viernes, 10 de septiembre de 2010

EL PAÍS Y NUESTRA COLECTIVIDAD

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 24 de Agosto de 2010

Pasado bastante más de un siglo desde la llegada de los primeros emigrantes armenios a la Argentina, de su establecimiento aquí y de la conformación de la hoy poderosa y multifacética colectividad armenia, quienes integramos las distintas estructuras comunitarias nos incolucramos y participamos de manera más activa en la vida política y social de nuestro país.
Aquella idea de mantenerse armenios porque algún día “volveríamos a nuestras tierras”, resultaba por demás lógica para quienes habían abandonado su patria obligados por las sistemáticas matanzas y despojos de las que eran vícitimas.
Fueron pasando los años, la estructura comunitaria en su conjunto se desarrolló y tomó nuevos ímpetus, abarcando proyectos y objetivos acordes a las nuevas generaciones que la mantenían con vida y cuyos representantes comenzaban a ocupar puestos de dirección en cada una de las instituciones y grupos artístico-culturales que la componen.
Así pues arribamos al siglo 21 con escuelas, iglesias, instituciones políticas, sociales y deportivas, coros y conjuntos de danza, grupos de teatro, periódicos, programas de radio y televisión que, en su abrumadora mayoría, están dirigidos por una camada de hombres y mujeres que en promedio rondan los 55 años y, otra particularidad, en su abrumadora mayoría son nacidos en estas tierras, es decir, argentinos descendientes de armenios.
Una cosa queda clara: las nuevas generaciones han demostrado y siguen demostrando capacidad no sólo para mantener y llevar adelante a cada una de las instituciones, sino también para abordar el nada sencillo desafío de comenzar a pensar el futuro de una colectividad cada día más argentino-armenia, es decir, cada día más integrada y cada día más comprometida con lo que pasa a su alrededor.
Por eso, el intenso y acalorado debate que recorre y atravieza la Argentina, lejos de asustarnos, nos debe sumar, ya que también está en juego el futuro mismo de cada uno de nosotros, como argentinos y como miembros de un colectivo nacional, en este caso, el armenio.
Ante todo, debemos tener la certeza de que no existen sólo dos espacios donde ubicarse en esta disputa. E Independientemente del lugar donde nos ubiquemos, resulta transparente como el agua ver quién es quién, a qué juega y qué intereses defiende. En la era de la comunicación, “casi todo” queda grabado, no sólo en las mentes de los memoriosos, sino en innumerables archivos televisivos y radiofónicos que comienzan a contribuir lenta, pero de manera decisiva, en el proceso de conformación de una memoria colectiva basada en reflexiones conjuntas y decisiones personales que tomamos una vez conocidas las distintas posiciones y puntos de vista.
Ya no estamos para que nos digan qué debemos pensar y decir, ni qué debemos hacer.
Crecimos, hicimos nuestra propia experiencia, aprendimos de nuestros errores y, por supuesto, de los ajenos.
Lo único que precisamos es perder el miedo y tomar la decisión de pensar con nuestra propia cabeza y no permitir más que otros piensen y decidan por nosotros.
Se puede estar de acuerdo o no con este gobierno, pero la realidad nos indica que quienes en los ochenta redujeron las jubilaciones, a fines de los noventa realizaron una quita del 13% y hace algunos años se opusieron a la restatización del sistema previsional, ahora gritan a los cuatro vientos su apoyo al 82% móvil sin decir de dónde saldrá la plata. En este tema, la otra realidad es que el gobierno que aumentó los haberes jubilatorios como nunca antes y permitió que millones de personas se incorporaran al sistema y recibieran una jubilación o pensión, este gobierno se opone al 82% móvil. ¿Por qué? ¿No hubiera sido una muy buena medida apoyar el 82% y proponer que el dinero para abonarlo saliera de un aumento en las retenciones y en el impuesto a la riqueza, a la explotación minera y a las tierras improductivas?
Otra: el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Macri, está procesado por las escuchas ilegales, pero parecería que todo se cincunscribe a una pelea política entre kirchneristas y anti-kirchneristas. La oposición, mayoritaria en la Ciudad, no logró aún separar de su cargo a un intendente no sólo acusado de asociación ilícita, sino que tiene el lamentable récord de haber destruido Buenos Aires.
El Gobierno Nacional le bajó el pulgar a Fibertel, que opera sin la correspondiente licencia desde el 2003, es decir, hace 7 años. ¿Por qué se esperó hasta ahora? Macri, en 2009, había rechazado a Fibertel como proveedora de internet de la Ciudad porque no poseía licencia. Ahora la defiende. ¿Cómo? ¿Por qué?
Papel Prensa, según informes basados en investigaciones serias que llevan casi una década, le fue arrebata a sangre y fuego a una familia para quedar en manos de algunos genocidas, del oligárquico diario La Nación y del monopolio Clarín. Este último, desde hace años, maneja a través de su poderío económico –o lo intenta con mucho éxito- la vida de los argentinos. Y es la mandamás de este inescrupuloso multimedio la que está enjuiciada por irregularidades manifiestas en la adopción de sus dos hijos, que no se descarta que hayan sido secuestrados a una familia de desaparecidos y apropiados por la hoy, aparentemente “intocable” Ernestina Herrera de Noble.
Reitero, uno puede ubicarse en el sector político que le plazca, pero que diputados que fueron electos por la gente para defender los intereses del país y para garantizar condiciones de vida dignas para todos, se dediquen a trabajar para un grupo económico de poder sin el menor de los descaros, debe no sólo motivar nuestro enérgico repudio y rechazo, sino que debe servirnos de lección y experiencia.
Debemos agudizar nuestra memoria a pleno para no olvidar nombres ni rostros de aquellos quienes no se sonrojaron en callar y silenciar crímenes y delitos o defender criminales y delincuentes, por el solo hecho de enfrentar a un gobierno con el que dicen no compartir nada.
Quien les habla, me conocen, no votó ni a éste ni al anterior gobierno. Aprendí a rescatar lo positivo y a criticar aquello que no comparto, obviamente desde mis convicciones y mi lucha por una sociedad socialista. Por eso, mis críticas jamás podrían coincidir con la de los enemigos del pueblo, con la de aquellos que han sabido transformar sus carreras políticas en prontuarios, con aquellos quienes se han servido de la confianza popular para llenar sus bolsillos, los de sus amigos y los de sus patrones nacionales y foráneos.
Reitero, en esta disputa no hay sólo 2 posiciones. Ni siquiera, quienes aparecen disputando se encuentran en mitades distintas de la cancha.
Pero en estos años –entre machas y contramarchas- hemos obtenido varios logros, que no son más que gotitas de agua en el inmenso oasis de la desigualdad en la que está sumida nuestra Argentina. La diferencia entre los K y sus opositores mediáticos es que unos, al menos, intentan disminuir esa desigualdad mientras los otros quieren seguir acaparando todo lo que hay y lo que puede llegar a haber en el futuro.
¿Qué país queremos? Pensalo, porque esta disputa también es nuestra.

Adrián Lomlomdjian
Director

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