Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 25 de Julio de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)
Cuando en 1988 el pueblo de la entonces Región Autónoma de Nakorno Gharapagh, dependiente de la República Socialista Soviética de Azerbeidján, comenzaba a reclamar pública y decididamente la aplicación efectiva de sus derechos nacionales, dentro de los marcos constitucionales de la Unión Soviética y en plena etapa de “perestroika gorbachoviana”, nadie imaginaba el actual panorama internacional y la continuidad del reclamo.
Tal cual lo permitía la Constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el pueblo de Gharapagh resolvió separarse del Azerbeidján Soviético y pedir su incorporación administrativa a la entonces República Socialista Soviética de Armenia, que aceptó el pedido del Soviet local de Gharapagh. Ambos, por distintos caminos, siguieron las tratativas con el gobierno central, pero el inicio del enfrentamiento armado por un lado y la disolución de la Unión Soviética impuesta por la camarilla traidora encabezada por Gorbachov, Yelstin y Shevarnadze, por el otro, transformaron no sólo el tablero político regional, sino las decisiones tomadas. Es así como Gharapagh proclama su independencia y se transforma en República, y Armenia ya no pide oficialmente la incorporación de este territorio y, ni siquiera, reconoce su independencia.
Hete aquí algunas de las cuestiones fundamentales que no figuran en casi ninguno de los debates que se suceden en el ámbito local, ya sea el existente a través de la prensa o en los encuentros institucionales, o el que solemos mantener cuando discutimos o intercambiamos opiniones con amigos.
Por ejemplo el tashnagtsutiún (Federación Revolucionaria Armenia, fuerza de centroizquierda integrante de la Internacional Socialista), una de las principales fuerzas políticas armenias existentes en la diáspora (con escaso predicamento en la República de Armenia), intenta por todos los medios imponer su visión a toda la armenidad, presentando sus puntos de vista ante la opinión pública como si fueran las de todos los sectores comunitarios, exteriorizando nuevamente su espíritu hegemonista y su total falta de respeto por la opinión ajena.
Su larga trayectoria política, que tiene más de 110 años, está plagada de ejemplos que así los testimonian. Y el paso de los años sólo sirvió para cambiar las camadas dirigenciales y NO la forma de hacer política.
Cuando en ningún lugar existe documento fimado al respecto, ellos gritan a los cuatro vientos que “el Gobierno de Armenia está dispuesto a renunciar a la lucha por el Reconocimiento Internacional del Genocidio de Armenios con tal de establecer vínculos con Turquía y que ésta abra sus fronteras con Armenia”. El colmo es que a pesar de las declaraciones públicas -contrarias a esta afirmación del tashnagtsutiún- de los más altos funcionarios armenios, el tashnagtsutiún sigue reafirmándola y divulgándola, seguramente para poner en práctica la técnica de quien fuera su aliado en la Segunda Guerra Mundial, aquella que decía “miente, miente, miente que algo quedará”.
Y éste mismo principio y práctica política lo aplican al hacer referencia a la cuestión de Gharapagh y, particularmente, al proceso de negociaciones que se lleva adelante desde hace años en búsqueda de la solución justa del mismo.
La Federación Revolucionaria Armenia-tashnagtsutiún, que formó parte de los gobiernos que se sucedieron en Armenia desde Octubre de 1999 hasta principios del corriente año, de golpe y porrazo intenta convencernos que ahora se están entregando Gharapagh y la lucha por el Reconocimiento del Genocidio de Armenios. Digo AHORA, porque la idea de ellos es hacernos creer que esta política se da a partir de su salida del gobierno. Es decir, que mientras ellos formaron parte de esos gobierno tales cosas no ocurrían. ¿Será cierto?
Veamos.
-A semanas de que en Octubre de 1999 varios ex militantes tashnagtsagán llevaran adelante los fusilamientos en el recinto de sesiones del Parlamento de Armenia y que el tashnagtsutiún comenzara su presencia activa en el poder del país, el Presidente Robert Kocharian, padrino político del tashnagtsutiún hasta nuestros días, viajaba a Estambul a una reunión cumbre de la Organización para la Seguridad y Cooperación Europea y ponía su firma, LA DE ARMENIA, debajo de un documento donde los Estados participantes de la reunión se comprometían a aceptar la integridad territorial de los otros Estados allí presentes. Es decir, Kocharian, ARMENIA, aceptaba respetar la integridad territorial de Turquía y Azerbeidján. ¿Alguien recuerda haber escuchado protestas al respecto provenientes del tashnagtsutiún?
-En junio de 2003 se llevaron a cabo en Armenia ejercicios militares de la OTAN y por primera vez se permitió la participación de soldados turcos en los mismos. Pregunto nuevamente, ¿alguien recuerda haber escuchado protestas al respecto provenientes del tashnatsutiún?
-En Noviembre de 2007, en Madrid, se encuentran los Presidentes Kocharian y Aliev, los mediadores y otros altos funcionarios europeos. Allí nacen los hoy conflictivos “Principios de Madrid”. En aquellos momentos el tashnagtsutiún formaba parte de la coalición gobernante, por lo que sabía qué se estaba negociando. Pregunto nuevamente, ¿Alguien recuerda haber escuchado protestas al respecto provenientes del tashnatsutiún?
Podríamos seguir enumerando, pero creemos que bastan los ejemplos para poder seguir nuestra reflexión.
¿Acaso esta actitud mantenida por el tashnagtsutiún a lo largo de los últimos años los invalida a denunciar que se estarían entregando territorios y/o principios fundamentales de la armenidad?
En absoluto. Tienen todo el derecho. El mismo que cualquiera de nosotros.
Sobre lo que estamos llamando la atención aquí es sobre el accionar político oportunista de una fuerza política que intenta presentarse ante nuestros ojos como la representante legítima de los intereses de toda la armenidad, cuando su historia –incluso la más reciente- nos demuestra todo lo contrario.
Nadie es dueño de la verdad absoluta ni existen verdades reveladas. Todo es cuestionable y todo debe ser puesto a consideración de todos, tratando de escuchar la opinión distinta, esa que nos ayude a reflexionar de manera más profunda, conociendo otras posiciones y repensando nuestras afirmaciones.
Creerse el dueño de la verdad o autoproclamarse representante de toda la armenidad no es más que la exteriorización de la soberbia política que guía el accionar cotidiano de los hombres o de ciertas fuerzas políticas.
Estamos en momentos de grandes debates. No sólo en torno a la cuestión de Gharapagh y a las relaciones armenio-turcas, sino también a otros temas que hace a nuestra continuidad como comunidad diásporiana y como argentinos, como ciudadanos de un país que junto a muchos otros se ha puesto a andar intentando construir desde la base la nueva sociedad y el hombre nuevo.
En este momento, quienes sigan manteniendo la rigidez en el pensamiento, la soberbia como su cualidad principal en las relaciones y el hegemonismo como principio fundamental de su política de construcción, están condenados al fracaso. Y estamos haciendo todo lo posible y más para que no conduzcan a ese mismo fracaso al colectivo comunitario.
Adrián Lomlomdjian
Director
lunes, 27 de julio de 2009
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