domingo, 13 de diciembre de 2009

Latinoamericanismo vs. Europeísmo

Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 12 de Diciembre de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)

Obama, el Presidente de la principal potencia imperialista y genocida del planeta, recibe el Premio Nobel de la Paz. Mientras el 80% de los europeos (según datos recogidos de la página oficial de la Unión Europea) cree que sus políticos son corruptos, son estos políticos los que descaradamente recorren el mundo dando cátedra de democracia y humanismo. Esa misma Europa aliada de los yanquis en el desmembramiento de Yugoslavia y Checoslovaquia, y en el saqueo de Europa del Este, manifiesta oficialmente a través del presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, “que el reconocimiento de la independencia de Abjazia y Osetia del Sur por parte de Rusia es un chiste de mal gusto”.
¿El mundo al revés o el revés del mundo?
¿Hasta cuándo vamos a soportar que estos países, sus gobernantes y círculos de poder nos digan qué hacer, cómo vivir y con quiénes debemos estar? ¿Hasta cuándo seguiremos repitiendo casi mecánicamente que “los valores de la civilización europea” son los ejemplos a seguir? ¿Alguna vez se detuvieron a pensar cuánta hipocresia junta convive en ese continente?
No vayamos muy lejos, anclemos en el siglo XX. Primera y Segunda Guerra Mundial, destrucción de ciudades y aldeas, decenas de millones de muertos, ocupación y saqueo de las riquezas de lo que ellos denominan “tercer mundo”. Apoyo a las dictaduras militares en latinoamérica a través del envio de asesores, la venta de armas y la inversión de los capitales obtenidos del saqueo que llevan adelante en cada rincón del planeta. Destrucción de Yugoslavia, bombardeo, apoyo a los separatistas musulmanes que en este caso “sirven a sus intereses, mientras los combaten en Irak y Afganistan. Reconocimiento continental al “nacimiento de nuevas repúblicas” que juran “fidelidad” a esa Unión Europea “muy derecha y humana”. Mientras tanto, los vascos que quieren independencia son “terroristas”.
El listado es largo. Ellos, los europeos, y sus jefes yanquis, jamás olvidarán de recitarnos bellos discursos plagados de frases que nos recuerdan la libertad, la independencia, la igualdad, los derechos de cada uno, bla, bla, bla… Y así, con cara de buenos y discursos de humanos, matan, roban, saquean, imponen, dominan, contaminan, amenazan.
Y nosotros, “muy blanquitos por fuera”, seguimos creyendo que somos “ellos”, porque así se encargan de hacérnoslo saber hasta el hartazgo los medios masivos de comunicación que están en sus manos. Parece ser que a muchos de nosotros (hablo en plural para no “discriminar”) nos afectan más “las heladas que sacuden Europa” en nuestro verano que “el calor sofocante” que recorre el sur del Río Bravo.
Guste o no, se esté de acuerdo en todo, en parte o en nada, Latinoamérica está escribiendo con sus propias manos no sólo su historia, sino que está comenzando a influenciar de manera decisiva la historia universal.
Yanquis y europeos desesperan no porque la gran mayoría de quienes ocupan el poder en nuestros países sean convencidos dirigentes revolucionarios dispuestos a construir sociedades socialistas, sino porque saben que gran parte de este único pueblo latinoamericano –conformado por la diversidad que caracteriza a nuestros países-, ha comenzado a desandar un camino que no tiene retorno. Y es la mayoría de cada uno de nuestros pueblos quien se convierte en sujeto activo en la construcción de lo nuevo. Y es a esos pueblos a quienes les temen europeos y yanquis, no a nuestro presidentes.
Porque si bien la mayoría de los y las mandatarias latinoamericanas y sus gobiernos hablan de etapas y tratan de “maquillar”, asegurando el mantenimiento de las mismas estructuras arcaicas y explotadoras, nosotros, pueblo, manifestamos de una y mil formas que “queremos y vamos por más”. Por eso ganó Mujica en Uruguay, fueron reelectos Correa y Chavez, y Evo Morales arrasó en una Bolivia que festejaba al grito de “¡socialismo ya!”.
Dirán, ¿qué tiene que ver todo esto con nosotros, con los armenios?
Mucho. Todo. Porque vivimos aquí, porque debemos terminar de entender que nuestra historia de cabecera, la del pasado más próximo, la que hace a nuestra vida cotidiana y al futuro de nuestros hijos, se está escribiendo acá, la están escribiendo, la están haciendo nuestros hermanos, los verdaderos, aquellos con quienes compartimos el aire y el agua a diario. La estamos haciendo juntos, concientes o no, queriendo ser partícipes o conformándonos con el simple rol de espectadores.
Nuestras raíces armenias, indestructibles ellas, no deben ser obstáculo para el proceso de integración de las nuevas generaciones. Y sigo llamándolo proceso de integración, porque a pesar de nacer en estas tierras, de ser ciento por ciento argentinos y latinoamericanos, estamos luchando contra una poderosa maquinaria capitalista que tiene en el mantenimiento de la característica nacional a uno de sus principales elementos para dividir y aislar a los distintos grupos.
Por eso, redefinirnos y militar esta redefinición como argentinos y latinoamericanos descendientes de armenios es una de las claves de nuestro accionar político dentro y fuera de la colectividad. Luchar contra el aislamiento, contra la permanencia y desarrollo del concepto de “gheto comunitario”, debe convertirse en pilar de nuestro discurso y actividad.
Armenia, lo armenio, esa historia, costumbres y tradiciones, querramos o no, seguirán formando parte de nuestra identidad, incluso, independientemente de nuestra voluntad. Y todo eso que heredamos y que forma parte de nosotros, debe servirnos para enriquecer este colectivo que integramos, la sociedad argentina, conformada por un sinfín de particularidades que deben convertirse en sumatoria para lograr la unidad de acción, y no en “reproducir decenas de islotes comunitarios” donde cada quien sólo se interese por encontrarle solución a su problema.
LA VOZ ARMENIA “para que conozcan más y mejor a los armenios”, y en esta etapa “para ser cada día más y mejor argentino, latinoamericano”.


Adrián Lomlomdjian
Director

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