sábado, 20 de marzo de 2010

ESTÁN TODOS EN LA MISMA BOLSA DE BASURA

Audición radial LA VOZ ARMENIA, Buenos Aires, República Argentina
Editorial del programa del sábado 20 de Marzo de 2010

A mediados de semana nos vimos sacudidos por una información que recorrió el mundo en un segundo, convirtiéndose en un verdadero llamado de atención que excede la particularidad armenia: el Primer Ministro turco, Rechep Erdoghán, enojado por las recientes resoluciones de algunos parlamentos a favor del reconocimiento del Genocidio de Armenios, y tratando de “mostrar los dientes”, amenazaba con “expulsar de Turquía a los casi 100 mil ciudadanos armenios indocumentados”, que se encuentran allí en búsqueda de condiciones económicas más favorables.
Las reacciones de rechazo fueron inmediatas, se sucedieron en una casi interminable cadena que abarcó decenas y decenas de países e idiomas. Y las hubo de todos los matices. Estuvieron quienes la criticaron desde sólidas posiciones ideológicas y principios humanísticos, hasta quienes lo hicieron ahondando la xenofobia, la discrimación y el odio, eso sí, desde una supuesta “vereda distinta a la que ocupan los bárbaros turcos”.
Para quienes logramos ver el bosque muchos más allá de esos árboles que intentan obstaculizarnos la visión permanentemente, quedó harto demostrado una vez más, que las concepciones ideológicas –más allá de los matices que suelen agregarles para presentar su particularidad nacional- unifican a los seres humanos, ya sea de un lado como del otro.
¿En qué se diferencia la xenofobia expresada por Erdoghán de aquella otra que, por ejemplo, se escucha por estas tierras y afirma que en nuestro país “falta trabajo por los bolivianos, peruanos y paraguayos indocumentados”?
¿En qué se diferencia –desde lo conceptual- lo dicho por el premier turco de aquellas ideas que sostienen “la supremacía del ser armenio por sobre los pueblos salvajes que lo rodean” y, por qué no, por sobre toda la humanidad?
¿En qué se diferencia la idea puesta de manifiesto por el mandamás turco, de aquella otra que difunden y ponen en práctica “los civilizados gobiernos europeos” cuando persiguen y maltratan a los centenares de miles de extranjeros que buscan una mejor vida en sus países?
¿En qué se diferencia la “bravuconada verborrágica” de Erdoghán de los dichos y hechos de la gran mayoría de las autoridades de, por ejemplo, Estados Unidos, la Unión Europea, las ex Repúblicas Soviéticas e Israel?
El Primer Ministro turco no hizo más que expresar públicamente su pensamiento ideológico retrógrado, xenófobo y discriminatorio, que no se diferencia un milímetro de lo que piensan y dicen los retrógrados, xenófobos y discriminadores del resto de los países.
Estos, “los nacionalistas”, se retroalimentan los unos a los otros, se necesitan para enfretarse y mantener a los pueblos enemistados por particularidades nacionales que jamás pueden ser motivo de odio y muerte. Y mientras nos dividen a los de abajo no dudan en hacer grandes negocios entre los de arriba.
Es la fórmula bíblica que vienen aplicando desde hace siglos: enemistar a los pueblos, enriquecerse las clases dominantes y mantener su poder en base al sojuzgamiento y la explotación, indistintamente de la nacionalidad y religión del explotado.
Aunque no guste y sea difícil de comprender, aunque despierte broncas y enojos, sigo manteniéndome firme entre quienes hacemos de la paz y la amistad entre los pueblos nuestra guía para la acción y la lucha por la nueva sociedad socialista, por el mundo nuevo.
Nada, absolutamente nada diferencia a Taleat de Videla, a Kemal de Franco, a Enver de Pinochet, a Somoza de Mussolini, a Bush de Sarcozy, a Aznar de Berlusconi, a Massera de Obama, a los colaboracionistas armenios de los genocidas nazis de los grupos de tarea de la genocida dictadura militar argentina o de los blanquitos contrarrevolucioanrios de Bolivia y Venezuela.
Son enemigos de los pueblos, de todos.
Erdoghán, lo único que hizo, fue volver a ponerlos a todos en una misma bolsa de basura.

Adrián Lomlomdjian
Director

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