miércoles, 15 de septiembre de 2010

ESTAMOS ANDANDO

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 14 de septiembre de 2010

Hace no muchos años atrás el mundo se sacudía y cambiaba para siempre: desaparecía el campo socialista y los grupos de poder –y gobiernos- occidentales y capitalistas se lanzaban a una ofensiva depredadora no sólo de los bienes materiales -frutos del esfuerzo de millones-, sino de la conciencia de la humanidad.
El "fin de las ideologías", el "triunfo del capitalismo sobre el comunismo", el “ya no vale la pena luchar” y “una mejor redistribución de las riquezas tendiente a “humanizar” al capitalismo”, fueron algunos de los conceptos que han querido corporizar en cada uno de nosotros –con un porcentaje de éxito importante- durante las 24 horas, los 365 días de cada año, a lo largo de estas últimas dos décadas.
Pero estuvimos quienes resistimos de una y mil formas, incluso llegando –de manera injusta- a ser “incomprendidos” o ganarnos el mote de “pobrecitos, no cambian más” de aquellos que se creían, y se creen, superados y dueños de “una nueva forma de ver las cosas”, que no es nada más que repetir hasta el cansancio lo que los centros de poder le meten en sus cabezas día y noche. Y lo hacen sin siquiera analizar si lo que dicen y aseveran posee algún grado de consistencia que pueda transformarlo en verdad para quienes sí nos atribuimos y practicamos el derecho a formar idea propia.
Dos cosas llaman poderosamente la atención, pero al mismo tiempo son la expresión del poder de aquellos grupos que mantienen en pie el sistema opresor y explotador contra viento y marea.
Esas dos cosas son: la memoria corta de millones y la hipocresia.
La primera, lamentablemente, es propiedad de un sector importante –quizá mayoritario- de cada una de nuestras sociedades (hablo de la argentina y la armenia, sobre las que tenemos mayores conocimientos). Y digo lamentablemente, porque es gracias a “esa memoria corta” que quienes han saqueado la Argentina (o Armenia) y quienes han sumergido a millones en la marginación, la exclusión y la miseria, siguen siendo considerados “referentes” a la hora de pensar en quién va a conducir los destinos del país hacia su definitiva liberación nacional y social.
Y estos “referentes” político-partidarios de derecha, centroderecha y centroizquierda, haciendo gala de una verdadera actitud “hipócrita”, hacen como si nada hubiera pasado, como si ellos no tuvieran historia, como si hubieran aterrizado de Marte hace apenas minutos... Y entonces, afirman lo que antes negaban y niegan lo que antes afirmaban sin siquiera sonrojarse de vergüenza, demostrándonos que son capaces de todo lo malo que uno pueda imaginar.
Acá, los que quitaron el 15% a los jubilados y a los empleados públicos, quienes se opusieron al traspaso al Estado de las jubilaciones privadas, hoy se rasgan las vestiduras y gritan a los cuatro vientos que quieren el 82% móvil para los jubilados.
Allá, quienes querían una Armenia libre e independiente para decidir por cuenta propia los destinos del país (así lo aseguraban, más allá del partido político al que pertenecieran), ahora votan enmiendas a la Constitución a propuesta de la Comunidad Europea, hacen a un costado el idioma armenio como lengua oficial y dejan que las potencias decidan qué será del futuro de Gharapagh.
Hay mucho más de acá y allá como para ejemplificar lo que estamos diciendo, pero alcanza y sobra.
Cada día, en nuestros hogares, lugares de trabajo o estudio, en el barrio, en el club, con familiares y amigos, debemos afrontar este nuevo momento en nuestras vidas y poner todo a debate, cuestionando cada idea, convecidos de nuestro derecho a razonar y formar idea propia. No podemos seguir permitiendo que existan soberbios que se crean capacitados para decirnos lo que debemos pensar, hablar y hacer. Y para colmo, que nos tomen por idiotas.
Quien participa de una salidera bancaria, de un robo automotor, de un secuestro express y además mata, es un ladrón y criminal, y es juzgado como tal. Lo mismo debería ocurrir con aquellos que se apropiaron de empresas a costa de presiones, secuestros, torturas y muertes.
Quienes encabezaron aquellos años de plomo y muerte en el país, y quienes mantuvieron funcionando esa horrorosa maquinaria genocida, fueron y son juzgados por crímenes de lesa humanidad. Lo mismo debería ocurrir con aquellos quienes silenciaron el terror y las muertes a cambio de prebendas económicas y una porción de poder.
Quienes robaron a los bebés recién nacidos de nuestros compañeros y compañeras que ya no están, son buscados, algunos encontrados y condenados. Lo mismo debería ocurrir con aquellos civiles que se aprovecharon de la situación y participaron de este abominable delito: robo de bebés y de identidad.
La posición asumida ante cada uno de estos hechos marcará para siempre nuestras vidas ante nuestros hijos, familiares y amigos.
Ponerse del lado de los criminales –hayan sido sus delitos económicos o de lesa humanidad- será una mochila que deberán cargar por el resto de sus días aquellos quienes siguen creyendo en lo que “otros dicen”.
Nosotros no dudamos: no nos conformamos con lo buenas medidas que se toman. Porque las desigualdades siguen y los poderosos son cada día más poderosos. Queremos profundizar el avance hacia una nueva sociedad de iguales derechos y deberes, sin explotadores ni explotados, en confraternidad con nuestros hermanos latinoamericanos, sobre la base de la verdad y la justicia.
El camino es largo. Pero estamos andando.

Adrián Lomlomdjian
Director

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