jueves, 17 de junio de 2010

LA OPCIÓN QUE VALE LA PENA

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del sábado 12 de Junio de 2010


Pasan tantas cosas en una semana, que a uno lo hacen dudar al momento de sentarse a escribir la editorial, que no es más que una opinión que pretende servir a la reflexión colectiva sobre temas que no sólo nos preocupan, sino que tienen incidencia concreta sobre nuestras vidas en general, y sobre nuestra contidaneidad, en particular.
Creo que la primera opinión debe estar dedicada al Estado genocida de Israel y a las potencias que dominan el escenario internacional.
Luego del asalto criminal de las fuerzas de elite israelíes a los barcos que llevaban solidaridad a los palestinos bloqueados y sistemáticamente masacrados por los mejores alumnos del nazi fascista Adolf Hitler, causaba asco, sí, asco, escuchar las declaraciones de las autoridades israelíes tratando de justificar lo injustificable. Y también causó asco, porque es ésta la palabra que se debe utilizar, la actitud asumida por las principales potencias que simplemente repudiaron “el acto” y NO al “actor-responsable principal” y, encima, se rieron de todos, pero por sobre todo de las víctimas y sus familiares, “exigiéndole al Estado criminal que lleve adelante una investigación de lo sucedido”.
¿Se entiende? Es como que se le hubiera pedido a los Jóvenes Turcos que investiguen las matanzas de armenios, o a Videla y Pinochet la represión en Argentina y Chile.
Y esa misma “comunidad internacional”, encabezada por las potencias mundiales, no sólo no cumplió con la voluntad de la mayoría de los pueblos de castigar a Israel de manera determinante, sino que encima intenta lavarle las culpas, acompañándola en su aventura contra Irán, sancionando a este último y con ello, dando por ciertas las acusaciones y difamaciones difundidas por el Estado genocida israelí.
Porque no caben dudas que ya no es tiempo de mirar pasivamente qué pasa a nuestro alrededor, sino de involucrarnos cada vez más y de aportar nuestro pequeño granito de arena para acabar con tanta hipocresía y tanta mentira dando vueltas e intentando –y muchas veces, logrando- manejar las conciencias de millones.
Entendámonos de una vez: el que está en falta no es el pueblo palestino, que resiste y lucha por su libertad, identidad y derechos, sino los israelíes, que ocuparon tierras, crearon un país, someten y masacran a un pueblo, y mantienen un Estado fundamentalista en el que la discriminación y la violencia son el sustento fundamental para su permanencia.
De nada sirve callar, como tampoco sirve solidarizarnos con la palabra nada más.
Nuestra solidaridad con el pueblo palestino debe expresarse a través de hechos concretos, de actos, de denuncias públicas y de todas aquellas otras manifestaciones que nos ayuden a sumar voluntades para ayudar a derrotar la prepotencia israelí, que como reguero de pólvora, se expande y es repetida por otras personas y en otras situaciones.
Si no, ¿cómo explicar la actitud del Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, quien se pasea por todos lados y emite opiniones con total desparpajo, cuando está procesado y es el principal responsable de la destrucción de la Ciudad de Buenos Aires y del deterioro de la calidad de vida de los millones que la habitan? ¿Cómo explicar la vuelta a escena del impresentable ex mandatario Fernando De la Rúa, responsable de una de las mayores tragedias y quien condujo al país a un callejón sin salida? ¿Cómo explicar la caradurez de Cobos, quien desde su lugar de Vicepresidente trabaja para erosionar y destituir al actual gobierno del que, paradójicamente, forma parte? ¿Cómo explicar que quienes tanto daño le hicieron al país, los dirigentes del peronismo, el radicalismo y la derecha liberal y conservadora, se nos presenten como “nuevos salvadores”, cuando en realidad son “los mismos explotadores y vende patrias” de siempre?
Esa prepotencia de la que hace gala Israel es la misma que utilizan yanquis y europeos para pisotear derechos por el mundo y dar cátedra de civilización, democracia y humanismo; es la misma que utiliza el Primer Ministro turco, Erdogán, para pedir el levantamiento del bloqueo a Gaza y mantener bloqueada a Armenia; para pedir el fin de la agresión a los palestinos y seguir agrediendo y bombardeando a los kurdos; para pedir que se respeten los derechos de las minorías y castigar con la cárcel a quienes en Turquía osan hablar del Genocidio de Armenios.
¿Y qué hacemos nosotros ante esta prepotencia? ¿La reconocemos y simplemente la miramos, o nos comprometemos a denunciarla y combatirla en cualquiera de sus formas y expresiones?
Pasar por la vida simplemente viendo qué ocurre a nuestro alrededor y disfrutando de los todos los adelantos es la principal opción que nos da –y hacia la que nos induce a través de sus todopoderosos medios de comunicación- el dominante y oprobioso sistema capitalista.
Nuestra opción no es fácil ni placentera, pero vale la pena: Vivir para luchar contra las injusticias y la explotación, para hacer de la solidaridad una actitud de vida, y para intentar construir sociedades de iguales que nos permitan poner las bases de un mundo donde la paz y la amistad entre los pueblos, y el bienestar general de la humanidad sean objetivos que guíen el accionar de la humanidad toda.

Adrián Lomlomdjian
Director

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