martes, 14 de diciembre de 2010

No se ilusionen…

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del martes 2 de noviembre de 2010

Fue un golpe duro. Para propios y extraños.
Para nosotros, quienes no dudamos en ubicarnos en el campo popular que sueña y construye una Argentina en donde estemos incluídos y disfrutemos todos, fue tan duro como el asesinato de Mariano Ferreyra.
Se apagó la vida del ex Presidente Néstor Kirchner y en apenas un par de días, se acabaron un montón de “supuestos” que eran presentados como “realidades incontrastables” por los enemigos de la nueva Argentina que estamos construyendo a pesar de ellos.
Centenares de miles de personas no se movilizaron a despedir a un dirigente político porque les dio “un pancho y una coca”, sino porque como se repitió una y mil veces “les devolvió la dignidad de poder ser alguien”.
Los principales líderes latinoamericanos no lloraron porque se fue un “socio” de negocios, sino porque ya no estará con ellos un compañero de lucha.
Los jóvenes no se movilizaron porque los trajeron en micros, obligados, sino porque sintieron la necesidad y el compromiso de decir: “Aquí estamos, dispuestos a seguir la lucha”.
Los abuelos y abuelas, curtidos en una y mil batallas, no fueron a despedir a quien les negó el 82%, sino a aquel que permitió que hubieran 2 millones de nuevos jubilados y que se aumentaran las jubilaciones por ley 2 veces al año.
Los empleados públicos no fueron a despedir a su jefe porque si no le descontaban el día, sino fueron a homenajear al hombre que les aumentó el salario luego de 12 años de congelamiento y quien puso fin a esa constante de echar empleados públicos para cumplir con las recetas del Fondo Monetario.
Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo lloraron porque se fue, como dijeron ellas mismas, uno de sus hijos, aquel que fue a fondo no sólo contra los genocidas, sino también contra sus cómplices civiles.
Y así, podría seguir enumerando un sinfín de razones que movilizaron a centenares de miles de argentinos a lo largo y ancho del país para decirle adiós al ex Presidente, pero también, y por sobre todas las cosas, para decirle a la Presidenta que no dude ni un segundo en continuar por el camino elegido, ya que somos millones quienes, a pesar de nuestras diferencias, estamos dispuestos a bancar todo lo que haga falta para construir una Argentina de iguales.
A pesar de la importante y mayoritaria identidad peronista que acompaña este proceso, queda claro que Kirchner no es Perón, ni que sus muertes significan lo mismo.
Perón dejó como herencia a Isabelita, López Rega y la Triple A, antecedentes inmediatos del terrorismo de Estado. En cambio, Kirchner nos legó a Cristina y su compromiso –al menos expresado hasta la fecha a través de la palabra y los hechos- de seguir por el rumbo elegido.
En cuanto al debate en el que estamos sumergidos en el campo popular quienes arrastramos algunas de las identidades que la conforman, no hace falta mucho para darse cuenta que Kirchner no es el Che. Tampoco Evo. Y nuestra realidad no es la de Cuba ni la de Bolivia. Tampoco la de Brasil ni Venezuela. Es nuestra, única e irrepetible, con todas aquellas particularidades propias de cada uno de nosotros.
Pero ojo. ¿Quién puede sentirse dueño de la verdad absoluta y decir: -“Yo soy revolucionario y los demás no”? ¿Quién puede presentarse como puro y legítimo representante de los ideales de la sociedad socialista? ¿Quién está o se cree apto para juzgar a los distintos sectores que conformamos el campo popular? Y estoy haciendo referencia tanto a algunos sectores del oficialismo, que desde una soberbia incomprensible pretenden hacernos creer que sólo el peronismo es sinónimo de popular y revolucionario, como a ciertos sectores de la izquierda, que parados desde esa otra soberbia que intenta vendernos “pureza” consideran que “nada sirve” y que “todos son lo mismo, excepto ellos”.
Desde aquí, humildemente, sin perder la identidad político-partidaria que uno fue construyendo a lo largo de las décadas, consideramos que la actual etapa trasciende cualquier identidad partidaria específica. Es decir, estamos aquellos quienes queremos seguir profundizando este inédito proceso de construcción de una nueva Argentina y quienes quieren devolvernos a ese pasado de exclusión y humillaciones para muchos y pizza y champagne para uno pocos.
Por eso, ¡Ni lo sueñen!
Aprendimos las lecciones de la historia y como dice la compañera Hebe, la MADRE de todos: ¡Ni un paso atrás!

Adrián Lomlomdjian
Director

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