Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 31 de Octubre de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)
La editorial de la semana pasada terminaba con un interrogante público: ¿los armenios son sionistas? Y habría que agregarle: ¿son sionistas las colectividades armenias, en nuestro caso, la argentina?
Menudo embrollo en el que nos estamos metiendo, pero lo hacemos con la convicción de querer comenzar a desentrañar algunas de “las verdades absolutas” que hemos consumido por largos años y que parecen “intocables” para muchos.
¿Qué es el sionismo? Para decirlo de manera entendible “es un movimiento nacionalista creado sobre la base de un grupo racial y religioso, en este caso los judíos, que otorga a éstos más derechos que a otros seres humanos por el solo hecho de serlo, lo cual le convierte claramente en una ideología racista”.
Empecemos por hacer historia. En 10 de Noviembre de 1975, por 72 votos a favor, 35 en contra y 32 abstenciones, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobaba la Resolución Nº 3379 y equiparó al sionismo con el racismo en general y con el apartheid sudafricano en particular, llamando a su eliminación. La resolución -que era de carácter declarativo y no vinculante-, fue referencia frecuente en los debates sobre sionismo y racismo, pero fue anulada por la resolución 4686 del 16 de diciembre de 1991, una de las más cortas de la historia de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que decía: “La Asamblea General decide revocar la determinación que figura en su resolución 3379 (XXX), del 10 de noviembre de 1975”. Nada más. ¿Y por qué nada más? Porque este cambio sólo obedeció a razones políticas, al enorme poder del sionismo israelí junto a sus aliados imperialistas, y no a que haya cambiado en algo la esencia y los objetivos sionistas.
Y sobre las bases de esta idea general, el gobierno del Estado sionista de Israel lleva adelante un genocidio contra el pueblo palestino desde hace varias décadas, previo a haber invadido, ocupado y usurpado los históricos territorios de Palestina. Pero en otro momento analizaremos con mayor profundidad este tema.
Lo que ahora queremos hacer, es tratar de presentarles a Ustedes cómo una parte importante del pueblo armenio y de las colectividades armenias se apropian de ideas y métodos que dicen rechazar.
Por ejemplo, ponemos en el centro de la mira al “panturquismo” y al “panislamismo” como causales fundamentales del Genocidio de Armenios, de la usurpación y ocupación de nuestros territorios históricos y más, se sostiene que el actual gobierno turco no abandonó dichas ideologías y hoy avanza en el cumplimiento de sus planes basándose en ellas. Pero claro, para no ser menos organizamos encuentros “panarmenios” de toda índole y transmitimos de generación en generación la esencia de una idea que recriminamos y rechazamos en otros, pero que adoptamos como propia.
Hay más. Somos críticos –con razón- de Israel y de su accionar criminal para con el pueblo palestino. Sin embargo, hay quienes ni se sonrojan en decir “tenemos que ser como los judíos” o “debemos aprender de los israelíes”. Siempre me queda flotando el interrogante si lo que pretenden es que nos transformemos en asesinos de otros pueblos…
Otra. Nos reivindicamos armenios donde estemos, en nuestro caso la Argentina, sin detenernos a reflexionar con profundidad al respecto. Y esta idea, que nos esmeramos en “enseñársela” a las nuevas y futuras generaciones, conlleva muchos y profundos significados, necesarios de ser debatidos y comprendidos ya que resultan básicos para el desarrollo de los hombres y mujeres que la reciben y deben convivir con ella durante décadas.
Seguir tratando de sostener la idea que acá somos tan armenios como los de la colectividad estadounidense, la libanesa y la francesa y, por supuesto, como los ciudadanos de la República de Armenia, ya me suena descabellado. Sólo basta con sentarse un segundo y tratar de urgar en las preocupaciones cotidianas –ya sean en las particulares como en las del colectivo que integramos- para darnos cuenta que si bien hay algunas coincidencias, nuestro desarrollo como individuos y componentes de nuestras respectivas sociedades nos van diferenciando.
Esa idea muy sionista de “ser armenio en cualquier pais” justifica nefastos consejos como “no te metas en política nacional, no es asunto nuestro” o “nosotros tenemos que pensar en ayudar a Armenia, lo demás no es nuestro problema”, como si no hubiéramos nacido en estas tierras, ni tuviésemos los mismos derechos y deberes que el resto de nuestros compatriotas y no nos sintiéramos tan argentinos como el que más.
Lo armenio, en nuestra generación y en las venideras, ocupa un lugar preponderante y tienen un significado que va mucho más allá de estas “recomendaciones” que sólo persiguen fines políticos. Lo armenio forma parte de nuestra identidad como uno de sus componentes básicos y por ello resulta y resultará imposible de ser negado. Por el contrario, el reconocimiento de esta realidad es la que moldea nuestro accionar cotidiano, nuestra presencia en la vida comunitaria, nuestro accionar y nuestro sacrificio para no condenar al olvido nuestras raíces y todas sus particularidades, su milenario e inmenso legado cultural.
Y estas convicciones las sostenemos sin la necesidad de enunciar fogosos y grandilocuentes discursos “nazionalistas” o sionistas, sino desde el saber y la búsqueda permanente de quiénes somos, de dónde venimos, qué queremos y hacia dónde vamos, no desde la óptica del “exclusivismo nacional”, sino desde sabernos y reivindicarnos parte de una humanidad de iguales diferentes.
Esta humilde tribuna, LA VOZ ARMENIA, seguirá tratando de aportar al intercambio de ideas que nos permita, juntos, ir desentrañando esas “verdades absolutas heredadas” y construir el nuevo mundo de nuevas sociedades con hombres nuevos. El socialismo.
Adrián Lomlomdjian
Director
lunes, 9 de noviembre de 2009
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