Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 28 de Febrero de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)
Mientras el Canciller de Armenia realizaba una histórica y significativa gira por Egipto, Jordania, Líbano y Siria, el Departamento de Estado yanqui publicaba su habitual informe sobre los derechos humanos en el mundo y decía que los mismos, o mejor dicho, su cumplimiento y protección, había empeorado en Armenia. Claro que no hace falta el veredicto del principal violador de los derechos humanos a escala mundial para darnos cuenta que en todos los países capitalistas se violan los más elementales derechos humanos. También en Armenia.
Por su parte, el Jefe de la Policía de Armenia manifestaba que “el 1° de marzo del año pasado su fuerza no se había equivocado y que aprendieron la lección y ya saben cómo actuar: abortarían el conflicto una vez iniciado”. A pocas palabras, buen entendedor. Es decir, “reprimirían a los opositores ni bien comenzaban a protestar”. Pero lo preocupante, además de esta, es la otra “confesión” del máximo jefe policial, cuando dijo que “en la próxima conferencia de prensa podrá informar sobre las investigaciones que se llevan adelante y las hipótesis sobre el asesinato del Vicejefe de la Policía”, ocurrida hace casi un mes. Sí, escuchó bien, hace casi 4 semanas asesinaron al Vicejefe de policía, no hay detenidos ni sospechosos y “en la próxima conferencia de prensa” el encargado de velar por la seguridad de los ciudadanos del país dará algunos detalles al respecto…
Pero aquí no termina la cosa. Mañana se cumple un año de la represión policial y oficialistas y opositores tratan de sacar rédito de una de las tantas tragedias ocurridas en el país durante la nueva etapa comenzada en septiembre de 1991. Distintas fuerzas opositoras “honrarán a sus caídos” con marchas y actos y pedirán por la libertad de los 58 presos políticos. El oficialismo habla de una concetración silenciosa, con velas, para homenajear a todas las víctimas y la policía asegura que recordará a “los policias caídos en cumplimiento del deber”. La Santa Sede de Echmiadzín convoca a una misa de Hokehankisd y la Comisión Parlamentaria Investigadora logró prorrogar su permanencia en el tiempo, luego de la inoperancia puesta de manifiesto durante casi un año, donde no pudo elaborar ningún documento creíble respecto a los sucedido aquel 1° de marzo y a las responsabilidades de unos y otros.
Decíamos hace algunas semanas atrás, que a quienes estamos lejos “Armenia nos duele”, pero que “la sufren cotidianamente quienes sobreviven en ella”. Y cada noticia, cada nuevo hecho acaecido en la Madre Patria, reafirma nuestros dichos.
Mientras nos preparamos para honrar la memoria de las víctimas del Genocidio de Armenios y a seguir y profundizar los debates de cómo reordarlos de manera unitaria, qué actos hacer, qué palabras decir y qué posición tomar con respecto a las relaciones con Turquía, entre otras cuestiones relacionadas al tema, nada hablamos ni debatimos sobre lo acontecido durante los últimos 20 años en la Madre Patria.
Así es, no hay debates ni posicionamientos sobre la expropiación de los ahorros a los que fueron sometidos los ciudadanos de Armenia, ni tampoco sobre el proceso de privatización y desguace de las industrias nacionales por parte de la mafia y la nueva oligarquía. Mucho menos de la malversación de fondos públicos, como los 200 millones de dólares extraviados, que habían sido enviados por Europa a principios de los 90 para combatir la crisis energética en el país. Tampoco se habla de los innumerables asesinatos políticos, de los que cayeron víctimas, entre otros, el Primer Ministro, el Presidente y los Vicepresidentes de la Asamblea Nacional, varios diputados, el Ministro de Asuntos Regionales, el Ministro de Energía, el Viceministro de Interior, el Viceministro de Defensa, el Director de la Radio y Televisión Nacional, y más recientemente, el Vicejefe de Policía.
Nada, absolutamente nada. Que no se diga, que no se hable, que ni se mencione, porque hoy Armenia es libre e independiente, y tiene su bandera tricolor, su himno “Mer Hairenik” y ese escudo feudal que tan poco nos representa. Además, tenemos Embajadas, diplomáticos y funcionarios recorriendo el mundo, y somos verdaderos dueños de “decidir seguir siendo esclavos” de los mandados y la voluntad de los poderosos. Sobra los ejemplos que sostengan esta afirmación.
Si afirmamos que estamos atravesando una nueva etapa comunitaria, no debe ser porque Armenia como país transita un nuevo camino, sino porque nosotros, todos, comprendimos los errores cometidos y decidimos avanzar conjuntamente de una manera distinta a la que veníamos haciendo. Es imposible sostener “lo nuevo” con viejas formas y conceptos perimidos. Como colectividad, si ciertamente creemos que lo somos y estamos dispuestos a sostenerlo y actuar en consonancia, debemos sumergirnos en un profundo debate colectivo donde hablemos de todo sin tapujos ni resquemores, pero decididos a poner las nuevas pautas para nuestro funcionamiento colectivo y los proyectos que nos incumbes como miembros de una misma comunidad.
Así como nuestros antecesores no sólo pusieron los pilares, sino que también contruyeron la comunidad que hoy disfrutamos todos, nosotros debemos abordar los nuevos tiempos y desafíos con nuestras propias recetas para nuestros males, y no con directivas que nos lleguen desde otras comunidades o mismo desde la Madre Patria.
Somos nosotros quienes debemos reconocer nuestras falencias y errores y ser también nosotros quienes resolvamos qué es lo que nos hace falta y de dónde solicitar ayuda. No podemos esperar ninguna solución externa a nuestros males. Casi un siglo de existencia como comunidad nos brindan los antecendentes, la experiencia y la madurez necesaria para resolver nuestras cuestiones, a pesar de nuestras particularidades y diferencias sectoriales.
Nuestra nueva etapa comunitaria, con sus vaivenes, marchas y contramarchas, nada tiene que ver con el proceso regresionista que se vive en la Madre Patria, y mucho menos con los intereses y objetivos lobbystas armenios yanquis y europeos.
El desafío es grande, pero la voluntad puesta de manifiesto por todos, también. Entonces, a no perder más tiempo y manos a la obra. Las nuevas generaciones nos están observando.
Adrián Lomlomdjian
Director
domingo, 1 de marzo de 2009
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