Programa radial “LA VOZ ARMENIA”
Editorial del Sábado 15 de Marzo de 2008
Editorial del Sábado 15 de Marzo de 2008
Cada mañana abrimos los ojos y se suceden ante nosotros innumerables acontecimientos que requieren de nuestra atención, sucedan éstos a metros de nosotros o en el rincón más alejado del planeta. Cada uno de ellos, independientemente de nuestra participación, van definiendo nuestro carácter, nuestra actitud y posición como seres humanos, nos van moldeando, formando, e incluso templando. Así es como vamos definiendo quiénes y cómo somos y, principalmente, de qué lado estamos y cuáles son nuestros principales objetivos en la vida, más allá que en las distintas etapas de la misma uno va cambiando las prioridades, pero, estoy convencido, jamás sus objetivos de vida. Estos, los objetivos, en quienes pasamos la vida tratando de mantener la coherencia entre los dichos y la práctica cotidiana, resultan una meta permanente y irrenunciable, ligados íntimamente a nuestros principios e ideales. Y es la propia realidad la que día a día nos pone a prueba, ya sea con hechos que ocurren en nuestros hogares, lugares de trabajo y de militancia o recreación, o a través de hacernos tomar posición respecto a sucesos que ocurren a miles de kilómetros de nosotros y de nuestos ámbitos de vida. Y es aquí donde jugamos cotidianamente la partida más difícil, que es la de demostrar COHERENCIA, no sólo entre lo que decimos y lo que hacemos, sino en las posiciones que tomamos respecto a similares acontecimientos ocurridos en distintos lugares y momentos.
No es difícil de entender lo que estoy diciendo, pero vayamos a algunos ejemplos concretos que nos ayudarán a comprenderlo mejor.
-Nosotros, como descendientes de armenios e integrantes de una diáspora conformada como consecuencia directa del genocidio sufrido por nuestros antepasados, seguimos reclamando justicia y tratando de curar las heridas aún abiertas y sangrantes, a pesar de que han pasado 93 años de aquellos trágicos acontecimientos en los que, como nación y pueblo, fuimos privados para siempre de nuestras tierras, de nuestro patrimonio histórico-cultural y de nuestras pertenencias. Y no hay uno de todos nosotros que se permita a sí mismo mantenerse ajeno al reclamo y al recuerdo de las víctimas de la barbarie genocida. Y año tras año, pedimos y exigimos la solidaridad internacional para con nuestra lucha.
Pero he aquí que a pesar de esta demostración de tenacidad y perdurabilidad en la lucha y el reclamo, nosotros no actuamos como le pedimos al resto, que actúe para con nuestra causa.
Hoy, ante nuestros ojos y ante los de la humanidad, se está perpetrando un GENOCIDIO similar al sufrido por nuestros antepasados. Hoy, y desde hace décadas, el pueblo palestino es sistemáticamente masacrado por el estado nazi-fascista de Israel, que no sólo no se ha contentado con invadir y ocupar los territorios palestinos y formar un Estado israelí allí, sino que sigue con la limpieza étnica en los territorios que aún quedan en manos palestinas a fin de ocuparlos todos e ir dándole forma a su soñada “Gran Israel”.
Y nosotros, que pedimos solidaridad para con nuestro dolor, ¿qué hacemos para contribuir con la lucha heroica del pueblo palestino contra los invasores y ocupantes nazi-sionistas?
Amigos y amigas, con las palabras sólo no alcanza; con las muestras de simpatía y afecto para con los palestinos, tampoco. Cada minuto que pasa y no logramos detener las garras de la maquinaria terrorista y genocida israelí, significan más muertos, más destrucción, más hambre, más miseria, más dolor de todo un pueblo. Por eso, necesitamos demostrar y demostrarnos COHERENCIA, para poner en esta lucha los mismos atributos que ponemos en la nuestra propia, pudiendo así contribuir no sólo a aliviar el dolor palestino, sino a la victoria misma de ese pueblo, que será la victoria del todos los pueblos.
-Otra cuestión que requiere COHERENCIA es cuando fijamos posiciones respecto a ciertos hechos concretos, tratando de mostrarnos humanos y sensatos, cuando en realidad no hacemos otra cosa que ponernos al lado de los genocidas, los explotadores y los que hacen y deshacen a su antojo. Un ejemplo claro de ello es lo que pasó hace pocos días en nuestra América Latina, cuando un Presidente que nada hace por esconder su rol de “faldero fiel del amo”, violó la soberanía territorial de un país vecino y fusiló a una veitena de hombre y mujeres que habían elegido la COHERENCIA como forma de vida, luchando y poniendo en riesgo sus propias vidas, para construir una nueva sociedad en su patria.
Todos hablaron de que “no se pueden violar las fronteras de las naciones” y que “se debe respetar la integridad territorial de cada país”, pero creo que fueron muy pocos -y por eso no alcanzó a escuchárseles la voz-, quienes dijeron que tendrían que ser castigados los que asesinaron, o mejor dicho fusilaron, a los miembros de las FARC. Y no hay que tener miedo en decirlo ni en reclamarlo; no hay que dudar por temor a ser tildado de tal o cual cosa. Sólo hay que ser COHERENTES y defender la vida de quienes están de nuestro mismo lado, seguramente con métodos distintos a los nuestros y definidos por ellos mismos de acuerdo a su propia realidad, pero con objetivos similares: construir la nueva sociedad.
¿Cómo podemos ser duros con quienes luchan en su patria contra quienes los tienen sometidos y explotados desde hace décadas, y no decir nada o tomar como algo natural las invasiones, masacres, cárceles clandestinas, operaciones encubiertas, dobles agentes y toda esa basura que utilizan el imperialismo y sus secuaces para mantenernos sometidos? ¿Hombres y mujeres que eligieron la lucha como forma de vida y desde hace décadas viven así, yendo de un lugar a otro y lejos de las comodidades que disfrutamos cada uno de nosotros, pueden ser tildados de “criminales” por los propios criminales, y encima, nosotros aceptarlo?
Si hablamos de criminales y genocidas, ahí están, a la vista de todos y tienen nombre y apellido: son el imperialismo yanqui y el genocida mayor, Bush; son los piratas ingleses y el genocida Tony Blair, que para colmo dice ser socialdemócrata (¿o será que los socialdemócratas son así?); es el Estado nazi-sionista de Israel, que sistemáticamente aniquila palestinos ante la complacencia de sus aliados occidentales y nuestra casi indiferencia; es el estado turco, que utiliza su poderosa maquinaria militar contra el pueblo kurdo que reclama y lucha por sus derechos y sus tierras; es el Presidente Uribe, quien cumple a rajatabla con los pedidos del amo y, además, se opone abiertamente a que continúen las negociaciones como primera etapa para un proceso de paz seguro y el fin de la guerra en Colombia.
Criminales y genocidas. Contra ellos es nuestra lucha. Sólo necesitamos COHERENCIA.
Adrián Lomlomdjian
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