Programa radial “LA VOZ ARMENIA”
Editorial del Sábado 22 de Marzo de 2008
Editorial del Sábado 22 de Marzo de 2008
Uno de los días de esta semana, como cada día de nuestras vidas, nos causaban repugnancia las declaraciones de 2 de los genocidas más notorios de nuestros días: del mandatario yanqui Bush y del ex Presidente español Aznar, quienes sin siquiera ruborizarse decían “que la invasión a Irak estaba altamente justificada y que hoy tomarían la misma decisión”. Y lo peor, es que han hecho estas declaraciones luego que ya es de conocimiento público (y confesado por ellos mismos) “que Irak no poseía armas químicas y que no existía relación de ningún tipo entre Saddam y Al Qaeda”. Es decir, nos están diciendo en la cara que hicieron, hacen y harán lo que se les antoje, cuando se les antoje y donde se les antoje.
Unos pocos kilómetros más allá, hablando de distancia territorial, pero bien cerquita en cuanto a ideología y metodología a los anteriormente mencionados, el Estado nazi-sionista de Israel continúa con su práctica política genocida contra el pueblo palestino, verdadero y único dueño de las tierras donde se construyó hace 60 años -a sangre y fuego- el actual hogar del pueblo judío, ante la complicidad de las principales potencias y estados mundiales, y ante la pasiva resignación de la opinión pública internacional, que no hace otra cosa que manifestar su solidaridad con el pueblo palestino, cuando en realidad lo que hay que hacer es DETENER INMEDIATAMENTE LA MATANZA SISTEMÁTICA DE PALESTINOS, RETIRAR A LOS OCUPANTES ISRAELIES DE LOS TERRITORIOS OCUPADOS, CONFORMAR Y RECONOCER INTERNACIONALMENTE EL ESTADO PALESTINO Y ARRESTAR, JUZGAR Y CONDENAR A LAS AUTORIDADES ISRAELÍES POR SUS CRIMENES DE LESA HUMANIDAD.
Genocidio, un término que no nos es ajeno, un crimen que hemos sufrido como pueblo y cuyas consecuencias aún permanecen latentes, heridas abiertas y sangrantes, voces que claman justicia.
Descendientes de armenios, crecimos escuchando a nuestros abuelos hablar de sus tierras usurpadas, de sus bienes saqueados, de su patrimonio cultural destruido, de su patria arrebata y ocupada, del silencio cómplice a escala mundial, de la soledad y el destierro. Crecimos escuchando relatos cargados de un dolor para muchos inexplicable e inentendible, pero para nosotros dolor transformado en lucha, en convicciones inquebrantables, en búsqueda permanente de solidaridad, en memoria que perdura a pesar de las décadas.
Y esa memoria la aplicamos en cada esfera de nuestras vidas.
Tenemos memoria para recordar y honrar a quienes cayeron luchando contra la barbarie instaurada por la dictadura genocida argentina, y también para no olvidarnos de los responsables, los criminales y los que se aprovecharon de la situación; Tenemos memoria para seguir acompañando la lucha por justicia y verdad, por la aparición y restitución a sus legítimos familiares de cada niño robado por las garras genocidas; Tenemos memoria para seguir acordándonos de quiénes fueron los que perdonaron y quisieron poner punto final, y de quienes no titubearon en continuar con la misma política económica genocida aplicada por los gobiernos de facto; Tenemos memoria para seguir manteniendo frescos los acontecimientos de las década infame de los 90, no olvidando a quienes se enriquecieron con el hambre del pueblo, a quienes entablaron relaciones carnales con el enemigo ni tampoco a quienes acompañaron todo ese proceso de saqueo y vaciamiento de nuestro país y hoy se presentan como si nada, intentando portar una máscara que nada les cubre ante los ojos de la verdad.
No permitamos que nos sigan presentando como algo natural y normal lo que debe ser motivo suficiente para rebelarnos contra el orden establecido y luchar por una mundo mejor.
-No es normal y natural que se invada un país con falsas excusas, se masacre a centenares de miles de personas y se saqueen sus riquezas (petróleo);
-No es normal y natural que se decida crear un Estado sobre un territorio que ya tiene dueño y que encima se lo someta, explote y masacre a lo largo de las décadas, ante la indiferencia cómplice de la comunidad internacional;
-No es normal y natural que países que pregonan “la defensa de la integridad territorial de los Estados”, reconozcan una nueva república creada en una de las provincias pertenecientes a un país que forma parte de las Naciones Unidas y cuyas fronteras fueron y son aceptadas por todos. ¿Por qué no se reconoce la independencia del País Vasco, de los Catalanes o de los kurdos?:
-No es normal y natural que un país o grupos de países decidan qué está bien y qué está mal, y según cuál sea su punto de vista bloqueen, sancionen y hasta organicen golpes de estado en terceros países;
-No es normal y natural que una pequeña Isla, y sus 10 millones de habitantes, deban vivir bloqueados durante medio siglo por el sólo hecho de querer ser dueños y forjadores de su propio destino;
-No es normal y natural que mientras miles de millones de personas padecen hambre, epidemias y muchas de las otras lacras, un minúsculo grupo de seres humanos se apropien de los bienes de la humanidad para beneficio propio y lujuria ilimitada de su clase social;
-No es normal y natural que se derroche agua mientras haya quienes mueren de sed; que se derroche gas mientras haya quien muera de frío; que derrochen alimentos mientras haya quien muere de hambre; que se acaparen medicamentos mientras haya quien muere por necesitarlos y no poder comprarlos; que se tengan viviendas vacías como bienes personales mientras haya quien duerme en la calle;
-No es normal y natural que recordemos a las víctimas del Genocidio de Armenios y luchemos por sus derechos; que recordemos a las víctimas del Genocidio indoamericano y luchemos por sus derechos; que recordemos a las víctimas del Holocausto judío y que no hagamos sentir nuestra enérgica voz de protesta y no luchemos sin tregua para que se ponga fin a los genocidios de los pueblos de Palestina e Irak, entre otros;
-No es normal y natural ver personas revolviendo basura para comer; ver abuelos, mujeres y niños durmiendo en las calles; ver gente tirando de un carro pesadísimo cargado con cartones y plásticos, abajo del frío y la lluvia o del sol abrasador, para poder llevar el pan a su casa.
No, nada de todo lo enumerado es normal y natural ni nosotros debemos verlo como tal.
Nuestro silencio, nuestra quietud y nuestra indiferencia son claro ejemplo de derrota.
Hablá, activá, participá. No seamos espectadores. Luchá. Porque la única lucha que se pierde es la que se abandona.
Buen fin de semana para todos y hasta el próximo sábado.
Adrián Lomlomdjian
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