Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 17 de Octubre de 2009 – Radio Génesis AM 970 (Buenos Aires, Argentina)
Cada fin de semana, cuando debo preparar la editorial del programa, comienzan a dar vuelta por mi cabeza situaciones y conversaciones mantenidas durante los últimos días, frases escuchadas, actitudes vistas, notas leídas. Y en cada una de ellas encuentro razones más que suficientes para transformarlas en la idea central de este momento radial. Pero muy a pesar mío, decidí no abordar un tema específico, sino tratar de incluir varios a la vez en una especie de reflexión integral.
Para empezar, y ser directo, le confieso que ya estoy cansado de los discursos nacionalistas y chauvinistas que, sin llegar a sostener una meditada campaña filo-nazi o filo-sionista, ayudan a difundir y a arraigar en las nuevas genearciones esas concepciones que tanto mal le han hecho a la humanidad toda y que han sido motor principal de la mayor tragedia sufrida por el pueblo armenio: el genocidio.
Tomen nota y que quede claro: no se confronta el nacionalismo turco con más nacionalismo armenio; no se confronta al sionismo con fundamentalismo islámico; no se confronta al imperialismo sólo con la retórica pacifista. Nada se confronta con más de lo mismo, sino con lo opuesto. Al individualismo opongámosle la solidaridad; al egoismo, el compañerismo; a la intolerancia, el respeto; al chauvinismo, la fraternidad entre los pueblos; y al capitalismo, el socialismo.
Hay que empezar a cambiar con los valores establecidos como lógicos por el dominante y hegemónico sistema capitalista mundial, que a través de sus todopoderosos medios masivos de comunicación, de sus miles de “organizaciones no gubernamentales” y de sus lacayos diseminados por el mundo entero, “nos imponen” lo qué está bien y lo qué está mal, en qué hay que pensar, qué hay que consumir, qué es lo correcto y qué lo incorrecto, quienes son los “bondadosos líderes mundiales” y quiénes conforman “el eje del mal”…
Entonces, saturadas nuestras mentes por esta propaganda nociva que nos invade las 24 horas del día, algunos ni se sonrojan cuando aseguran que “la ley de la dictadura garantiza la libertad de expresión”; o cuando en un discurso que hablan de sociedades justas y un mundo nuevo, ni se mosquean al decir que “el turco es un pueblo de bestias salvajes” o que “los bolivianos y paraguayos son atrasados” u otras “verdades” incuestionables para ellos; o, por ejemplo, nos dan cátedra sobre la pobreza en Cuba –“compadeciéndose de los pobres cubanos” que no tienen acceso a tal o cual cosa- y ni los roza la inmnesa pobreza que los rodea en esta Argentina donde la mitad de la población no tiene acceso a lo más elemental para garantizar su subsistencia.
Y cuando uno los llama a la reflexión, no negando ni escondiendo datos o realidades, sino tratando de poner cada cosa en su lugar, en seguida aplican su frase salvadora: “¿Por qué no te vas a vivir ahí si estás de acuerdo con Chávez, con Evo o con Fidel?”.
Para estos algunos, que lamentablemente son varios, el Estado Genocida de Israel no es culpable de crímenes de lesa humanidad cometidos a lo largo de más de seis décadas, sino que los palestinos son los intolerantes de no permitir que dividan sus históricos territorios para la creación de un Estado ficticio merced a la ocupación, las matanzas masivas, la deportación, la usurpación y el terror como política permanente; para estos algunos, un diputado oficialista que vota contra el gobierno tuvo “la grandeza” de darse cuenta del error y no aceptar las presiones, mientras que un diputado opositor que considera la ley positiva y vota a favor, es un corrupto que se dejó comprar por el gobierno. En síntesis, “la provocación cotidiana” a la que nos vemos sometidos por las distintas estructuras del sistema se nos presenta como normal y razonable, lo “irracional” es la reacción de quien ya no está dipuesto a tolerarlo.
Y habría mucho más para enumerar, demostrando hasta qué grado somos prisioneros del “status-quo” establecido por el sistema que decimos no soportar más y combatir.
Estos tiempos requieren de cada uno de nosotros la madurez necesaria para comprender que si no estamos dispuestos a cambiar a partir de nosotros mismos, ningún cambio será posible. Si yo repito ideas y conductas que critico en otros, la lucha que digo protagonizar pierde sentido y legitimidad ante la vista de terceros. Por eso resulta casi imprescindible comenzar a re-transitar por el camino que alguna vez, muchos de quienes me están escuchando, habían considerado apto para recorrer las distintas etapas de la vida.
Para quienes seguimos en él, nada resulta fácil ni sencillo, ya que no sólo debemos lidiar con quienes opinan diametralmente opuesto, sino también con aquellos que desde la misma trinchera tratan de convencernos de la existencia de “alternativas más civilizadas” o de “variantes más comprensibles” para las mayorías.
Mantener la coherencia entre lo que se predica y lo que se practica, es uno de los mayores desafíos que enfrentamos a diario quienes seguimos sosteniendo que otro mundo es posible, que la paz y la amistad entre los pueblos siguen siendo valores supremos, que la solidaridad y la justicia son principios inquebrantables, y el socialismo la única alternativa real a un sistema explotador e inhumano que está conduciendo al planeta y a la humanidad a su autodestrucción.
No permitamos que sigan decidiendo por nosotros.
Adrián Lomlomdjian
Director
domingo, 18 de octubre de 2009
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