lunes, 14 de septiembre de 2009

Oportunidad para profundizar el debate

Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 12 de Septiembre de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)


La presentación pública del preacuerdo alcanzado por los gobiernos de Armenia y Turquía generó un intenso debate en ambas sociedad, incluídas sus diásporas, en las altas esferas políticas internacionales y en los países de la región. Lejos de concluir con la probable firma de ambos protocolos, que deberán ser refrendados por ambos parlamentos por la simple mayoría, el debate recién empieza y se nos abre una oportunidad histórica para no sólo para tratar el tema con mayor detenimiento y minuciosidad, sino para ir redefiniendo posiciones sectoriales respecto de las relaciones con Turquía, por un lado, y principalmente con lo que definimos como Causa Armenia, por el otro, tomando esta última como el reclamo conjunto de nuestros derechos históricos.
Ahora bien, ya la semana pasada dábamos cuenta de las posiciones adoptadas por las distintas fuerzas políticas armenias y la existencia, al menos hasta el presente, de un fuerte rechazo de las estructuras partidarias al paso dado por el gobierno de Sargsian.
Sin embargo decíamos que en lo particular, desde aquí, teníamos más interrogantes que certezas, y que nos parecía apresurado emitir una opinión categórica en un tema tan importante, diríamos hasta crucial en nuestra vidas, ya que involucra en él a una parte significativa de la historia familiar individual de cada uno de nosotros, como así también de la colectiva y nacional.
Porque creemos, humildemente, que en esto de la relaciones con Turquía, si bien todas las cuestiones se interrelacionan entre sí, no deberíamos analizarlas todas juntas y fijar una posición determinada en el conjunto. El genocidio, los territorios, el patrimonio histórico y cultural, la apertura de la frontera, el establecimiento de lazos diplomáticos, entre otros, merecen ser analizados y debatidos en profundidad cada uno por separado, fijando posicones al respecto, y luego sí, definidas todas esas cuestiones, adoptar una estrategia común frente al demandado, en este caso, el Estado turco, heredero indiscutido de aquel que planificó y perpetró el genocidio de armenios, y usurpó los territorios de la Armenia Occidental.
Al hablar de interrogantes y certezas, podemos enumerar algunas de estas últimas, que servirán a nuestos oyentes para entender nuestra posición, al menos, en cuanto a desde dónde nos afirmamos y nos incluimos en el debate.
Somos partidarios de la paz entre los Estados y la amistad entre los pueblos, principios irrenunciables en cualquier condición y ante cualquier tema; reivindicamos los territorios de la Armenia Occidental como propios y reafirmamos la exigencia de devolución de los mismos a los herederos de sus legítimos dueños: los descendientes de sus habitantes desterrados y masacrados; el genocidio de armenios no es tema de discusión ni debate, ya que así lo testifican nuestra propia historia de vida familiar, numerosos documentos históricos y el mismísimo Estado genocida, que en su tiempo condenó a los protagonistas de este hecho criminal; el establecimiento de nuevas sociedades con sistemas superadores –socialistas- en ambos países, permitirá un tratamiento distinto de la cuestión, creando las condiciones para alcanzar –seguramente- la solución justa basada en el respeto de la verdad historíca, el entendimiento y la fraternidad entre los hombres y mujeres de ambas naciones.
Parados aquí, en estas certezas –que sólo son algunas-, estamos dispuestos a sumarnos al debate que ya mismo debemos comenzar en el seno de nuestra colectividad.
Seguir azuzando el nacionalismo, el chauvinismo y la fraseología discriminatoria, sólo contribuyen a envenenar las mentes de las nuevas generaciones, cargándolas de odios y resquemores, e innibiéndolas de contribuir con novedosas posiciones al debate colectivo.
No estamos en la etapa de competir –a través de declaraciones y documentos públicos- de quién es más armenio que quién. La historia ya se encarga por si sóla, a través de todo el archivos acumulado, de mostrarnos qué hizo y qué dijo cada sector político-partidario en las distintas etapas del desarrollo de la armenidad. Y la vida misma se encarga de mostrarle a nuestros pares qué dijimos y qué hicimos cada uno de nosotros mientras anduvimos por este mundo.
El momento requiere de la madurez de cada uno de nosotros para asumirnos como protagonistas, involucrándonos en el debate con el apasionamiento lógico que el tema amerita, pero respetuosos de la opinión ajena y haciendo de la tolerancia el factor principal sobre el que debemos basar nuestra decisión de alcanzar una posición que logre reflejar la mayor parte de las coincidencia de la mayoría comunitaria.
Este será el aporte fundamental que podamos hacerle a la sociedad de la República de Armenia y al resto de las comunidades diasporeanas, y será nuestra carta de presentación al gran debate que algún dia deberá darse la armenidad toda.


Adrián Lomlomdjian
Director

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