martes, 25 de marzo de 2008

NUESTRA PARTICIPACION

Programa radial “LA VOZ ARMENIA”
Editorial del Sábado 22 de Marzo de 2008



Uno de los días de esta semana, como cada día de nuestras vidas, nos causaban repugnancia las declaraciones de 2 de los genocidas más notorios de nuestros días: del mandatario yanqui Bush y del ex Presidente español Aznar, quienes sin siquiera ruborizarse decían “que la invasión a Irak estaba altamente justificada y que hoy tomarían la misma decisión”. Y lo peor, es que han hecho estas declaraciones luego que ya es de conocimiento público (y confesado por ellos mismos) “que Irak no poseía armas químicas y que no existía relación de ningún tipo entre Saddam y Al Qaeda”. Es decir, nos están diciendo en la cara que hicieron, hacen y harán lo que se les antoje, cuando se les antoje y donde se les antoje.
Unos pocos kilómetros más allá, hablando de distancia territorial, pero bien cerquita en cuanto a ideología y metodología a los anteriormente mencionados, el Estado nazi-sionista de Israel continúa con su práctica política genocida contra el pueblo palestino, verdadero y único dueño de las tierras donde se construyó hace 60 años -a sangre y fuego- el actual hogar del pueblo judío, ante la complicidad de las principales potencias y estados mundiales, y ante la pasiva resignación de la opinión pública internacional, que no hace otra cosa que manifestar su solidaridad con el pueblo palestino, cuando en realidad lo que hay que hacer es DETENER INMEDIATAMENTE LA MATANZA SISTEMÁTICA DE PALESTINOS, RETIRAR A LOS OCUPANTES ISRAELIES DE LOS TERRITORIOS OCUPADOS, CONFORMAR Y RECONOCER INTERNACIONALMENTE EL ESTADO PALESTINO Y ARRESTAR, JUZGAR Y CONDENAR A LAS AUTORIDADES ISRAELÍES POR SUS CRIMENES DE LESA HUMANIDAD.
Genocidio, un término que no nos es ajeno, un crimen que hemos sufrido como pueblo y cuyas consecuencias aún permanecen latentes, heridas abiertas y sangrantes, voces que claman justicia.
Descendientes de armenios, crecimos escuchando a nuestros abuelos hablar de sus tierras usurpadas, de sus bienes saqueados, de su patrimonio cultural destruido, de su patria arrebata y ocupada, del silencio cómplice a escala mundial, de la soledad y el destierro. Crecimos escuchando relatos cargados de un dolor para muchos inexplicable e inentendible, pero para nosotros dolor transformado en lucha, en convicciones inquebrantables, en búsqueda permanente de solidaridad, en memoria que perdura a pesar de las décadas.
Y esa memoria la aplicamos en cada esfera de nuestras vidas.
Tenemos memoria para recordar y honrar a quienes cayeron luchando contra la barbarie instaurada por la dictadura genocida argentina, y también para no olvidarnos de los responsables, los criminales y los que se aprovecharon de la situación; Tenemos memoria para seguir acompañando la lucha por justicia y verdad, por la aparición y restitución a sus legítimos familiares de cada niño robado por las garras genocidas; Tenemos memoria para seguir acordándonos de quiénes fueron los que perdonaron y quisieron poner punto final, y de quienes no titubearon en continuar con la misma política económica genocida aplicada por los gobiernos de facto; Tenemos memoria para seguir manteniendo frescos los acontecimientos de las década infame de los 90, no olvidando a quienes se enriquecieron con el hambre del pueblo, a quienes entablaron relaciones carnales con el enemigo ni tampoco a quienes acompañaron todo ese proceso de saqueo y vaciamiento de nuestro país y hoy se presentan como si nada, intentando portar una máscara que nada les cubre ante los ojos de la verdad.
No permitamos que nos sigan presentando como algo natural y normal lo que debe ser motivo suficiente para rebelarnos contra el orden establecido y luchar por una mundo mejor.
-No es normal y natural que se invada un país con falsas excusas, se masacre a centenares de miles de personas y se saqueen sus riquezas (petróleo);
-No es normal y natural que se decida crear un Estado sobre un territorio que ya tiene dueño y que encima se lo someta, explote y masacre a lo largo de las décadas, ante la indiferencia cómplice de la comunidad internacional;
-No es normal y natural que países que pregonan “la defensa de la integridad territorial de los Estados”, reconozcan una nueva república creada en una de las provincias pertenecientes a un país que forma parte de las Naciones Unidas y cuyas fronteras fueron y son aceptadas por todos. ¿Por qué no se reconoce la independencia del País Vasco, de los Catalanes o de los kurdos?:
-No es normal y natural que un país o grupos de países decidan qué está bien y qué está mal, y según cuál sea su punto de vista bloqueen, sancionen y hasta organicen golpes de estado en terceros países;
-No es normal y natural que una pequeña Isla, y sus 10 millones de habitantes, deban vivir bloqueados durante medio siglo por el sólo hecho de querer ser dueños y forjadores de su propio destino;
-No es normal y natural que mientras miles de millones de personas padecen hambre, epidemias y muchas de las otras lacras, un minúsculo grupo de seres humanos se apropien de los bienes de la humanidad para beneficio propio y lujuria ilimitada de su clase social;
-No es normal y natural que se derroche agua mientras haya quienes mueren de sed; que se derroche gas mientras haya quien muera de frío; que derrochen alimentos mientras haya quien muere de hambre; que se acaparen medicamentos mientras haya quien muere por necesitarlos y no poder comprarlos; que se tengan viviendas vacías como bienes personales mientras haya quien duerme en la calle;
-No es normal y natural que recordemos a las víctimas del Genocidio de Armenios y luchemos por sus derechos; que recordemos a las víctimas del Genocidio indoamericano y luchemos por sus derechos; que recordemos a las víctimas del Holocausto judío y que no hagamos sentir nuestra enérgica voz de protesta y no luchemos sin tregua para que se ponga fin a los genocidios de los pueblos de Palestina e Irak, entre otros;
-No es normal y natural ver personas revolviendo basura para comer; ver abuelos, mujeres y niños durmiendo en las calles; ver gente tirando de un carro pesadísimo cargado con cartones y plásticos, abajo del frío y la lluvia o del sol abrasador, para poder llevar el pan a su casa.
No, nada de todo lo enumerado es normal y natural ni nosotros debemos verlo como tal.
Nuestro silencio, nuestra quietud y nuestra indiferencia son claro ejemplo de derrota.
Hablá, activá, participá. No seamos espectadores. Luchá. Porque la única lucha que se pierde es la que se abandona.
Buen fin de semana para todos y hasta el próximo sábado.


Adrián Lomlomdjian



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lunes, 17 de marzo de 2008

COHERENCIA

Programa radial “LA VOZ ARMENIA”
Editorial del Sábado 15 de Marzo de 2008



Cada mañana abrimos los ojos y se suceden ante nosotros innumerables acontecimientos que requieren de nuestra atención, sucedan éstos a metros de nosotros o en el rincón más alejado del planeta. Cada uno de ellos, independientemente de nuestra participación, van definiendo nuestro carácter, nuestra actitud y posición como seres humanos, nos van moldeando, formando, e incluso templando. Así es como vamos definiendo quiénes y cómo somos y, principalmente, de qué lado estamos y cuáles son nuestros principales objetivos en la vida, más allá que en las distintas etapas de la misma uno va cambiando las prioridades, pero, estoy convencido, jamás sus objetivos de vida. Estos, los objetivos, en quienes pasamos la vida tratando de mantener la coherencia entre los dichos y la práctica cotidiana, resultan una meta permanente y irrenunciable, ligados íntimamente a nuestros principios e ideales. Y es la propia realidad la que día a día nos pone a prueba, ya sea con hechos que ocurren en nuestros hogares, lugares de trabajo y de militancia o recreación, o a través de hacernos tomar posición respecto a sucesos que ocurren a miles de kilómetros de nosotros y de nuestos ámbitos de vida. Y es aquí donde jugamos cotidianamente la partida más difícil, que es la de demostrar COHERENCIA, no sólo entre lo que decimos y lo que hacemos, sino en las posiciones que tomamos respecto a similares acontecimientos ocurridos en distintos lugares y momentos.
No es difícil de entender lo que estoy diciendo, pero vayamos a algunos ejemplos concretos que nos ayudarán a comprenderlo mejor.
-Nosotros, como descendientes de armenios e integrantes de una diáspora conformada como consecuencia directa del genocidio sufrido por nuestros antepasados, seguimos reclamando justicia y tratando de curar las heridas aún abiertas y sangrantes, a pesar de que han pasado 93 años de aquellos trágicos acontecimientos en los que, como nación y pueblo, fuimos privados para siempre de nuestras tierras, de nuestro patrimonio histórico-cultural y de nuestras pertenencias. Y no hay uno de todos nosotros que se permita a sí mismo mantenerse ajeno al reclamo y al recuerdo de las víctimas de la barbarie genocida. Y año tras año, pedimos y exigimos la solidaridad internacional para con nuestra lucha.
Pero he aquí que a pesar de esta demostración de tenacidad y perdurabilidad en la lucha y el reclamo, nosotros no actuamos como le pedimos al resto, que actúe para con nuestra causa.
Hoy, ante nuestros ojos y ante los de la humanidad, se está perpetrando un GENOCIDIO similar al sufrido por nuestros antepasados. Hoy, y desde hace décadas, el pueblo palestino es sistemáticamente masacrado por el estado nazi-fascista de Israel, que no sólo no se ha contentado con invadir y ocupar los territorios palestinos y formar un Estado israelí allí, sino que sigue con la limpieza étnica en los territorios que aún quedan en manos palestinas a fin de ocuparlos todos e ir dándole forma a su soñada “Gran Israel”.
Y nosotros, que pedimos solidaridad para con nuestro dolor, ¿qué hacemos para contribuir con la lucha heroica del pueblo palestino contra los invasores y ocupantes nazi-sionistas?
Amigos y amigas, con las palabras sólo no alcanza; con las muestras de simpatía y afecto para con los palestinos, tampoco. Cada minuto que pasa y no logramos detener las garras de la maquinaria terrorista y genocida israelí, significan más muertos, más destrucción, más hambre, más miseria, más dolor de todo un pueblo. Por eso, necesitamos demostrar y demostrarnos COHERENCIA, para poner en esta lucha los mismos atributos que ponemos en la nuestra propia, pudiendo así contribuir no sólo a aliviar el dolor palestino, sino a la victoria misma de ese pueblo, que será la victoria del todos los pueblos.
-Otra cuestión que requiere COHERENCIA es cuando fijamos posiciones respecto a ciertos hechos concretos, tratando de mostrarnos humanos y sensatos, cuando en realidad no hacemos otra cosa que ponernos al lado de los genocidas, los explotadores y los que hacen y deshacen a su antojo. Un ejemplo claro de ello es lo que pasó hace pocos días en nuestra América Latina, cuando un Presidente que nada hace por esconder su rol de “faldero fiel del amo”, violó la soberanía territorial de un país vecino y fusiló a una veitena de hombre y mujeres que habían elegido la COHERENCIA como forma de vida, luchando y poniendo en riesgo sus propias vidas, para construir una nueva sociedad en su patria.
Todos hablaron de que “no se pueden violar las fronteras de las naciones” y que “se debe respetar la integridad territorial de cada país”, pero creo que fueron muy pocos -y por eso no alcanzó a escuchárseles la voz-, quienes dijeron que tendrían que ser castigados los que asesinaron, o mejor dicho fusilaron, a los miembros de las FARC. Y no hay que tener miedo en decirlo ni en reclamarlo; no hay que dudar por temor a ser tildado de tal o cual cosa. Sólo hay que ser COHERENTES y defender la vida de quienes están de nuestro mismo lado, seguramente con métodos distintos a los nuestros y definidos por ellos mismos de acuerdo a su propia realidad, pero con objetivos similares: construir la nueva sociedad.
¿Cómo podemos ser duros con quienes luchan en su patria contra quienes los tienen sometidos y explotados desde hace décadas, y no decir nada o tomar como algo natural las invasiones, masacres, cárceles clandestinas, operaciones encubiertas, dobles agentes y toda esa basura que utilizan el imperialismo y sus secuaces para mantenernos sometidos? ¿Hombres y mujeres que eligieron la lucha como forma de vida y desde hace décadas viven así, yendo de un lugar a otro y lejos de las comodidades que disfrutamos cada uno de nosotros, pueden ser tildados de “criminales” por los propios criminales, y encima, nosotros aceptarlo?
Si hablamos de criminales y genocidas, ahí están, a la vista de todos y tienen nombre y apellido: son el imperialismo yanqui y el genocida mayor, Bush; son los piratas ingleses y el genocida Tony Blair, que para colmo dice ser socialdemócrata (¿o será que los socialdemócratas son así?); es el Estado nazi-sionista de Israel, que sistemáticamente aniquila palestinos ante la complacencia de sus aliados occidentales y nuestra casi indiferencia; es el estado turco, que utiliza su poderosa maquinaria militar contra el pueblo kurdo que reclama y lucha por sus derechos y sus tierras; es el Presidente Uribe, quien cumple a rajatabla con los pedidos del amo y, además, se opone abiertamente a que continúen las negociaciones como primera etapa para un proceso de paz seguro y el fin de la guerra en Colombia.
Criminales y genocidas. Contra ellos es nuestra lucha. Sólo necesitamos COHERENCIA.

Adrián Lomlomdjian

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sábado, 8 de marzo de 2008

La respuesta está en nosotros

Programa radial “LA VOZ ARMENIA”
Editorial del Sábado 8 de Marzo de 2008

La semana pasada comenzábamos nuestro programa con la noticia de que efectivos policiales habían ingresando a la Plaza de la Opera de Ereván para desalojarla de los manifestantes que allí estaban concentrados desde la finalización de las elecciones presidenciales reclamando y exigiendo que las mismas fueran declaradas nulas. También informábamos que según las primeras noticias había un muerto, varios heridos y decenas de detenidos. Decíamos que nos habíamos comunicado telefónicamente en dos oportunidades con amigos residentes en Armenia y que éstos nos comentaban que la situación estaba por demás tensa.
Con estas noticias terminamos el programa del sábado pasado y nos llevamos toda la preocupación, lógica, de que algo peor podía e iba a pasar.
Y durante el atardecer del mismo sábado recibíamos la primera llamada telefónica desde Ereván que nos anunciaba lo que allí estaba ocurriendo: enfrentamientos entre efectivos y manifestantes, centenares de heridos y detenidos, varios muertos, vehículos, locales y oficinas incendiadas, comercios destruidos y saqueados, la intolerancia se había transformado en barbarie y paseaba su rabia y su sed de sangre por las calles de Ereván. Quien nos comentaba todo, habló de miedo, por su seguridad y la de su familia, pero por sobre todas las cosas por el futuro del país.
El Presidente Kocharian decretó el Estado de Sitio y sacó las tropas del Ejército a custodiar las calles de la capital. Las fotos nos mostraban postales del horror vivido: 8 muertos, 7 civiles y 1 policía; manifestantes golpeando a soldados armenios de entre 18 y 20 años; patrulleros, vehículos particulares y autobuses ardiendo; gente herida, gente apresada, gente llorando, gente preguntándose qué había pasado y cómo habían sido capaces de llegar a tanto...
A partir del estado de sitio se estableció en la ciudad algo así como “la paz de los cementerios”. Llegaron funcionarios occidentales de todos los colores (y no nos equivocamos si aseguramos que detrás de todo ésto estuvo la siempre presente mano de la omnipresente potencia imperial y sus lacayos asociados), cada uno con el versito bien aprendido e invitando a “establecer el diálogo entre las partes”. Levón Ter Petrossian, el candidato opositor convocante de las concentraciones de protesta en la Plaza de la Opera, se hacía presente en la Corte Constitucional para presentar su pedido de nulidad de las elecciones. Claro que ya habían 8 muertos y se había logrado enfrentar a la gente entre sí. Los otros dirigentes opositores, llámense Stepán Demirdjian, Aram Sarkissian, Raffí Hovannesian y otros, brillaron por su ausencia. Cuando el pueblo enojado decidió enfrentar la represión, ninguno de ellos estaba junto a la gente a la que convocaron a “luchar hasta el fin”. Al menos, ningún cable de noticias recibido durante estos días habla del arresto de alguno de ellos.
Desde el oficialismo se justifica la represión argumentando que los policías desarmados fueron recibidos con disparos de arma de fuego por los manifestantes. Nuestra duda es que si así hubiera sido, no habría 1 sólo policía muerto, sino más. Desde la oposición se habla de represión indiscriminada, a mansalva y utilizando armas de todo tipo. Nuestra duda es que si así hubiera sido no habría casi un centenar de heridos entre policías y soldados.
Datos por aquí, datos por allá. Justificativos de unos y otros. Llamados al diálogo y a la paz interior. Los Partidos Republicano, “Armenia Próspera” y “Orinats Yerkir” que condenan a Ter Petrossian y sus aliados y firman la formación de un gobierno de coalición. Ter Petrossian que exige la nulidad de las elecciones como punto principal para sentarse a dialogar con las autoridades.
De pronto, tropas azerbeidjanas ingresan en territorio de Gharapagh, ocupan un pueblo armenio, dejando como saldo varios heridos. Rápidamente, las fuerzas armenias se repliegan y contraatacan, recuperan posiciones, expulsan a los azerbeidjanos del territorio armenio, con el saldo de 8 soldados azeíes muertos.
Para decirlo en criollo, “quisieron aprovechar la volada”. Pensaron: “Aprovechemos que se están matando entre ellos”.
Les pregunto a Ustedes, oyentes: ¿Alguno de Ustedes dudaba que el proceso electoral armenio terminaría así? ¿Alguien creyó que un individuo como Ter Petrossian aceptaría simpáticamente la derrota que lo condenaba a estar alejado del poder –y de los enormes beneficios que trae consigo- para el resto de su vida? ¿Ustedes creyeron que Occidente, a través de esas organizaciones no gubernamentales que no sabemos qué hace ni como viven, y de sus organismos fantasmas, perdería una gran oportunidad para poner en el poder a uno de sus delfines en la república ex soviética que sigue manteniendo una alianza estratégica, y casi indestructible, con Rusia?
Si conocer aún los lamentables y trágicos hechos que sucedieron luego, la semana pasada decíamos que “se había entablado una lucha sin cuartel entre los grupos mafiosos de poder y que el pueblo, harto de todo, por un lado, e independientemente de a quién había votado, por el otro, sería la única víctima de esta confrontación”. No es que seamos adivinos, sino que, como dijimos la semana pasada, “siempre, y en todas partes, el que lucha es el pueblo, el sacrificio lo hace el pueblo, las víctimas las da el pueblo, pero los laureles se los llevan los vivos, los pícaros, los dueños del poder”.
¿Hasta cuándo tratarán de seguir haciéndoles creer a las nuevas generaciones, y a nuestra colectividad en general, que hay que festejar el 21 de Septiembre como el Día de la Independencia? ¿Hasta cuándo seguirán mintiendo acerca de que hoy somos libres e independientes? ¿Hasta cuándo seguirán falseando la historia pasada y presente?
Hasta en esta tragedia uno siente orgullo por los ideales abrazados y por los principios defendidos. ¿Qué hubiera pasado si en la Armenia Soviética hubieran gobernado hombres de la calaña de Ter Petrossian, Kocharian y otros, cuando el pueblo se manifestó en aquellos años, todos los días, con paros, cortes de calle, huelgas estudiantiles, marchas, etc.? Hoy estaríamos hablando de miles de muertos y recordando con inmenso dolor a las víctimas de una guerra fraticida.
Sin embargo, hubieron elecciones, ganó quien ganó, se cambió el sistema y no hubo represión, ni tanques en las calles, ni heridos, ni muertos...
Debemos aprender a llamar las cosas por su nombre. Armenia no se independizó el 21 de Septiembre de 1991. Armenia dejó de ser una república socialista y comenzó a formar parte del tercer mundo capitalista. Y entonces, todas las lacras conocidas por nosotros pasaron a forman lenta y paulatinamente, parte de la vida cotidiana de los ciudadanos armenios.
Los atentados en el Parlamento fueron obra de asesinos armenios; las represiones son ordenadas por autoridades armenias; el pueblo en las plazas es enfervorizado por dirigentes armenios; el saqueo económico del país estuvo a cargo de la nueva burguesía armenia; la usurpación de todos los bienes del estado y de cada individuo estuvo dirigida por armenios. Es decir, Armenia la están destruyendo los propios armenios.
Y pensar que todavía hay quienes se preguntan: ¿Cómo fue posible que siendo mayoría la población armenia en los territorios de la Armenia Occidental, Turquía pudo dominarnos, desterrarnos y masacrarnos?
Busquemos parte de la respuesta en nosotros, en nuestra historia y nuestro presente.


Adrián Lomlomdjian


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