lunes, 16 de febrero de 2009

SOBRE "LIBERTAD" E "INDEPENDENCIA"

Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 14 de Febrero de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)



La semana pasada hacíamos breve referencia a varios de los temas que generan lógicos debates e intercambios de ideas en el seno de la colectividad: el 21 de septiembre, la libertad e independencia, y la actual situación de Armenia.
Decíamos que no estábamos de acuerdo con la lógica impuesta de que “el 21 de septiembre de 1991 Armenia volvía a ser una República libre e independiente”, dando por sentado así que antes era una “República dominada y dependiente”. Es decir, los bueno es ahora y lo malo era antes. Y si a eso le agregamos que a los alumnos de los establecimientos escolares armenios se les enseña la antigua historia armenia hasta el período 1918-1920 y de ahí se da un salto hasta 1991, podemos afirmar que estamos ante la aplicación de un plan de tergiversación de nuestra historia premeditada y maliciosamente planificada.
Ante todo, se le debería explicar a los estudiantes que la “tercera república” (como gustan llamar al período iniciado a partir de la desintegración de la Unión Soviética) es una nueva etapa en el desarrollo de la nación y el Estado armenio, y continuidad jurídica de la República Socialista Soviética de Armenia, de la que heredó no sólo su territorio, sino también toda su rica estructura estatal, industrial, cultural, educativa, artística, científica, etc.
Durante 70 años Armenia fue una República federada voluntariamente a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y además de poseer símbolos patrios, constitución y órganos de poder comunes a las otra repúblicas hermanas, tenía su propia bandera, escudo e himno nacional, constitución y organismos de gobierno. Y vaya si era voluntaria la decisión federativa, que la misma caducó a través de un plebiscito y una posterior decisión del Parlamento armenio, sin la intervención represora del poder central.
A lo largo de esas décadas, Armenia intentó construir una sociedad socialista, de manera hermanada y fraterna con las más de 100 nacionalidades que constituían la Unión Soviética. Hubieron aciertos y errores, pero algo resulta innegable y no puede seguir siendo falseada de manera premeditada y conciente: Armenia existió, fue un Estado nacional y allí se desarrolló su pueblo.
Se podrá o no estar de acuerdo, pero no se puede mentir.
La otra cuestión sobre la que ponemos, y seguiremos poniendo énfasis hasta ver los cambios requeridos, es sobre la insistencia en la utilización de los términos “libertad” e “independencia” como sinónimos de la actual etapa del país. Insistencia, que recuerda a la frase nazi-fascista de “miente, miente, miente, que algo quedará”.
¿Qué parámetros se toman en cuenta cuando se afirma que ahora el pueblo armenio es “libre” e “independiente”? ¿La libertad que tienen los poderosos para apropiarse de las pertenencias de todos o la libertad que “disfrutan” a diario los trabajadores y la mayoría del pueblo que sobrevive con sueldos miserables, con la ayuda enviada por sus familiares desde el extranjero o con los subsidios estatales? ¿La “independencia” reflejada en tener que cumplir los requisitos impuestos en todos los órdenes de la vida nacional por las estructuras europeas, o la “independencia” de la que gozan los ciudadanos para decidir irse del país en busca de nuevos horizontes? ¿Pluripartidismo es sinónimo de democracia y libertad? ¿Entonces por qué las represiones, los asesinatos, los presos políticos, la negación de una parte de la historia? ¿Garantiza el pluripartidismo la aplicación permanente de un verdadero plan de desarrollo nacional para beneficio de toda la población?
Así, podríamos seguir enumerando un sinfín de interrogantes, que nos ayudarían, al buscarles sus respectivas respuestas, a acercarnos un poco más a la verdad sin caer en fanatismos ni en “verdades absolutas” carentes de todo tipo de fundamento y solidez.
La libertad y la independencia son estados que el hombre intenta alcanzar a lo largo de su vida, ya sea de manera individual y colectivamente. Es esa búsqueda permanente la que nos hace adherir a tal o cual sistema de desarrollo de nuestras respectivas sociedades. Quienes desde posiciones muy personalistas e individualistas (características comunes en todos los seres humanos, que algunos tratamos de combatir cotidianamente en nosotros mismos) aspiran a alcanzar “libertad” e “independencia”, buscan asegurárselas para sí mismos (y su entorno más cercano) a través del sistema más favorable para ello: el capitalismo y su estilo muy particular de democracia.
Quienes estamos en la misma búsqueda pero más compleja, es decir, libertad e independencia para todos, lo hacemos apoyando los ideales socialistas y tratando de construir nuevas sociedades, donde el sujeto principal sea el ser humano, su desarrollo, bienestar y satisfacción material y espiritual; y no que el hombre, individualmente, y la humanidad, en su conjunto, sean simples herramientas para el bienestar de muy pocos.
Esta es nuestra búsqueda permanente. Hubo, como el caso de la Unión Soviética, y hay países que avanzan en la construcción de ese tipo de sociedades. Esas experiencias y las que cotidianamente recibimos del capitalismo, deben servirnos para debatir y profundizar nuestros conocimientos, para reafirmar nuestras ideas, enriquecerlas o modificarlas.
Cualquiera sea el caso, y más allá de la ideología que defendamos, debemos ir con la verdad, de frente, sin mensajes subliminales ni frases hechas. Mucho más, cuando quienes escuchan esos mensajes están formándose. Cuando quienes lo reciben son los alumnos y los jóvenes de nuestras comunidad.


Adrián Lomlomdjian
Director

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