sábado, 14 de febrero de 2009

ARMENIA NOS DUELE...

Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 7 de Febrero de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)



La información llegada desde Armenia, volvía a sacudirnos: “Asesinan de 4 balazos en la puerta de su casa al Vicejefe de la Policía de Armenia”.
No es ninguna novedad que maten o muera gente. Aquí y allá, en casi todo el planeta –excepto honrosas excepciones- el tema de la seguridad ocupa a Estados y gobiernos, y preocupa a una población cada vez más indefensa, no sólo ante el riesgo que presupone perder la vida inesperadamente, ya sea en un robo, en un accidente o en manos de quienes deberían protegernos, sino también ante la vida cada vez más miserable que debe soportar un porcentaje cada día mayor de la población mundial.
Pero tomamos el tema de lo sucedido en Armenia para ejemplificar cómo se nos trata de engañar a diario. Algunos lo hacen concientes, defiendo así sus intereses; pero otros, tal vez los más, lo hacen desde la ignorancia, la falta de regurosidad, de espíritu investigativo o, simplemente, porque les gusta ir con lo que creen es “la corriente”.
Cuando en septiembre de 1991 se ponía fin de siete décadas de experiencia socialista en Armenia, en aquella república, en las comunidades diasporeanas y, por qué no, a nivel internacional, comenzó a difundirse la idea de que “Armenia era nuevamente libre e independiente”.
Quienes desde siempre abrazamos los ideales y la lucha por la sociedad justa, por el socialismo, no dudamos nunca, ni antes ni ahora, que se trataba de una derrota momentánea en nuestra lucha eterna por un mundo mejor, y que en la Madre Patria se daba inicio a la restauración capitalista de la sociedad, con todos sus flagelos a ser “disfrutados” por la abrumadora mayoría del pueblo.
Lo que sucedió en la República de Armenia a partir del 21 de septiembre de 1991, cuando se pone en marcha proceso de reorganización capitalista, es para analizar detenidamente y nos serviría de mucho a quienes nos gusta debatir ideas y experiencias sobre pasado, presente y futuro desarrollo de las sociedad, en particular, y de la humanidad, en general.
Emigración masiva, que según datos oficiales llegó a casi un millón y medio de personas, es decir, el 40% de la población total del país; cierre de fábricas y otros centros de trabajo, con la consecuencia ola de despidos masivos; cambio de la moneda y confiscación millonaria de los ahorros que los trabajadores tenían depositados en los Bancos Soviéticos; malversación de préstamos internacionales: mientras el pueblo tenía sólo 2 horas de electricidad por día nadie sabía dónde estaban los más de 200 millones de dólares que habían sido otorgados para la compra de petróleo y energía eléctrica; desguace de todas empresas estatales, apropiación de las mismas por parte de grupos mafiosos, nacimiento de los nuevos ricos, los actualmente llamados “oligarcas” o empresarios armenios; cierre de jardines de infantes, escuelas, bibliotecas, casas de la cultura, centros juveniles, cines y teatros; los nacimientos anuales pasaron de 83.000 en el último año de la Armenia Soviética a 18 mil; privatización de los principales hospitales y centros de estudios superiores; más del 50% de la población está considerada en el presente pobre o muy pobre; etc. Así, podríamos seguir enumerando “los logros” de esta nueva etapa en la milenaria historia del pueblo armenio. Pero hasta aquí llegamos en cuanto a los datos que hacen al desarrollo y forma de vida.
Pero esta nueva etapa de “reconstrucción capitalista de la sociedad armenia” tuvo, y tiene, una particularidad llamativa y preocupante: gobernantes y funcionarios de Estado son asesinados con total facilidad cuando alguién así lo decide.
Desde el Ministro de Energía, que fue acribillado allá por 1993 en pleno centro de la ciudad, hasta el recientemente asesinado Vicejefe de Policía, muchos hombre de Estado cayeron virtualmente fusilados: basta recordar los crímenes en el Parlamento en Octubre de 1999 (cuando murieron el Primer Ministro, el Presidente y los Vicepresidentes parlamentarios, 1 Ministro y 3 diputados) y el del Viceministro de Defensa, en su propio despacho, para hacernos una rápida noción de qué pasa y quién manda en Armenia.
Luego de lo enumerado, surge la pregunta: ¿Quiénes quieren que se festeje el 21 de septiembre? ¿Por qué hay que festejar una fecha que, además de no significar nada desde lo nacional, sólo trajo dolor y desgracias al pueblo armenio?
Y digo que nada significa desde lo nacional, porque una fecha de eas características es el 28 de Mayo de 1918, cuando el pueblo armenio (en circunstancias que siempre podremos y vamos a discutir, pero sin hacer perder trascendencia al acontecimiento) volvió a tener una entidad estatal y un hogar nacional donde desarrollarse. Pero el 21 de septiembre, reitero, no se investó nada, no nació nada nuevo, sino que comenzó la restauración del capitalismo en el país.
Por eso, entiendo que lo festejen quienes adhieren convencidos a dicha ideología, pero no que sea transformado en fiesta nacional y dado a conocer así, al menos aquí, a las nuevas generaciones, a quienes se les miente lisa y llanamente diciéndoles que “Armenia recuperó ese día su libertad e independencia”. Nada más alejado de la verdad.
Dejamos para la próxima semana la continuidad de este análisis, imponiéndole una mayor profundidad a los diversos temas señalados.
Pero queda cada vez más claro, que a pesar de los “inhumanos esfuerzos” para vestir con bellas y hermosas frases a la actual república, Armenia nos duele cada día un poco más a quienes estamos afuera y la sufren cada día un poco más quienes la sobreviven y luchan por cambiarla.

Adrián Lomlomdjian
Director

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