Audición Radial “LA VOZ ARMENIA” - EDITORIAL
(Sábado 06 de Octubre de 2007)
Ayer, a última hora de la tarde, nos comunicábamos con un directivo de la Institución Administrativa de la Iglesia Armenia, quien nos informaba que el próximo lunes 8 de Octubre, es decir, pasado mañana, el Instituto Educativo San Gregorio el Iluminador reabrirá sus puertas y entonces, sus centenares de alumnos volverán a clase y a la normalidad.
Una noticia que nos alegra a todos quienes integramos la colectividad armenia, independientemente de la institución a la que pertenezcamos, ya que se cierra un proceso y como todo, comienza otro. Al menos, eso es lo que pensamos y creemos aquí.
Porque como lo venimos señalando pública y personalmente a distintas personas, sean directivos de instituciones, padres de alumnos o amigos, lo más importante era REABRIR LAS PUERTAS DEL SAN GREGORIO para que los chicos volvieran a clase y para que ellos y sus padres dejaran de atravesar este doloroso y triste momento, que no fue su responsabilidad, sino la de quienes tienen a su cargo el dirigenciamiento del establecimiento educativo.
Lamentablemente, hubieron quienes no lo entendieron así, y se dedicaron, por distintos medios, a tratar de hacer “leña del árbol caído” o, como se dice popularmente, “tirar sal en la herida”, tratando así de dirimir “internas pendientes” que no son de la incumbencia de toda la comunidad, sino de un sector determinado. Acusaciones de toda índole (en su abrumadora mayoría, sin los correspondientes testimonios que demuestren su veracidad) y dichas de las formas más burdas, demostraron que aún nos queda mucho camino por recorrer y que no hemos aprendido las lecciones que, cotidianamente, nos va dando la vida en sus distintas ámbitos y facetas. Entonces, es aplicando esa lógica que cualquiera puede y acusa al otro de lo que quiera o le parezca, difamando y desprestigiando gratuitamente. Porque si alguien sabe o conoce de acciones y hechos dolosos que han causado o causan daño a las instituciones comunitarias y no presenta las pruebas reales que den fe de la veracidad de lo denunciado públicamente, el denunciante pasa a estar en las mismas condiciones que el “supuesto denunciado”.
Uno puede intercambiar opiniones y pensar en voz alta, teorizando sobre distintas cuestiones y momentos comunitarios, pero de ahí a tildar de tal o cual cosa a cualquiera, hay un abismo. Porque hoy, los “señalados” son quienes están en una institución determinada. Pero mañana puede ser cualquiera. Porque quienes actúan de esa forma no conocen de límites ni de tolerancia ni de respeto. Sólo dominan el lenguaje de la prepotencia y la denuncia solapada y delatora.
Y sepan que esta actitud no es nueva ni salió a relucir con el problema de la clausura del Instituto San Gregorio, sino que viene de antes. Como ejemplo basta recordar las pintadas aparecidas en los frentes de distintas instituciones comunitarias, donde desde el anonimato se hacen públicas consignas ofensivas contra la Unión Cultural Armenia, el Conjunto KAIANE, el periódico NOR SEVAN, el diputado Sergio Nahabetian y la Unión General Armenia de Beneficencia, entre otros.
Pero volvamos al tema central, recordando que el objetivo primario ya fue logrado: el Instituto San Gregorio reabrirá sus puertas el lunes. Pero ello no nos debe hacer olvidar ni los errores cometidos, ni las negligencias, ni tampoco todas las miserias que salieron a relucir en estos 30 días. Ahora, la familia del San Gregorio –directivos, padres y docentes- deberán decidir ellos cómo sigue el tema puertas adentro, ya que es potestad única de ellos decidir sobre su escuela.
Al resto de la colectividad nos queda reflexionar sobre lo actuado por cada uno, individual y colectivamente, y definir hacia dónde avanzamos: si hacia el “sálvese quien pueda” y “el yo no fui”, o hacia la creación de un ámbito de tolerancia y respeto mutuo donde priorizando las coincidencias, avancemos en la defensa del bien y los intereses comunes, para que sean disfrutados por TODOS.
Buenos Aires, 06 de Octubre de 2007
Ayer, a última hora de la tarde, nos comunicábamos con un directivo de la Institución Administrativa de la Iglesia Armenia, quien nos informaba que el próximo lunes 8 de Octubre, es decir, pasado mañana, el Instituto Educativo San Gregorio el Iluminador reabrirá sus puertas y entonces, sus centenares de alumnos volverán a clase y a la normalidad.
Una noticia que nos alegra a todos quienes integramos la colectividad armenia, independientemente de la institución a la que pertenezcamos, ya que se cierra un proceso y como todo, comienza otro. Al menos, eso es lo que pensamos y creemos aquí.
Porque como lo venimos señalando pública y personalmente a distintas personas, sean directivos de instituciones, padres de alumnos o amigos, lo más importante era REABRIR LAS PUERTAS DEL SAN GREGORIO para que los chicos volvieran a clase y para que ellos y sus padres dejaran de atravesar este doloroso y triste momento, que no fue su responsabilidad, sino la de quienes tienen a su cargo el dirigenciamiento del establecimiento educativo.
Lamentablemente, hubieron quienes no lo entendieron así, y se dedicaron, por distintos medios, a tratar de hacer “leña del árbol caído” o, como se dice popularmente, “tirar sal en la herida”, tratando así de dirimir “internas pendientes” que no son de la incumbencia de toda la comunidad, sino de un sector determinado. Acusaciones de toda índole (en su abrumadora mayoría, sin los correspondientes testimonios que demuestren su veracidad) y dichas de las formas más burdas, demostraron que aún nos queda mucho camino por recorrer y que no hemos aprendido las lecciones que, cotidianamente, nos va dando la vida en sus distintas ámbitos y facetas. Entonces, es aplicando esa lógica que cualquiera puede y acusa al otro de lo que quiera o le parezca, difamando y desprestigiando gratuitamente. Porque si alguien sabe o conoce de acciones y hechos dolosos que han causado o causan daño a las instituciones comunitarias y no presenta las pruebas reales que den fe de la veracidad de lo denunciado públicamente, el denunciante pasa a estar en las mismas condiciones que el “supuesto denunciado”.
Uno puede intercambiar opiniones y pensar en voz alta, teorizando sobre distintas cuestiones y momentos comunitarios, pero de ahí a tildar de tal o cual cosa a cualquiera, hay un abismo. Porque hoy, los “señalados” son quienes están en una institución determinada. Pero mañana puede ser cualquiera. Porque quienes actúan de esa forma no conocen de límites ni de tolerancia ni de respeto. Sólo dominan el lenguaje de la prepotencia y la denuncia solapada y delatora.
Y sepan que esta actitud no es nueva ni salió a relucir con el problema de la clausura del Instituto San Gregorio, sino que viene de antes. Como ejemplo basta recordar las pintadas aparecidas en los frentes de distintas instituciones comunitarias, donde desde el anonimato se hacen públicas consignas ofensivas contra la Unión Cultural Armenia, el Conjunto KAIANE, el periódico NOR SEVAN, el diputado Sergio Nahabetian y la Unión General Armenia de Beneficencia, entre otros.
Pero volvamos al tema central, recordando que el objetivo primario ya fue logrado: el Instituto San Gregorio reabrirá sus puertas el lunes. Pero ello no nos debe hacer olvidar ni los errores cometidos, ni las negligencias, ni tampoco todas las miserias que salieron a relucir en estos 30 días. Ahora, la familia del San Gregorio –directivos, padres y docentes- deberán decidir ellos cómo sigue el tema puertas adentro, ya que es potestad única de ellos decidir sobre su escuela.
Al resto de la colectividad nos queda reflexionar sobre lo actuado por cada uno, individual y colectivamente, y definir hacia dónde avanzamos: si hacia el “sálvese quien pueda” y “el yo no fui”, o hacia la creación de un ámbito de tolerancia y respeto mutuo donde priorizando las coincidencias, avancemos en la defensa del bien y los intereses comunes, para que sean disfrutados por TODOS.
Buenos Aires, 06 de Octubre de 2007
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