lunes, 28 de septiembre de 2009

La diáspora y Armenia

Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 26 de Septiembre de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)


¿Quién tiene razón? ¿Aquel que sostiene que se deben abrir las fronteras o aquel que asegura que su apertura significará el comienzo del fin? ¿El que reprueba la aceptación de las fronteras actuales como una claudicación de los justos e históricos reclamos o el que dice que reconocer las fronteras es simplemente aceptar una realidad existente hace décadas y que no significa el fin de ningún reclamo? ¿El que dice que la supuesta formación de una comisión que investigue los hechos históricos significa poner en duda la veracidad del genocidio o aquel otro que no duda en decir que con todos los archivos y documentos oficiales existentes bastará para que Turquía reconozca el genocidio?
Cuántas dudas, cuántos interrogantes y cuánta razón hay en cada una de las opiniones de quienes se manifiestan sobre este tema, que nos resulta tan nuestro, independientemente de nuestro lugar de residencia, ya que aquí, en la diáspora, somos casi todos consecuencia directa de aquel genocidio que masacró, desterró, usurpó territorios, robó pertenencias y destruyó el patrimonio histórico-cultural de los armenios, de nuestros antepasados directos, de nuestros abuelos y bisabuelos.
Fuimos y somos diáspora, obligados por aquel crimen de lesa humanidad planificado y perpetrado por el Estado turco genocida. Esta es la cruda y dolorosa realidad. Nos separaron de nuestras tierras, no quisimos dejarlas. Nos deportaron y se apropiaron de todo lo nuestro ante el silencio cómplice de las grandes potencias. Y jamás, salvo acontecimientos aislados y casos concretos, nadie pensó ni tomó ninguna medida que pudiera reparar semejante daño, como lo es la deportación masiva de toda una nación de sus territorios ancestrales.
Hoy, a casi un siglo de aquella tragedia, nos debatimos entre verdades, entre el ser y no ser, entre pensar y actuar como diáspora o como Estado Nacional, entre mantener lo ya conocido –en cuanto al accionar de cada uno de nosotros respecto a esta cuestión- o comenzar a transitar esta nueva etapa que requiere de una nueva estrategia para una misma lucha que no termina.
Los Protocolos se firmarán –en un 95% todos creemos que así será, incluso los Gobiernos de Armenia y Turquía- y dará comienzo a un proceso inédito, inesperado, pero no por ello carente de posibilidades de logros.
Ante todo, queda claro que a partir de ahora las cuestiones pendientes entre ambos países-estados-pueblos deberán encontrar solución a través del diálogo y la negociación mutua. Ya no habrá que esperar la mediación y la buena voluntad de terceros, que lo único que hacen es sentar a las partes tratando de sacarles ventajas a ambos, adaptándolos a sus necesidades concretas.
A partir de ahora los representantes del pueblo de Armenia, sus gobernantes, estarán frente a quienes son el centro de nuestros reclamos en una de las principales cuestiones nacionales; deberán apabullarlos con pruebas y testimonios, logrando que reconozcan el genocidio perpetrado contra nuestro pueblo; deberán exigirles la defensa de nuestro patrimonio histórico-cultural como primera demostración de sentimiento de pertenencia hacia esos territorios que nos arrebataron, usurparon y ocuparon; deberán tener la capacidad de comenzar a exigir nuestras tierras, de negociar una salida al mar, de hacer todo aquello que crean conveniente para lograr el bienestar de nuestro pueblo y el éxito en nuestros históricos reclamos.
Y digo deberán, porque a pesar de sentirme parte de esta historia –como cada uno de quienes conformamos la diáspora- soy conciente que son ellos, pueblo y gobierno de Armenia, los protagonistas principales de ésta y de todas las historias que tienen que ver con la armenidad, ya que es allí, en esos 30.000km² donde se seguirá manteniendo y desarrollando cada una de las facetas que hacen a la identidad nacional Armenia.
Puede sonar duro, pero si mañana cada uno de nosotros decidiera no participar más, sucedería que la colectividad Armenia en Buenos Aires pasaría a formar parte de los libros de historia. Lo mismo sucedería en cada ciudad donde haya establecida una comunidad armenia. Es decir, lo armenio seguirá existiendo en Armenia. Siempre, e independientemente de cuánta y qué tipo de diáspora exista.
Nosotros, como colectividad y desde cada rincón del planeta, podremos aportar en conjunto –mientras sigamos- nuestro pequeño, casi ínfimo granito de arena al trabajo que significa construir un país, garantizar el bienestar de su pueblo y mantener y fortalecer un Estado nacional. Y este aporte lo haremos desde nuestras particularidades y nuestras convicciones, tratando de acercarle al pueblo de Armenia -en nuestro caso- la rica experiencia latinoamericana de lucha antiimperialista y construcción de sociedades alternativas al capitalismo.
Lo único que queda claro es que el debate recién empieza. La participación de muchos garantizará la pluralidad de ideas y el conocimiento más amplio de las cuestiones, lo que nos permitirá adoptar decisiones consensuadas respecto a éste y a otros temas que nos preocupan.


Adrián Lomlomdjian
Director

jueves, 24 de septiembre de 2009

¿HASTA CUANDO?

Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 19 de Septiembre de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)


Este 21 de septiembre, una vez más, para un sector de nuestra comunidad y de la armenidad, será un día de fiesta. Así se lo hacen saber a las nuevas generaciones. Y así se lo transmiten a terceros.
Como se trata de «una verdadera fiesta» organizan festival entre varios, dan clases especiales para el alumnado, colman las paciencias con loas a la libertad y a la independencia, bailan, recitan, cantan, brindan y se emocionan. Todo legítimo, nada reprochable. O al menos, así parecería serlo… ¿Pero lo es?
Veamos.
Según estos amigos -porque a pesar de las divergencias, muchos son amigos- el 21 de Septiembre se celebra la segunda independencia de Armenia». Es decir que entonces hubo una «primera» que se perdió en algún momento y se recuperó en este recordado día. Hagamos historia.
Para quienes adhieren a esta visión, la «primera independencia» es la del 28 de Mayo de 1918, fecha de creación de la República de Armenia luego de la disolución del Seim de Transcaucasia, creado éste gracias a la victoriosa Revolución Socialista de Octubre en el Imperio Zarista y que aglutinaba en su seno a Armenia, Georgia y Azerbeidján.
Algunos interrogantes: ¿De quién se independizó? ¿Del imperio de los zares, del Seim, de Georgia o de Azerbeidján? ¿Entonces los azerbeidjanos y georgianos se independizaron de los armenios? ¿No sería mejor hablar de creación del Estado armenio o de nacimiento de la República?
Sigamos. Entonces resulta que esta «primera independencia», para estos connacionales, se perdió el 29 de Noviembre de 1920 cuando se estableció en el país el poder soviético y nació la República Socialista Soviética de Armenia.
No importa que a lo largo de su existencia se hayan mantenido las estructuras estatales, que existieran gobiernos locales, que se haya transitado por una etapa única en cuanto al desarrollo nacional en todas las esferas. Como no había embajadas ni representantes propios en organismos internacionales y se formaba parte de esa experiencia «sin igual» (hasta la fecha) como lo fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas -con órganos de poder centralizados y con conformación multinacional-, no eran «ni libres, ni independientes».
Pero llegaron los inicios de la década de los 90 del siglo XX… Gorbachov, Yelstin, la perestroika, la «reunificación» de las Alemanias (o mejor dicho, la invasión, destrucción y ocupación de la República Democrática Alemana), el "tsunami" anticomunista nacido del seno mismo de aquel Estado acusado -hasta entonces- de "lavar cerebros" en cada rincón del planeta (parece que se olvidaron de "lavarlos" en sus propios países...), el desmembramiento de la Unión Soviética (a pesar que en el referéndum popular realizado en toda la Unión el 70% del pueblo se manifestó por mantener la URSS) y "el nacimiento de las nuevas Repúblicas"…
¿Nuevas Repúblicas? ¿Nueva, «segunda independencia»?
Otra vez los interrogantes: ¿de quién? ¿De los mismos que se independizaron de Armenia?, según la lógica de pensamiento impuesta por ellos.
Nada importa. Es así. O mejor dicho, debe ser así y hay quienes se encargan de apretar el botón y que la función continúe.
No hay resquicio para la reflexión, para una lectura detenida y profunda de la historia y los hechos sucedidos, para constatar si está bien lo que transmitimos a otros semejantes o «enseñamos» a las nuevas generaciones. En absoluto. Simplemente «nos dijeron que Armenia se independizó de la URSS» y debemos cumplir con «el rito de la celebración».
¿Alguna vez se preguntaron qué están celebrando?
-¿El saqueo de los bienes y las pertenencias de todos, por parte de un grupo que se transformó en amo y señor de un país y su pueblo?
-¿La emigración -según datos oficiales- de alrededor de un millón doscientas mil personas, algo más de un tercio de la población?
-¿La destrucción de los sistemas públicos y gratuitos de educación y salud que enorgullecían a todos los armenios por su nivel similar al de los países más avanzados?
-¿El cierre definitivo de centenares de escuelas, bibliotecas y centros culturales?
-¿La reaparición del tifus, la tuberculosis, los altos índices de mortalidad infantil, la desocupación, el analfabetismo, los mendigos, los chicos de la calle, las familias sin techo?
-¿La realización de ejercicios militares de la OTAN con la presencia de oficiales turcos en la mismísima Ereván?
-¿El derrumbe del Palacio de la Juventud y de monumentos históricos y arquitectónicos que tanto le costaron al pueblo y que eran orgullo nacional?
-¿Los fusilamientos -en el recinto de sesiones de la Asamblea Nacional- del Primer Ministro, del Presidente y Vicepresidentes parlamentarios y de otros funcionarios de Estado?
-¿Los fusilamientos de manifestantes en pleno centro de Ereván?
-¿Las represiones masivas contra el pueblo que denuncia y protesta después de cada acto electoral?
-¿La participación de Kocharian en la Cumbre de la OTAN realizada en Estambul y su firma reconociendo la integridad territorial de Azerbeidján y Turquía?
-¿La «independencia» y la «libertad» de tener que aplicar los planes de estudio y salud ideados e impuestos por el Banco Mundial; el de realizar las reformas constitucionales «que sugieren» de manera obligatoria los civilizados Estados europeos; el de aceptar los préstamos del Fondo Monetario Internacional y sus designios de cómo manejar las finanzas y el desarrollo económico del país?
-¿Las jubilaciones y salarios de hambre?
-¿O están celebrando que de manera «libre» e «independiente» -y a decir de ustedes mismos-, corremos peligro de desaparecer de la faz de la tierra?
Si tanta libertad e independencia se pregona, ¿por qué se insiste con formar parte de la Unión Europea y de cualquier otra estructura regional? ¿Acaso no se pierden allí esos principios? ¿O resulta más lindo «ser europeo» que «ser soviético»?
El 21 de septiembre no puede ser «celebrado» más que como el «día de la restauración del capitalismo en Armenia». Y por lo tanto, debe ser festejado por quienes adhieren a dicha filosofía y a toda la ideología que la sostiene.
Insistir con transformar en festividad patria y de todos una fecha con marcado contenido político e ideológico (clasista y elitista) -y transmitírselo así a quienes aún no tienen poder de discernir (hablo del alumnado de las escuelas armenias)- no resulta adecuado, para no utili-zar otros términos.
Sería mucho más saludable presentar los hechos como ocurrieron y como son y que cada uno lo analice por su cuenta. También sería importante el debate, no sólo sobre las relaciones entre Armenia y Turquía, sino sobre todos los temas históricos y situaciones, para poder entender entre todos cómo llegamos hasta aquí.
El 21 de Septiembre de 1991 Armenia fue herida de muerte y comenzó a desangrarse. La herida sigue abierta. Y como hace 89 años, sólo el socialismo será capaz de salvarla y asegurar su existencia.


Adrián Lomlomdjian, Director

lunes, 14 de septiembre de 2009

Oportunidad para profundizar el debate

Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 12 de Septiembre de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)


La presentación pública del preacuerdo alcanzado por los gobiernos de Armenia y Turquía generó un intenso debate en ambas sociedad, incluídas sus diásporas, en las altas esferas políticas internacionales y en los países de la región. Lejos de concluir con la probable firma de ambos protocolos, que deberán ser refrendados por ambos parlamentos por la simple mayoría, el debate recién empieza y se nos abre una oportunidad histórica para no sólo para tratar el tema con mayor detenimiento y minuciosidad, sino para ir redefiniendo posiciones sectoriales respecto de las relaciones con Turquía, por un lado, y principalmente con lo que definimos como Causa Armenia, por el otro, tomando esta última como el reclamo conjunto de nuestros derechos históricos.
Ahora bien, ya la semana pasada dábamos cuenta de las posiciones adoptadas por las distintas fuerzas políticas armenias y la existencia, al menos hasta el presente, de un fuerte rechazo de las estructuras partidarias al paso dado por el gobierno de Sargsian.
Sin embargo decíamos que en lo particular, desde aquí, teníamos más interrogantes que certezas, y que nos parecía apresurado emitir una opinión categórica en un tema tan importante, diríamos hasta crucial en nuestra vidas, ya que involucra en él a una parte significativa de la historia familiar individual de cada uno de nosotros, como así también de la colectiva y nacional.
Porque creemos, humildemente, que en esto de la relaciones con Turquía, si bien todas las cuestiones se interrelacionan entre sí, no deberíamos analizarlas todas juntas y fijar una posición determinada en el conjunto. El genocidio, los territorios, el patrimonio histórico y cultural, la apertura de la frontera, el establecimiento de lazos diplomáticos, entre otros, merecen ser analizados y debatidos en profundidad cada uno por separado, fijando posicones al respecto, y luego sí, definidas todas esas cuestiones, adoptar una estrategia común frente al demandado, en este caso, el Estado turco, heredero indiscutido de aquel que planificó y perpetró el genocidio de armenios, y usurpó los territorios de la Armenia Occidental.
Al hablar de interrogantes y certezas, podemos enumerar algunas de estas últimas, que servirán a nuestos oyentes para entender nuestra posición, al menos, en cuanto a desde dónde nos afirmamos y nos incluimos en el debate.
Somos partidarios de la paz entre los Estados y la amistad entre los pueblos, principios irrenunciables en cualquier condición y ante cualquier tema; reivindicamos los territorios de la Armenia Occidental como propios y reafirmamos la exigencia de devolución de los mismos a los herederos de sus legítimos dueños: los descendientes de sus habitantes desterrados y masacrados; el genocidio de armenios no es tema de discusión ni debate, ya que así lo testifican nuestra propia historia de vida familiar, numerosos documentos históricos y el mismísimo Estado genocida, que en su tiempo condenó a los protagonistas de este hecho criminal; el establecimiento de nuevas sociedades con sistemas superadores –socialistas- en ambos países, permitirá un tratamiento distinto de la cuestión, creando las condiciones para alcanzar –seguramente- la solución justa basada en el respeto de la verdad historíca, el entendimiento y la fraternidad entre los hombres y mujeres de ambas naciones.
Parados aquí, en estas certezas –que sólo son algunas-, estamos dispuestos a sumarnos al debate que ya mismo debemos comenzar en el seno de nuestra colectividad.
Seguir azuzando el nacionalismo, el chauvinismo y la fraseología discriminatoria, sólo contribuyen a envenenar las mentes de las nuevas generaciones, cargándolas de odios y resquemores, e innibiéndolas de contribuir con novedosas posiciones al debate colectivo.
No estamos en la etapa de competir –a través de declaraciones y documentos públicos- de quién es más armenio que quién. La historia ya se encarga por si sóla, a través de todo el archivos acumulado, de mostrarnos qué hizo y qué dijo cada sector político-partidario en las distintas etapas del desarrollo de la armenidad. Y la vida misma se encarga de mostrarle a nuestros pares qué dijimos y qué hicimos cada uno de nosotros mientras anduvimos por este mundo.
El momento requiere de la madurez de cada uno de nosotros para asumirnos como protagonistas, involucrándonos en el debate con el apasionamiento lógico que el tema amerita, pero respetuosos de la opinión ajena y haciendo de la tolerancia el factor principal sobre el que debemos basar nuestra decisión de alcanzar una posición que logre reflejar la mayor parte de las coincidencia de la mayoría comunitaria.
Este será el aporte fundamental que podamos hacerle a la sociedad de la República de Armenia y al resto de las comunidades diasporeanas, y será nuestra carta de presentación al gran debate que algún dia deberá darse la armenidad toda.


Adrián Lomlomdjian
Director

Alegría en el recuerdo y por la continuidad

Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 5 de Septiembre de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)


SI decimos que fue una noche mágica, no estaríamos faltando a la verdad. Tampoco, si aseguramos que fue emocionante e inolvidable. Y mucho menos, si sostenemos que quedó demostrado que recordando y valorando el pasado vamos construyendo los cimientos sobre los que se basan el presente y nuestro futuro inmediato.
Todo esto se deriva del Festival 53 Aniversario de LA VOZ ARMENIA, llevado a cabo el pasado domingo 30 de Agosto, en el salón SIRANUSH del Centro Armenio, ante más de 450 personas que disfrutaron cada segundo del evento, demostrando así, por sobre todas las cosas, su sincero reconocimiento hacia Nubar Lomlomdjian –militante comunitario, creador y baluarte de LA VOZ ARMENIA-, por un lado, y la sana predisposición para valorar la iniciativa tomada y el esfuerzo realizado.
A la superlativa presentación del joven y prestigioso cantante de la Madre Patria, Guevorg Chakmanian, se sumaron las brillantes actuaciones del Conjunto de Danzas Armenias KAIANE, de la Unión Cultural Armenia, del tecladista Pedro Dakessian y del cantante Pablo Kouyoumdjian. Cada uno de ellos, y a través de lo que mejor hacen, aportó de manera decisiva para el logro de un resultado altamente satisfactorio en cuanto a la calidad de lo presentado, medido estrictamente desde la respuesta obtenida de la gran mayoría de los asistentes.
Porque a pesar de los errores y las fallas, imposibles de evitar allí donde actuamos los hombres, la emoción, el recuerdo, la valoración del esfuerzo y del nivel artístico, lograron conjuntamente crear un ambiente en el que predominó la alegría y la satisfacción, para disfrute de cada uno de los presentes.
Decíamos antes del evento que el éxito ya estaba garantizado a partir de la presencia de Guevorg. Y llegamos a esta afirmación, porque el tomar la decisión de traerlo y haber logrado su llegada, ya de por sí constituían un éxito. Y a partir de eso, la gira realizada por distintos establecimientos educacionales e instituciones armenias, la conferencia de prensa, la reunión con los militantes comunitarios de la cultura, sus encuentros con los pequeños en las escuelas y con los jóvenes integrantes del KAIANE, su participación en nuestro programa radial del pasado sábado, su presencia en el aniversario 80 del Coro GOMIDAS y el cariño recibido, entre otras cosas, formaron un todo tan importante para Guevorg y para nosotros, que el Festival pasó a ser “la frutilla del postre”, el “broche de oro” a una semana plagada de vivencias inolvidables, de experiencias irrepetibles.
Y nada de todo esto hubiera sido posible sin Ustedes, amigos oyentes, quienes nos acompañan sábado a sábado, y sin nuestros “amigos anunciantes”, aquellos que entendiendo el significado de la iniciativa tomada no dudaron un instante en acompañar y asegurar con su aporte la concreción de este ambicioso proyecto. Para cada uno de Ustedes y para cada uno de ellos nuestro sincero agradecimiento por permitirnos “este lujo” de celebrar nuestro aniversario con un artista de la talla de Guevorg Chakmanian, galardonado por el Presidente de Armenia por su trabajo militante en la preservación de nuestra cultura.
Tampoco voy a olvidarme de agradecer al Primado de la Iglesia Apostólica Armenia, Monseñor Kissag Muradian, al Archimandrita Pablo Hekimian –de la Iglesia Católica Armenia-, al Cónsul de la República de Armenia Sr. Haik Berikian, a los directivos de las instituciones y establecimientos educativos comunitarios, y a los representantes de los medios de comunicación de la colectividad, quienes estuvieron presentes y nos apoyaron permanentemente.
A mi familia, mi mamá, mi esposa e hijos, mi hermana y sobrinos, mis tías y tíos, primos-primas e hijos, todos allí, recordando, homenajeando a Nubar.
A los integrantes del equipo –pasado y presente- de LA VOZ ARMENIA, quienes jamás dudaron en sentir como propia la audición, aportando lo mejor de cada uno, toda su sabiduría y esfuerzo.
En cada ámbito de la vida tenemos ciclos, atravesamos etapas. A lo largo de sus 53 años, mucha agua pasó por debajo del puente de LA VOZ ARMENIA. Vivimos momentos buenos y malos, alegrías y tristezas. Pero seguimos. Como lo hizo Nubar durante años, como elegimos hacerlo nosotros ahora, concientes de estar aportando nuestro pequeño granito de arena al titánico trabajo de centenares de otros militantes comunitarios que no escatiman esfuerzo en la tarea de preservar nuestras raíces, nuestra cultura y nuestra relación con lo armenio.
Pero esta nueva etapa también nos tiene sumando en esa “otra obra gigantesca” conocida de varias formas: “nueva sociedad”, “nuevo mundo”, “hombre nuevo”. Obra que precisa de solidaridad, justicia, fraternidad, igualdad, tolerancia, respeto y mucho amor.
Ayudar a mantener la armenidad en estas tierras y luchar contra todas las injusticias y formas de explotación, son lo legados que heredamos de Nubar-conductor de radio y Nubar-militante. Y trabajamos día a día para continuar -por muchos años más- transitando por este camino.


Adrián Lomlomdjian
Director

viernes, 4 de septiembre de 2009

El vaso medio lleno

Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 22 de Agosto de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)


Si les cuento que muchas veces la militancia y la actividad comunitaria nos dejan sinsabores grandes, tragos amargos, heridas abiertas, dolores incurables, no les estoy trayendo ninguna novedad, principalmente para muchos de quienes están escuchando y han sufrido –y sufren- en carne propia “algo” de lo que acabo de enumerar.
Pues entonces se estarán preguntando: si son tantos los sinsabores y los tragos amargos, los momentos dolorosos y las heridas que dejan huellas, ¿por qué seguimos haciendo, por qué seguimos militando, por qué seguimos firmes al pie del cañón?
La respuesta es sencilla: porque todo ésto ya forma parte de nuestras vidas y lo hacemos convencidos asumiendo como propio el interés de las mayorías. Y las razones que nos llevan a seguir son varias y, a la postre, al momento de sacar conclusiones, resultan contundentes frente a las anteriormente descriptas.
Pero antes de comenzar a contarles algunas cositas quiero decirles que estoy hablando en plural porque a pesar de la segura existencia de diferencias y particularidades, esta reflexión será compartida por la gran mayoría de todos esos militantes silenciosos y anónimos –no porque no tengan nombre y apellido, sino porque jamás persiguieron una plaqueta o ver su nombre en una pared-, que con su tarea y sacrificio cotidianos son los verdaderos sostenes de la estructura comunitaria en conjunto, y de cada institución, establecimiento educativo, medio de comunicación o grupo artístico-cultural, en particular.
Tomaré como ejemplo LA VOZ ARMENIA para no tener que nombrar a terceros, sino para poder, a través de la experiencia propia, sintetizar lo que les estoy diciendo.
Por ejemplo, es doloroso, y muy, que quien económicamente puede dar una mano sin que ello signifique mucho trastorno (es decir, el equivalente a 1 ó 2 cenas en cualquier restaurante oriental de la ciudad), no sólo te la niegue, sino que encima lo haga demostrando una falta total de respeto y desinterés. Porque resultaría mucho más lógico decir “no quiero colaborar” –argumento válido desde donde se lo mire- que no atender el teléfono, negar su presencia o, el colmo, decir “no estoy en condiciones”.
Después es fácil hacer lindos discursos dándonos cátedra de los que significa armenidad, del sacrificio que hay que hacer para mantener nuestras raíces, nuestras costumbres y nuestros valores culturales. Claro, porque lo hacen desde la comodidad que les brinda su “holgada situación material”, sin tener en cuenta, por ejemplo, el verdadero sacrificio que hacen aquellos que eligieron “la militancia comunitaria” en lugar del “negocio particular”; o sin siquiera deterse un segundo en pesar en aquellos centenares de hombres y mujeres que regresan a sus hogares a la medianoche en colectivo o taxi varias veces a la semana luego de cumplir con la “armenidad” que los otros pregonan; o lo heróico de los trabajadores de la educación y la cultura armenia, cuyo ingresos (si los hay) apenas alcanzan para ir y venir y aportar ínfimamente a la economía familiar.
Pero como contrapartida están los otros, los muchos, aquellos que a pesar de las dificultades cotidianas, de no formar parte de “esa elite pudiente que se cree dominante por el sólo hecho de tener”, no dudan jamás, ni un instante, en decirte “puedo colaborar con esto, ¿está bien?”. ¡Y vaya si está bien!, no por la suma de dinero en sí, sino por la actitud comprometida de saber que ese aporte, mucho o poco, resulta vital para que sintamos el valor de lo que estamos haciendo. Porque reitero, no es de dinero de lo que estamos hablando, sino de apoyo, de compromiso, de presencia, de decirte “dale, seguí adelante”.
Y son estos gestos, estas respuestas multiplicadas por cientos, las que nos motivan a seguir haciendo a quienes hemos hecho de la militancia comunitaria una forma de vida.
Porque por cada uno de aquellos que te dan vuelta la cara y te desprecian, hay decenas de quienes acompañan y te hacen sentir que lo que hacés vale, incluso, en muchos casos, hombres y mujeres con los que ideológicamente compartís poco o nada.
Porque en estos casos prima el sentimiento humano, el respeto, el buen trato, el reconocer en el otro a un igual, más allá de las diferencias.
Ellos, “los amigos anunciantes”, no son más que hombres y mujeres concientes de que ese enorme ejército de militantes comunitarios precisan de ese imprescindible acompañamiento para seguir.
Contribución material, aliento para el espíritu, apoyo a través de la presencia, escuchar las radios, leer nuestros periódicos y revistas, asisitir a nuestras escuelas (si abaratamos las mensualidades, mejor), instituciones e iglesias, escucharnos a pesar de no compartir, respetarnos, hablarnos de frente, no tener miedo a criticar ni a ser criticado, aceptarnos unos a los otros tal cual somos, es algo de lo mucho y fundamental que debemos hacer todos juntos.
Este festival 53 aniversario de LA VOZ ARMENIA es, como vengo señalandolo hace meses, no sólo un homenaje a Nubar Lomlomdjian, su fundador, sino a todos los militantes comunitarios que derrochan sacrificio en cada una de nuestras instituciones.
Y ustedes, oyentes y auspiciantes, pero ante todo amigos y compañeros, son los verdaderos artífices de todo esto: de Nubar, de que LA VOZ ARMENIA continúe en el aire pasado medio siglo y de que todos juntos, en una fiesta que será de todos, rindamos tributo a quienes lo merecen y les digamos: ¡sigan adelante!
Se puede ver el vaso de dos formas: medio lleno o medio vacío. Nosotros, elegimos verlo medio lleno.


Adrián Lomlomdjian
Director