta, incomprensible, hacerlo por el sólo hecho de enfrentar a un supuesto mismo enemigo.
Debemos aprovechar este importante momento nacional para empezar a pensar con cabeza propia. Para tener la capacidad de escuchar todo lo que se nos dice desde los distintos sectores e ir formando nuestra verdad. Hoy salen a la luz documentos inéditos, acontecimientos silenciados por décadas, testimonios ocultados durante años por los medios masivos de comunicación para defender su poder. Hoy tenemos la oportunidad de enterarnos nosotros mismos y no que otros nos cuenten lo que pasaba.
No nos tiene que asustar la verdad. Lo que sí nos tiene que asustar es no tener la valentía de enfretarla, de romper con todo aquello que formó parte de nuestras vidas durante largos años y que hoy nos vamos dando cuenta que “no era tan así como parecía ni decían”…
Nosotros ya elegimos desde qué mitad de cancha jugamos este partido. Es cierto, en nuestra mitad también te podés ubicar en distintos sectores, pero estamos en la misma mitad. En eso, no caben dudas.
Y no voy a terminar esta editorial si hacer referencia al 21 de septiembre, fecha en que oficialmente Armenia celebra su “independencia”, es decir, la creación de la “tercera República”, la continuadora de “la segunda”, de la República Socialista Soviética de Armenia.
He aquí otra mentira, esa que asegura que a partir de 21 de septiembre de 1991 “Armenia es libre e independiente”. ¿Por qué digo mentira? Lean, analicen, profundicen, comparen y saquen sus propias conclusiones.
Armenia Soviética tenía Premier, Ministros, Parlamento, Corte Suprema, Constitución, Himno, Bandera, Escudo Nacional, Ejército y Policía, era una república tal como cualquiera la imagina. Pero más: ERA SOCIALISTA.
Desde el discurso –prevaleciente- desde siempre se nos intenta imponer la idea que “capitalismo es sinónimo de libertad e independencia”. Por eso, para el discurso oficial armenio, “las Armenias libres e independendientes son la anterior y la posterior a la Armenia Soviética”, es decir, de mayo de 1918 a noviembre de 1920 y de septiembre de 1991 a la fecha.
Piensen un poco en el significado de “libertad” y otro poco en el significado de “independencia”. Ahora recuerden la vida del pueblo en las distintas épocas hasta nuestros días y formen opinión propia sobre este tema en particular y sobre cualquier otro sobre el que debamos definir posiciones. No repitamos lo que nos dicen y aseveran. Escuchemos, analicemos, leamos y saquemos conclusiones.
Para terminar les dejo un interrogante: Hoy, Armenia y su pueblo ¿son libres e independientes? Cualquiera sea la respuesta, lo bueno sería saber los "por qué"
Adrián Lomlomdjian
Director

miércoles, 15 de septiembre de 2010

ESTAMOS ANDANDO

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 14 de septiembre de 2010

Hace no muchos años atrás el mundo se sacudía y cambiaba para siempre: desaparecía el campo socialista y los grupos de poder –y gobiernos- occidentales y capitalistas se lanzaban a una ofensiva depredadora no sólo de los bienes materiales -frutos del esfuerzo de millones-, sino de la conciencia de la humanidad.
El "fin de las ideologías", el "triunfo del capitalismo sobre el comunismo", el “ya no vale la pena luchar” y “una mejor redistribución de las riquezas tendiente a “humanizar” al capitalismo”, fueron algunos de los conceptos que han querido corporizar en cada uno de nosotros –con un porcentaje de éxito importante- durante las 24 horas, los 365 días de cada año, a lo largo de estas últimas dos décadas.
Pero estuvimos quienes resistimos de una y mil formas, incluso llegando –de manera injusta- a ser “incomprendidos” o ganarnos el mote de “pobrecitos, no cambian más” de aquellos que se creían, y se creen, superados y dueños de “una nueva forma de ver las cosas”, que no es nada más que repetir hasta el cansancio lo que los centros de poder le meten en sus cabezas día y noche. Y lo hacen sin siquiera analizar si lo que dicen y aseveran posee algún grado de consistencia que pueda transformarlo en verdad para quienes sí nos atribuimos y practicamos el derecho a formar idea propia.
Dos cosas llaman poderosamente la atención, pero al mismo tiempo son la expresión del poder de aquellos grupos que mantienen en pie el sistema opresor y explotador contra viento y marea.
Esas dos cosas son: la memoria corta de millones y la hipocresia.
La primera, lamentablemente, es propiedad de un sector importante –quizá mayoritario- de cada una de nuestras sociedades (hablo de la argentina y la armenia, sobre las que tenemos mayores conocimientos). Y digo lamentablemente, porque es gracias a “esa memoria corta” que quienes han saqueado la Argentina (o Armenia) y quienes han sumergido a millones en la marginación, la exclusión y la miseria, siguen siendo considerados “referentes” a la hora de pensar en quién va a conducir los destinos del país hacia su definitiva liberación nacional y social.
Y estos “referentes” político-partidarios de derecha, centroderecha y centroizquierda, haciendo gala de una verdadera actitud “hipócrita”, hacen como si nada hubiera pasado, como si ellos no tuvieran historia, como si hubieran aterrizado de Marte hace apenas minutos... Y entonces, afirman lo que antes negaban y niegan lo que antes afirmaban sin siquiera sonrojarse de vergüenza, demostrándonos que son capaces de todo lo malo que uno pueda imaginar.
Acá, los que quitaron el 15% a los jubilados y a los empleados públicos, quienes se opusieron al traspaso al Estado de las jubilaciones privadas, hoy se rasgan las vestiduras y gritan a los cuatro vientos que quieren el 82% móvil para los jubilados.
Allá, quienes querían una Armenia libre e independiente para decidir por cuenta propia los destinos del país (así lo aseguraban, más allá del partido político al que pertenecieran), ahora votan enmiendas a la Constitución a propuesta de la Comunidad Europea, hacen a un costado el idioma armenio como lengua oficial y dejan que las potencias decidan qué será del futuro de Gharapagh.
Hay mucho más de acá y allá como para ejemplificar lo que estamos diciendo, pero alcanza y sobra.
Cada día, en nuestros hogares, lugares de trabajo o estudio, en el barrio, en el club, con familiares y amigos, debemos afrontar este nuevo momento en nuestras vidas y poner todo a debate, cuestionando cada idea, convecidos de nuestro derecho a razonar y formar idea propia. No podemos seguir permitiendo que existan soberbios que se crean capacitados para decirnos lo que debemos pensar, hablar y hacer. Y para colmo, que nos tomen por idiotas.
Quien participa de una salidera bancaria, de un robo automotor, de un secuestro express y además mata, es un ladrón y criminal, y es juzgado como tal. Lo mismo debería ocurrir con aquellos que se apropiaron de empresas a costa de presiones, secuestros, torturas y muertes.
Quienes encabezaron aquellos años de plomo y muerte en el país, y quienes mantuvieron funcionando esa horrorosa maquinaria genocida, fueron y son juzgados por crímenes de lesa humanidad. Lo mismo debería ocurrir con aquellos quienes silenciaron el terror y las muertes a cambio de prebendas económicas y una porción de poder.
Quienes robaron a los bebés recién nacidos de nuestros compañeros y compañeras que ya no están, son buscados, algunos encontrados y condenados. Lo mismo debería ocurrir con aquellos civiles que se aprovecharon de la situación y participaron de este abominable delito: robo de bebés y de identidad.
La posición asumida ante cada uno de estos hechos marcará para siempre nuestras vidas ante nuestros hijos, familiares y amigos.
Ponerse del lado de los criminales –hayan sido sus delitos económicos o de lesa humanidad- será una mochila que deberán cargar por el resto de sus días aquellos quienes siguen creyendo en lo que “otros dicen”.
Nosotros no dudamos: no nos conformamos con lo buenas medidas que se toman. Porque las desigualdades siguen y los poderosos son cada día más poderosos. Queremos profundizar el avance hacia una nueva sociedad de iguales derechos y deberes, sin explotadores ni explotados, en confraternidad con nuestros hermanos latinoamericanos, sobre la base de la verdad y la justicia.
El camino es largo. Pero estamos andando.

Adrián Lomlomdjian
Director

viernes, 10 de septiembre de 2010

NO CONFUNDIRSE Y MANTENER LA MEMORIA

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 7 de septiembre de 2010

A no dudarlo. Estamos viviendo en un momento histórico de nuestro país y depende de cada uno la elección de ser protagonista –junto a otros millones- o simplemente mirar cómo suceden las cosas, dejando que otros resuelvan u opinen por nosotros.
Y aunque algunos no alcancen a ver cómo el pasado –por más lejano que sea- se entremezcla con el presente, hay quienes por todos los medios intentan ocultarnos ésta y otras verdades, tratando así de mantener el status quo vigente, ese mismo que tantos beneficios les ha dado a costa del terror, el miedo, el saqueo, la exclusión y la miseria a la que han sometido desde siempre a la gran mayoría de la población.
Nosotros somos argentinos descendientes del pueblo armenio, de aquel que fue víctima del terrorismo de Estado del Imperio Otomano –Turquía-, sufriendo las consecuencias del plan genocida planificado y perpetrado por las autoridades turcas con la complicidad expresa –o encubierta, según el caso- de las potencias occidentales. Y nosotros, nuestros padres y abuelos, sabemos bien de qué se trata no sólo eso de morir como consecuencia de dicha política criminal, sino de perderlo todo, de ver cómo gentes extrañas –asesinos, genocidas- se apropian de los hijos, las mujeres, las pertenencias particulares y personales, las casas, los elementos de trabajo, los ahorros, la tierra, la patria…
Pasaron 95 años. O más, si nos remitimos a las matanzas hamidianas que costaron las vida de 300 mil armenios y la pérdida de todos sus bienes y pertenencias. Y a pesar del tiempo transcurrido, seguimos reclamando JUSTICIA.
Alejados de nuestras tierras ancestrales, sin ningún tipo de contención moral ni material de parte de la comunidad internacional –salvo las honrosas excepciones del caso-, nuestros antepasados y nosotros, segunda, tercera y hasta cuarta generación, supimos conservar la memoria, transformándola en un reducto inexpugnable para todo tipo de “conveniencias y oportunismos”.
JUSTICIA, seguimos clamando a los cuatro vientos, a pesar de que aquella generación de genocidas y criminales turcos ya no está entre nosotros. Pero están sus descendientes, aquellos que deben aceptar la realidad de los hechos, reconocer los crímenes cometidos y pedir PERDON a través de su Estado, ese que los representa en conjunto. A partir de allí, deberán adoptarse una serie interminable de medidas que sustenten ese reconocimiento y ese pedido de perdón. Pero esta es otra cuestión.
¿Por qué comencé hablando de la Argentina actual y me fui al genocidio de armenios de hace 95 años?
Para intentar demostrarles que el tiempo y la distancia no son obstáculos si uno hace de la coherencia una práctica cotidiana.
¿Me entienden?
Vayamos por partes. ¿Qué pasaría si la comunidad internacional “justificara” el genocidio de armenios utilizando el argumento turco de que “los armenios eran aliados de los rusos en la guerra”? ¿Acaso es válida y lógica una “justificación” tan descabellada acerca de la matanza, las deportaciones masivas y los saqueos?
Trasladémonos 95 años. Ya estamos en la Argentina. ¿Es lógico que en vez de estar repudiando y condenando a quienes se apropiaron -a través de la sangre y el terror- de la mayor productora de papel del país, se esté discutiendo si los dueños a quienes sus bienes les fueron arrebatados manejaban dinero de una organización político-militar?
Otra. Turquía intenta -por todos los medios- demostrar que había una guerra con los armenios, cuando en realidad los armenios eran súbditos del Imperio Otomano, es decir, ciudadanos otomanos. En pocas palabras, “la teoría de los dos demonios”: por un lado “los armenios subversivos” y por el otro “el ejército –genocida- turco”.
Viajemos varias décadas acá y, lamentablemente, se repite ese mismo análisis. El gobierno de Alfonsín enjuicia a los genocidas jefes militares y pide la captura internacional de los líderes de las organizaciones que combatieron el terrorismo de Estado e intentaron defender la democracia. Y hoy, lo mismo. Diputados y senadores, elegidos por la gente para defender los intereses de la población y la Nación, se “solidarizan” con los delincuentes e intentan -por todos los medios- legislar para asegurarles la impunidad de la que gozaron hasta la fecha.
¿Qué diferencia hay entre aquel que planificó un plan criminal y da las órdenes con aquellos otros que colaboraron en las distintas áreas para garantizar el éxito de dicho plan? Si entran a una casa, se llevan a familias enteras que luego son acribilladas y en el “gran diario argentino” se publicaba: “10 subversivos muertos en feroz enfrentamiento”, ¿me pueden decir qué diferencia hay entre aquel que empuñó el arma y aquellos que empuñaron el lápiz y dieron la orden de que las noticias se publicaran de esa forma?
Si tuvieron “la valentía” para mentir, conociendo la verdad; para callar, habiendo escuchado llantos y gritos desgarradores; para ser cómplices en el rapto de bebés, sabiendo que sus familiares los estaban buscando; si tuvieron “la valentía” para eso y mucho más, deberán pagar las consecuencias por cada uno de los delitos cometidos.
Llámese Videla, Martínez de Hoz, Magneto o Bartolomé Mitre; Abdul Hamid, Mustafá Kemal, Taleat, Pinochet Hitler o Netanyau, sepan que está llegando la hora de los pueblos, aquella que se construyó en base a la memoria colectiva de millones y millones de ser humanos dispuestos a construir ese nuevo mundo donde Ustedes (los que están vivos) y la gente como Ustedes -criminales, genocidas, apropiadores- verá desde detrás de las rejas,
Vergüenza deberán sentir aquellos que defienden criminales tratando de manifestar así su oposición política. En este caso, a cada uno de ustedes, la historia no los absolverá.
Nosotros, descendientes de armenios, debemos esforzarnos para no confundirnos, manteniendo la coherencia y la memoria intacta.

Adrián Lomlomdjian
Director

EL PAÍS Y NUESTRA COLECTIVIDAD

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 24 de Agosto de 2010

Pasado bastante más de un siglo desde la llegada de los primeros emigrantes armenios a la Argentina, de su establecimiento aquí y de la conformación de la hoy poderosa y multifacética colectividad armenia, quienes integramos las distintas estructuras comunitarias nos incolucramos y participamos de manera más activa en la vida política y social de nuestro país.
Aquella idea de mantenerse armenios porque algún día “volveríamos a nuestras tierras”, resultaba por demás lógica para quienes habían abandonado su patria obligados por las sistemáticas matanzas y despojos de las que eran vícitimas.
Fueron pasando los años, la estructura comunitaria en su conjunto se desarrolló y tomó nuevos ímpetus, abarcando proyectos y objetivos acordes a las nuevas generaciones que la mantenían con vida y cuyos representantes comenzaban a ocupar puestos de dirección en cada una de las instituciones y grupos artístico-culturales que la componen.
Así pues arribamos al siglo 21 con escuelas, iglesias, instituciones políticas, sociales y deportivas, coros y conjuntos de danza, grupos de teatro, periódicos, programas de radio y televisión que, en su abrumadora mayoría, están dirigidos por una camada de hombres y mujeres que en promedio rondan los 55 años y, otra particularidad, en su abrumadora mayoría son nacidos en estas tierras, es decir, argentinos descendientes de armenios.
Una cosa queda clara: las nuevas generaciones han demostrado y siguen demostrando capacidad no sólo para mantener y llevar adelante a cada una de las instituciones, sino también para abordar el nada sencillo desafío de comenzar a pensar el futuro de una colectividad cada día más argentino-armenia, es decir, cada día más integrada y cada día más comprometida con lo que pasa a su alrededor.
Por eso, el intenso y acalorado debate que recorre y atravieza la Argentina, lejos de asustarnos, nos debe sumar, ya que también está en juego el futuro mismo de cada uno de nosotros, como argentinos y como miembros de un colectivo nacional, en este caso, el armenio.
Ante todo, debemos tener la certeza de que no existen sólo dos espacios donde ubicarse en esta disputa. E Independientemente del lugar donde nos ubiquemos, resulta transparente como el agua ver quién es quién, a qué juega y qué intereses defiende. En la era de la comunicación, “casi todo” queda grabado, no sólo en las mentes de los memoriosos, sino en innumerables archivos televisivos y radiofónicos que comienzan a contribuir lenta, pero de manera decisiva, en el proceso de conformación de una memoria colectiva basada en reflexiones conjuntas y decisiones personales que tomamos una vez conocidas las distintas posiciones y puntos de vista.
Ya no estamos para que nos digan qué debemos pensar y decir, ni qué debemos hacer.
Crecimos, hicimos nuestra propia experiencia, aprendimos de nuestros errores y, por supuesto, de los ajenos.
Lo único que precisamos es perder el miedo y tomar la decisión de pensar con nuestra propia cabeza y no permitir más que otros piensen y decidan por nosotros.
Se puede estar de acuerdo o no con este gobierno, pero la realidad nos indica que quienes en los ochenta redujeron las jubilaciones, a fines de los noventa realizaron una quita del 13% y hace algunos años se opusieron a la restatización del sistema previsional, ahora gritan a los cuatro vientos su apoyo al 82% móvil sin decir de dónde saldrá la plata. En este tema, la otra realidad es que el gobierno que aumentó los haberes jubilatorios como nunca antes y permitió que millones de personas se incorporaran al sistema y recibieran una jubilación o pensión, este gobierno se opone al 82% móvil. ¿Por qué? ¿No hubiera sido una muy buena medida apoyar el 82% y proponer que el dinero para abonarlo saliera de un aumento en las retenciones y en el impuesto a la riqueza, a la explotación minera y a las tierras improductivas?
Otra: el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Macri, está procesado por las escuchas ilegales, pero parecería que todo se cincunscribe a una pelea política entre kirchneristas y anti-kirchneristas. La oposición, mayoritaria en la Ciudad, no logró aún separar de su cargo a un intendente no sólo acusado de asociación ilícita, sino que tiene el lamentable récord de haber destruido Buenos Aires.
El Gobierno Nacional le bajó el pulgar a Fibertel, que opera sin la correspondiente licencia desde el 2003, es decir, hace 7 años. ¿Por qué se esperó hasta ahora? Macri, en 2009, había rechazado a Fibertel como proveedora de internet de la Ciudad porque no poseía licencia. Ahora la defiende. ¿Cómo? ¿Por qué?
Papel Prensa, según informes basados en investigaciones serias que llevan casi una década, le fue arrebata a sangre y fuego a una familia para quedar en manos de algunos genocidas, del oligárquico diario La Nación y del monopolio Clarín. Este último, desde hace años, maneja a través de su poderío económico –o lo intenta con mucho éxito- la vida de los argentinos. Y es la mandamás de este inescrupuloso multimedio la que está enjuiciada por irregularidades manifiestas en la adopción de sus dos hijos, que no se descarta que hayan sido secuestrados a una familia de desaparecidos y apropiados por la hoy, aparentemente “intocable” Ernestina Herrera de Noble.
Reitero, uno puede ubicarse en el sector político que le plazca, pero que diputados que fueron electos por la gente para defender los intereses del país y para garantizar condiciones de vida dignas para todos, se dediquen a trabajar para un grupo económico de poder sin el menor de los descaros, debe no sólo motivar nuestro enérgico repudio y rechazo, sino que debe servirnos de lección y experiencia.
Debemos agudizar nuestra memoria a pleno para no olvidar nombres ni rostros de aquellos quienes no se sonrojaron en callar y silenciar crímenes y delitos o defender criminales y delincuentes, por el solo hecho de enfrentar a un gobierno con el que dicen no compartir nada.
Quien les habla, me conocen, no votó ni a éste ni al anterior gobierno. Aprendí a rescatar lo positivo y a criticar aquello que no comparto, obviamente desde mis convicciones y mi lucha por una sociedad socialista. Por eso, mis críticas jamás podrían coincidir con la de los enemigos del pueblo, con la de aquellos que han sabido transformar sus carreras políticas en prontuarios, con aquellos quienes se han servido de la confianza popular para llenar sus bolsillos, los de sus amigos y los de sus patrones nacionales y foráneos.
Reitero, en esta disputa no hay sólo 2 posiciones. Ni siquiera, quienes aparecen disputando se encuentran en mitades distintas de la cancha.
Pero en estos años –entre machas y contramarchas- hemos obtenido varios logros, que no son más que gotitas de agua en el inmenso oasis de la desigualdad en la que está sumida nuestra Argentina. La diferencia entre los K y sus opositores mediáticos es que unos, al menos, intentan disminuir esa desigualdad mientras los otros quieren seguir acaparando todo lo que hay y lo que puede llegar a haber en el futuro.
¿Qué país queremos? Pensalo, porque esta disputa también es nuestra.

Adrián Lomlomdjian
Director

lunes, 9 de agosto de 2010

54 años… y seguimos andando

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del sábado 7 de Agosto de 2010

Cuando allá por 1956 Nubar, mi papá, transmitía desde los estudios de Radio del Pueblo el primer programa de LA VOZ ARMENIA, seguramente vivió infinitas sensaciones y por su cabeza pasaron decenas de ideas relacionadas al camino que comenzaba a recorrer, al desarrollo del mismo y a su compromiso para poder cumplir con los objetivos tomados.
Lo mucho que les pueda contar, incluso detallándoselos, no alcanzaría para que tomen real dimensión de todo lo transcurrido a lo largo de estas décadas, principalmente todo lo que vivió Nubar mientras estuvo al frente de este programa, de su VOZ ARMENIA.
Asegurar que Nubar vivió momentos de mucha tristeza y de dolor a lo largo de las más de cuatro décadas durante las que le tocó mantener la audición “casi en soledad”, resulta una obviendad. Y no voy a hacer referencia a esos malos momentos, porque él no me lo hubiera permitido, y mucho menos durante un nuevo aniversario del programa.
Optaré por compartir con Ustedes mis reflexiones sobre todo lo bueno y toda la felicidad que considero que le deparó LA VOZ ARMENIA a su alma mater, a mi siempre presente Nubar.
Llegado desde muy chico, a los 8 años de edad, desde la lejana ciudad siria de Alepo a lo que sería poteriormente “su Buenos Aires querido”, Nubar mantuvo casi inquebrantable su ser armenio sin que ello le significara cerrarse a nada de lo que este país estaba dispuesto a brindarle.
Hijo de sobrevivientes del genocidio –nació en 1923, apenitas después que su familia tuvo que huir de su Marash ante el comienzo de una nueva oleada de matanzas llevadas adelante por las autoridades turcas- hizo de la memoria histórica un baluarte de su acción cotidiana, que complementaba de manera extraordinaria con una visión por demás progresista y comprometida con el presente que le tocaba vivir.
Se decía armenio, pero hizo del tango su música de cabecera; vivía por y para la armenidad, pero también desarrolló una instensa vida artístico-cultural y social por fuera de ella; soñó siempre con volver a la Armenia Renacida, pero jamás dejó de considerar a Buenos Aires “su” y “nuestro” lugar en el mundo; impuso la lengua armenia como idioma hogareño, pero desarrolló el español de una manera virtuosa para un extranjero con tán sólo séptimo grado, llegando a obtener el título de locutor oficial; mantuvo firmes sus convicciones ideológicas, pero jamás permitió que las mismas lo priven de disfrutar del cariño y la amistad de quienes no las compartían.
Lejos de su tierra madre –la Armenia Occidental- y de aquella pequeña porción de territorio patrio convertido en República, decidió transformar el luto y el dolor en banderas de lucha por la memoria y la justicia, y se comprometió a ser un soldado de la armenidad para contribuir a mantener y desarrollar nuestros valores culturales y nuestra identidad armenia, y para difundir aquel inigualable proceso de renacimiento que vivía Armenia y que alegraba los corazones de la mayoría de la armenidad.
La añoranza y las convicciones lo llevaron a crear LA VOZ ARMENIA, “para que conozcan más y mejor a los armenios”.
Cada programa significaba llevar a centenares de hogares armenios no sólo el acontecer comunitario, sino la música y los éxitos de la Madre Patria. Miles de connacionales, muchos de ellos sobrevivientes directos del genocidio y primera generación, se emocionaban hasta las lágrimas sabiendo de una Armenia viva y en constante crecimiento. Las delegaciones artísticas y culturales de la Madre Patria nos visitaban y muchos escuchaban sus voces y conocían sus opiniones a través de las grabaciones que Nubar ponía al aire.
Pero si hay algo importante para destacar en estos años de LA VOZ ARMENIA conducidos por él, es que logró transformar este espacio en algo de TODOS, sin distinciones de ninguna índole, incluso, a pesar de muchos que desde distintos sectores no creían en la tolernacia y el respeto como valores principales que guiaran las relaciones interinstitucionales e intersectoriales.
Pasaron los años y la situación fue cambiando acá y allá, en todo el mundo. Lamentablemente, y aún lo seguimos llorando, Nubar ya no está más físicamente con nosotros.
Pero seguimos andando. Por él y por nosotros, que somos todos, ustedes y quienes hacemos el programa, quienes tratamos de continuar por el camino que él nos marcó con el ejemplo cotidiano, en cada aspecto de nuestras vidas.
Esta herramienta de comunicación para el intercambio de conocimientos, la reflexión compartida y la elaboración de proyectos colectivos, intenta contener cada uno de los sueños y de los objetivos que llevaron a Nubar a hacer realidad y mantener LA VOZ ARMENIA.
Somos representantes de una nueva generación que va haciendo camino al andar rescatando lo mejor de quienes nos precedieron y aprendiendo de los errores cometidos por ellos, y también por nosotros.
Así, construyendo, corrigiendo, arriesgando, renovando y, por sobre todas las cosas, manteniendo firmes las convicciones y respetando las diferencias, podremos considerarnos legítimos herederos y continuadores de cada una de las iniciativas de aquella generación que nos antecedió y puso los cimientos de nuestra colectividad.
Por ello, LA VOZ ARMENIA sigue manteniendo su esencia, sus principios fundacionales y cada una de las características que Nubar le fue imponiendo con el paso de los años, no sólo para “que conozcan más y mejor a los armenios”, sino también, y principalmente, “para que nos conozcamos más y mejor entre nsotros mismos”.

Adrián Lomlomdjian
Director

domingo, 1 de agosto de 2010

El “Complementarismo” y Gharapagh

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del sábado 31 de julio de 2010

La semana pasada hacíamos mención a la política de “complementarismo” aplicada en sus relaciones exteriores por el Gobierno de Armenia y decíamos que dicha actitud era conocida popularmente como “ni”, es decir, tratar de quedar bien con todos en base a la indefinición permanente en lo que respecta a cuestiones de trascendencia nacional e internacional.
Siguiendo con el análisis de esta cuestión a partir de ejemplos concretos, vemos cómo Armenia declama y reclama internacionalmente el reconocimiento de Gharapagh como una entidad no perteneciente a Azerbeidján, y por el otro, no reconoce la independencia de la República de Gharapagh, siendo que es sólo a partir de la demostración de uno mismo cómo se puede pedir la solidaridad y el acompañamiento de terceros. En pocas palabras, resulta cuasi grotesca la verborragia armenia de pedir por Gharapagh y no expresar a través de una decisión concreta por parte de Estado armenio, esa solidaridad reclamada por los hermanos de Gharapagh.
Claro que esta actitud armenia de no reconocimiento –criticada a los sucesivos gobiernos en la época soviética, pero mantenida (por quienes fueron sus críticos) desde 1990 hasta la fecha- tiene sustento en esa teoría del “complementarismo” con la que se trata de “caer bien” a los ojos de “las civilizadas naciones europeas”, a quienes parece agradarle eso del “complementarismo”, ya que se conjuga muy bien con la “hipocresía” que domina su accionar político externo e interno.
Es así como las principales potencias a escala mundial (Rusia, Estados Unidos y Francia –en nombre de la Unión Europea) se han involucrado en esta cuestión sobre la base de su argumento preferido que habla de “zonas de influencia”, “intereses regionales” y “aliados históricos”, que los llevó a inmiscuirse en los asuntos internos de las partes en conflicto sin lograr siquiera un principio de acuerdo, y mucho menos, la garantía de que la solución que se logre será respetada por todas las partes.
Europa, Rusia y Estados Unidos coquetean y se enojan indistintamente con armenios y azerbeidjanos y, a través de esa política, han logrado una presencia cuasi omnipresente para la existencia misma de ambos países y en la vida cotidiana de sus pueblos. Si antes, el acuerdo para cada decisión debía pasar por Moscú, ahora, a no dudarlo, los interlocutores y los acuerdos deben atravesar varios países de distintos continentes.
Uno de los “pretextos” preferidos por la clase política armenia para justificar esta presunta permanente indefinición de las potencias y la falta de decisión a la hora de avanzar en la solución del Conflicto de Gharapagh, es que esta cuestión no está en la lista de las prioridades de las potencias.
Pero veamos. No caben dudas de que las cuestiones de Irak, Afganistán y Palestina son prioridades para estas potencias capitalistas internacionales. Y entonces, ¿por qué no avanzan en la solución de esos conflictos y cuestiones?
Sencillamente, por la solución a esos problemas o cuestiones (como gusten denominarlos) jamás pueden venir de la mano de países que hacen de la opresión, la explotación, la ocupación militar, el saqueo económico y la violación de los derechos humanos, su práctica política cotidiana, y basan sobre esos “desvalores” el supuesto “bienestar de sus pueblos” y la supuesta “grandeza de sus Estados”.
Allá por Noviembre de 1917, cuando la comunicaciones no eran ni la milésima parte de lo que son ahora, y cuando las relaciones entre los hombres, las sociedades y los países eran casi arcaicas miradas desde el hoy, triunfaba una revolución popular e internacional que tenía como objetivo principal acabar con todas las lacras que oprimían nacional y socialmente a las diversas nacionalidades que habitaban la por entonces Rusia de los zares.
Es decir, hace casi 100 años atrás hubo quienes pensaron que había una manera práctica para resolver muchas de las cuestiones que aún hoy nos enfrentan: era la construcción de sociedades socialistas que con estructuras que permitieran establecer relaciones entre hombres y Estados sobre la base del interés común, manteniendo las particularidades, pero sin que las mismas fueran escollo para la paz y la amistad entre los pueblos.
Aquellos no hicieron del “complementarismo” ni de la “indefinición” las guías para su práctica política. Por el contrario, sin tener espejos donde mirarse, fueron pensando y repensando formas y métodos para construir ese mundo nuevo que aún hoy nos sigue quitando el sueño. Eran hombres y mujeres definidos, que sabían lo que querían y buscaban permanentemente cómo lograrlo. Jamás un “ni”. Jamás.
Como lo demuestran hoy al mundo entero el pueblo de Gharapagh y sus sucesivas autoridades, para quienes el conflicto al que Armenia, Azerbeidján y la comunidad internacional le están buscando la solución ya fue resuelto hace casi 20 años con la conformación de la República de Gharapagh.
Que la reconozcan o no, pasa a ser un problema de otros, incluso, de Armenia.

Adrián Lomlomdjian
Director

sábado, 24 de julio de 2010

DEFINIRSE. DEFINIRNOS.

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del sábado 24 de Julio de 2010

En nuestra editorial de la semana pasada decíamos que como descendientes de armenios –sumada esta particularidad a nuestra tradicional vocación pacifista, defensora de los derechos humanos y respetuosa del derecho de los pueblos a su autodeterminación- debíamos exigirle al Gobierno de Armenia la suspensión de las maniobras militares de la OTAN a realizarse en la Madre Patria a principios de septiembre, el retiro de los militares armenio de Afganistán y Bosnia, y el cese de la participación de Armenia en la organización militar noratlántica.
A partir de la toma de estas medidas, la política exterior armenia y la situación del país y del pueblo comenzarán a orientar sus definiciones de acuerdo a sus propios intereses y no al de las potencias económicas y militares extranjeras.
No se puede mantener el discurso de estar en contra de los protocolos o de las relaciones con Turquía sin levantar la voz contra la participación armenia en aquellos organismos y foros internacionales en donde se establecen, desarrollan y fortalecen esas relaciones que se critican. Si no se pone en duda la participación de Armenia en la Unión Europea (en todas sus esferas y niveles), en la OTAN, en la Organización para la Cooperación en el Mar Negro y en cada una de las estructuras inventadas por europeos y yanquis para someter a las repúblicas del tercer mundo, significa criticar las consecuencias sin atacar las causas que la producen.
El complementarismo –como define Armenia su política exterior, es decir, tratar de estar bien con todos- pudo servirle al país –y le sirvió, por cierto- en los primeros años post-soviéticos, cuando el tablero mundial estaba reacomodando sus fichas.
Pero año tras año, se van sucediendo acontecimientos de trascendencia internacional que requieren mucho más que el “ni” característico de la política del “complementarismo”.
Por ejemplo, el Estado armenio no puede seguir realizando “declaraciones de compromiso” ante el permanente avasallamiento de los derechos del pueblo palestino y el genocidio que sufre a diario, cuando seguimos golpeado puertas y conciencias reclamando justicia y solidaridad para el genocidio sufrido por nuestros antepasados hace más de nueve siglos.
No se puede seguir en silencio frente a la actitud hipócrita de la comunidad europea, que aprueba “como natural” la independencia de Kosovo (luego de haber provocado la destrucción de Yugoslavia), pero les niega el mismo derecho a los habitantes de Gharapagh, Osetia de Sur, Abjazia, Cataluña y del País Vasco, entre otros.
Más. A veces confunde –y más que confundir, indigna- luchar por la plena vigencia y defensa de los derechos humanos, entre ellos, el derecho a la verdad y a la justicia, y tener que dar explicaciones ante el envío de militares armenios a Irak, Afganistán y Bosnia, integrando las fuerzas genocidas de hoy.
No se complementan el bien y el mal, el explotado con el explotador ni el genocida con su víctima. Tampoco el socialismo con el capitalismo. Son opuestos. Se está de un lado o del otro.
Eso es la vida. Elegir una vez, sí, una vez, y recorrerla tratando de estar siempre allí donde uno eligió, acompañando las palabras con los hechos, demostrando que la vida vale cuando uno intenta asumirse como protagonista y no cuando se queda sentado esperando ver qué sucede.
El hoy llamado “complementarismo”, conocido desde siempre como el “ni”, causó mucho daño no sólo al pueblo armenio desde lo particular, sino a todos aquellos quienes sustentaron esa posición, que es cierto, te permite “pasear” por la vida, pero no más que eso.
El pueblo de Armenia y nosotros, argentinos descendientes de armenios, estamos en plena etapa de definiciones. Y a pesar de la enorme distancia y de lo muy distintas que son las historias de Armenia y Argentina, y de las regiones de las cuales forman parte, allá y acá se necesita lo mismo: definir de qué lado se está.
Por lo pronto, nosotros ya estamos definidos.

Adrián Lomlomdjian
Director